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Elena Andrés Gutiérrez y Sofía Llorente Magdaleno hicieron la primera comunión el pasado fin de semana en el colegio Concepcionistas. / El Norte
Las comuniones en Segovia dejan de ser 'minibodas'
SOCIEDAD

Las comuniones en Segovia dejan de ser 'minibodas'

El número de celebraciones se mantiene en torno a las 800 en Segovia

NACHO SÁEZ

Domingo, 18 de mayo 2014, 14:25

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Encontrar un restaurante en el que comer o un hotel en el que dormir se ha convertido este fin de semana en una tarea ardua. A la celebración de Titirimundi, que atrae a numerosos turistas, en especial procedentes de Madrid, donde disfrutan estos días los que pueden del puente de San Isidro, hay que añadir la circunstancia de que este fin de semana es también el de las comuniones; al menos uno de los principales en este mes de mayo en el que centenares de niños en la provincia reciben por primera vez el cuerpo de Cristo.

«Ya no son 'minibodas' como antaño, pero estamos en unas cifras buenas», señala el presidente de la Agrupación de Industriales Hosteleros Segovianos (AIHS), Julián Duque. Su sector es uno de los principales beneficiados económicamente por estas celebraciones, en las que el cubierto se sitúa en torno a 30-32 euros, según el propio Duque. «En los últimos años ha descendido el número de invitados y se han moderado los precios», añade. Sí que se ha ampliado, en cambio, el abanico de establecimientos que sirven comuniones, aunque tampoco faltan los que lo celebran en domicilios particulares para ahorrar gastos.

Los restaurantes segovianos no alcanzarán el lleno durante este mayo, pero están registrando resultados positivos, según Duque, quien hace hincapié en la amplísima variedad de ofertas que hay. Lo que no ha variado son los plazos con los que se contrata el restaurante. «En navidades ya se pueden ver anuncios y a los padres les gusta dejarlo atado pronto para no sufrir complicaciones de última hora», señala el máximo responsable de la asociación de hosteleros.

Cerca de 3.000 euros

A Raúl Andrés Antón, que ha celebrado laprimera comunión de su hija Elena, la comida para los invitados le ha costado alrededor de 2.000 euros. Pero éste es solo uno de los numerosos gastos que implica este acto. Otros 300 euros se fueron en el vestido de su hija, algo más de 100 en los gastos del colegio, que fue el lugar en el que se celebró la ceremonia, y 500 más en un traje para él y en los vestidos para su mujer y para su otra hija.

«Te descabalga la economía familiar durante un par de años, pero lo pagas encantado, porque es algo inolvidable. Todavía me dura la emoción a pesar de que ya han pasado unos días», explica este padre, que forma parte de la junta directiva de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) del colegio Concepcionistas. El centro, señala, les había dado las pautas de lo que tenían que ir haciendo: «Te lo da todo un poco mascado, pero la verdad es que he disfrutado con los preparativos. Es peor una boda; en este caso son menos invitados y no hemos tenido demasiados problemas para prepararlo todo».

Se plantea la eterna cuestión de si también en las comuniones prevalece el aspecto consumista sobre el sentido religioso del acto. Para este padre de las Concepcionistas, «sí que se ha ido todo un poco de madre». «Ahora todos queremos que haya restaurantes, muchos regalos para los niños, etcétera. Antes, en cambio, si había que celebrar la comunión en casa no había ningún problema».

A pesar de estos aspectos, «el colegio», subraya Andrés Antón, «trata de inculcar la importancia de la comunión y hace hincapié al máximo en el significado religioso de esta celebración». Después, está claro, los padres tenemos las mismas creencias, ya que es por eso, en la mayoría de los casos, por lo que queremos que nuestros hijos tomen la comunión».

«El colegio intenta que prevalezca el sentido religioso y que la ceremonia sea austera», apunta el presidente del AMPA de los Maristas, José Rodríguez. Los responsables del centro, revela, reúnen incluso a los padres cuando se acercan estas fechas para incidir en estos aspectos, sobre los que el propio obispo de Segovia, Ángel Rubio, ha llamado la atención en las últimas semanas. «La primera comunión constituye un momento muy importante en la iniciación cristiana del niño; se comprende por ello que sea un acontecimiento de notable relieve religioso, tanto personal como familiar y eclesial. Hay que cuidar con extraordinario esmero el marco litúrgico de la primera comunión para que esta tenga su máxima significación. Por ello se impone una cuidadosa preparación de todos los elementos de la celebración (ornamentación del templo, colocación de los niños y familiares, homilía, preces, cantos, fórmulas, etcétera), evitando todo lo que sea superfluo o resulte teatral», señalaba el prelado segoviano en una carta pastoral.

Contra la teatralidad

«La liturgia ha de tener un hondo sentido religioso, comunitario-eclesial, que no es incompatible con un sentido festivo y alegre; ha de brillar en ella la belleza de la sobriedad y sencillez, evitando tanto el individualismo como la masificación, la teatralidad, el excesivo ruido o falta de silencio, el espectáculo, la superficialidad o deficiencia religiosa; que no se fuercen las cosas; que la presencia en el templo de familiares y amigos que muchas veces se hacen presentes más por compromiso social que por motivos cristianos, no convierta la celebración en algo profano o sin fuerza religiosa», concluía.

De acuerdo a los datos facilitados por el Obispado, cada año toman la comunión en la provincia de Segovia en torno a ochocientos niños. El año pasado fueron 804; en 2012, 951; en 2011, 759; y en 2010, 779. Se espera que este curso las cifras se mantengan en parámetros similares.

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