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Adolfo Suárez en una visita a Valladolid en abril de 1991./ H. Sastre
El hombre que sentó las bases de la España moderna
SUÁREZ Y CASTILLA Y LEÓN

El hombre que sentó las bases de la España moderna

El 21 de marzo de 1997, recibía la Medalla de Oro de Castilla y León con una encendida defensa del Estado de las Autonomías

J. I. FOCES

Lunes, 24 de marzo 2014, 20:05

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El 21 de marzo de 1997, Adolfo Suárez recibía la Medalla de Oro de Castilla y León de manos de Juan José Lucas. Fue un acto en el que el entonces ya expresidente del Gobierno reivindicó su creencia en la unidad del Estado desde el sistema autonómico y su optimismo ante el futuro económico y social.

Adolfo Suárez recibe la Medalla de Oro de Castilla y León

Adolfo Suárez fue la tercera personalidad que recibióla más alta distinción de Castilla y León y reclamó, en un acto emotivo en el Monasterio de Prado, la confianza en el esfuerzo solidario de todos los pueblos para superar los problemas que en aquel momento tenía España. Ya fue posible en 1976, explicó entonces, y el fruto de aquel «ponerse manos a la obra» fue entonces la implantación de las libertades públicas, el reconocimiento del pluralismo político y sindical y de la distinta personalidad de las regiones y nacionalidades que forman España, la transformación de muchas estructuras sociales y económicas que se habían quedado obsoletas y la ruptura del secular aislamiento internacional. Frente a quienes acusaron al proceso de la transición democrática de perder la idea de España, Suárez aseguraba aquel 21 de marzo de 1997 que no solo no se perdió España sino tampoco la memoria histórica en la búsqueda de la democracia. El ex presidente subrayó que en la época en la que asumió la dirección del Gobierno de la nación se hizo, «precisamente», todo lo contrario:

«La libertad y la democracia colocaron a los ciudadanos cara a cara ante la verdad de España, la verdad de su pluralidad y su profunda unidad, ante la verdad de su realidad actual, con sus defectos y virtudes, fruto ello de una historia común». Ante quinientas personas, entre las que se encontraban las más altas autoridades civiles, académicas, militares y eclesiásticas de Castilla y León, Adolfo Suárez apostó por convertir ahora «la angustiosa pregunta de qué nos va a pasar» en «el esperanzador interrogante de qué debemos hacer». Y ello, porque se confesó convencido de que los valores que presidieron la transición, como el ansia de libertad y la voluntad de convivencia democrática de los españoles, siguen vigentes. Los hombres y las mujeres de Castilla y León, concluyó el ex presidente, saben mucho de «ponerse manos a la obra» para, de manera solidaria, afrontar los retos de futuro.

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