Cruz Roja celebra 25 años en Tudela con mil vecinos como socios y voluntarios

Lo que comenzó siendo una institución dedicada exclusivamente a la atención sanitaria de emergencias se ha convertido, 25 años después, en una asamblea local puntera por la realización de múltiples campañas solidarias y destacadas actividades y servicios preventivos. Cruz Roja en Tudela de Duero celebra sus bodas de plata con los voluntarios como alma de una agrupación que nació en 1989 por la iniciativa del entonces alcalde, Carlos Palomo, y el presidente provincial, Pedro Gómez Bosque, a la que no tardaron en adherirse los vecinos. La junta directiva fundadora estuvo formada por Carlos del Olmo (primer presidente), Antonio Contreras (secretario) y Félix Martín (tesorero).

Recuerdan cómo la novedad y la solidaridad con la llegada de Cruz Roja al municipio propició que se alcanzaran los mil socios en poco tiempo (en la actualidad son 840, además de 120 voluntarios). «En las campañas de captación se lo proponías a una persona y a la vez se hacían varios; recorrimos todo el pueblo haciendo socios», afirma Del Olmo, quien destaca el mérito e interés de los vecinos en la construcción del puesto junto a la carretera de Soria estrenado en 1991.

Con el paso de los años, la asamblea local ha ampliado sus acciones. Los voluntarios y las cuatro personas empleadas se vuelcan en los programas de teleasistencia, de transporte sociosanitario (a través de un convenio con el Ayuntamiento), Cruz Roja Juventud, el Aula de Medio Ambiente o la recogida de alimentos (para 160 familias al año). «Es un problema que tristemente crece cada vez más y al que tenemos que dedicar más recursos de los que quisiéramos», señala el actual presidente, Luis Sanz Zamora, quien empezó como conductor en 1989.

Aquel año de la fundación se formó a 106 voluntarios en los primeros cursos de transporte sanitario. Y se prestaba apoyo al centro de salud, haciendo las guardias junto a los equipos médicos de la época. «Te llamaban y tenías que ir a las cuatro de la mañana. Y luego, sin descanso, a tu trabajo como si nada. Ese es el verdadero fin del voluntariado, ayudar en todo lo que sea posible», señala Marisa Herrero, responsable de socorristas y formadora de voluntarios durante años.

Uno de esos primeros conductores fue Félix Luengo, quien recuerda el Simca 1000 regalado por el Ejército con el que cubría el servicio de urgencias médicas en carreteras y fiestas de pueblos. La creación de la objeción de conciencia sustitutoria del servicio militar surtió de muchos voluntarios a Cruz Roja, de los que era responsable Félix Luengo. «El puesto estaba activo las 24 horas del día, los 365 días del año en cuestiones de emergencia. Hacíamos muchas horas aquí». Uno de los momentos más duros y tristes para la asamblea local de Tudela fue la muerte en accidente de tráfico de uno de los objetores voluntarios, Diego Beltrán, cuando realizaba un servicio de urgencias en ambulancia hace 16 años. «Nos afectó mucho a todos y marcó un antes y un después», dicen Antonio Contreras y Félix Martín.

En esa época, Cruz Roja Tudela realizaba hasta quinientas salidas de este tipo al año. Ahora estos servicios son unos 120, sobre todo en preventivos de festejos taurinos, deportes o eventos sociales y culturales. «Todo ha cambiado desde que entró en escena el 112, pero seguimos siendo una gran familia. La vida de Cruz Roja son los voluntarios, es el alma de la asamblea», destaca Marisa.

Las últimas actividades planteadas son el apoyo a la iniciativa 'Lecturas que curan' ideada por la biblioteca municipal para acercar los libros a las personas enfermas o con problemas de movilidad que no pueden acercarse a las instalaciones, los paseos saludables dirigidos a las personas mayores, el apoyo escolar a los alumnos de los colegios públicos que lo necesitan y las continuas campañas de alimentos y juguetes, sin olvidar el Día de la Banderita, los convenios firmados con las distintas administraciones o la coordinación con los Ceas y Cáritas.

Cruz Roja Tudela celebró este sábado un concierto especial de aniversario con Cristina del Valle y Esmeralda Grao.