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M. J. PASCUAL
Lunes, 18 de noviembre 2013, 12:27
Muchas empresas de Valladolid participan en el programa Socios por un Día de la organización Junior Achievement en colaboración con los institutos de la capital, pero se cuentan con los dedos de una mano los despachos de abogados que en esta edición se han sumado a esta iniciativa, que permite a los estudiantes la oportunidad de constatar sobre el terreno cómo se desenvuelven los profesionales durante una jornada normal de trabajo y cuáles son las dificultades con las que se topan en su labor diariamente.
Tampoco son muchos los alumnos que a los 16 años tienen muy claro a qué se quieren dedicar en la vida. Kalina Veselinova Andreeva cursa estudios de Primero de Bachillerato en el Instituto de Enseñanza Secundaria Leopoldo Cano y el miércoles recorrió los juzgados de la capital acompañada por su socio, el abogado Jaime Sanz, de Safe. Esta joven tiene un hermano mayor que estudia Informática en la Universidad de Valladolid y no cuenta con antecedentes familiares que la vinculen al mundo del Derecho. En su clase, sus compañeros están interesados por el comercio y la banca, ejercer la medicina o la arquitectura, pero ella es la única de su curso que ha mostrado inclinación por la abogacía. «Mis compañeros bromean y me dicen que no me van a contratar nunca», explica sonriente y un tanto nerviosa, en el vestíbulo de los juzgados, después de asistir a su primera vista oral.
La primera pregunta que le hizo a su mentor por un día fue: «¿Si sabes que tu cliente es culpable, le defenderías? La respuesta de Jaime Sanz fue rápida: «Tienes dos opciones. Retirarte o defenderle pero, si lo haces, tendrás que tomártelo como un trabajo, no como algo personal, porque todo el mundo tiene derecho a la defensa y a un juicio justo».
Penal
Antes de pasar por el bufete, a primera hora de la mañana, ambos socios se fueron directamente «a ver juicios», porque Kalina estaba muy interesada en comprobar si las vistas orales que se realizan en España «son como las que salen en las películas». Y comprobó las diferencias. También hicieron una visita al Colegio de Abogados y al de Procuradores, así como al Decanato. «Me gusta mucho la abogacía, porque yo soy de letras, las ciencias no se me dan. Así que, aunque al principio la elegí un poco por descarte, ahora estóy convencida de que la Justicia es mi vocación».
En principio, y como ocurre a muchos estudiantes que piensan en realizar la carrera de Derecho, lo que más les llama la atención son los asuntos penales. «Los casos de amenazas, accidentes, violencia de género...», precisa la joven.
Ahora, después de recorrer los juzgados de la calle Angustias, Kalina regresa a su aula, dice, «con otra sensación muy distinta a la que traía: aquí todo el mundo es muy serio, y es normal, la gente corriente viene aquí a solucionar sus problemas y yo quiero contribuir a ello».
Lo mejor de Socios por un Día, sostiene, es lo mucho que ha aprendido en tan solo ocho horas al lado de un profesional de la abogacía. «En el instituto no eres consciente de cómo es una jornada de trabajo, y esto nos sirve para darnos cuenta de cómo es en realidad la profesión». tendrán que pasar algunos años más para que Kalina lleve su propia toga, pero lo tiene decidido.
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