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Imagen de 'El Púlpito'./ Ignacio Pérea
Investigan los correos del joven vallisoletano fallecido en Noruega antes de repatriarlo
SUCESOS

Investigan los correos del joven vallisoletano fallecido en Noruega antes de repatriarlo

La comunidad del Colegio La Enseñanza espera conmocionada a la familia para celebrar un funeral

J. MORENO

Sábado, 12 de octubre 2013, 12:22

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Las autoridades noruegas investigan las últimas horas de vida de joven vallisoletano, Diego García Calleja, de 26 años, que el pasado martes, 8 de octubre, murió tras caer de una altura de 604 metros desde uno de los miradores situado en los fiordos de ese país nórdico.

Con su actuación pretenden aclarar las circunstancias anteriores a este luctuoso suceso, que también ha conmocionado a la opinión pública de Noruega por producirse en uno de los lugares más visitados por los turistas que llegan a ese país. Se estima que hasta 200.000 personas acuden cada año a este punto.

El cuerpo de Diego se precipitó al vacío mientras se encontraba observando el espectacular paisaje, al que acudió junto a otras dos personas más. Según indicó esta semana el jefe de Policía, Odd Born Naes, este ha sido el primer caso conocido de un turista que fallece tras caer desde lo alto de la roca. La superficie no se encuentra vallada, y las autoridades advierten que los turistas que se acerquen asumen el riesgo que supone colocarse junto al borde del monumento natural, conocido como la Roca del Púlpito. Pese a ello, son muchos los que, con temeridad, se aproximan para lograr las mejores fotografías del lugar.

Quizás por ello, los investigadores pretenden aclarar si la caída de Diego fue accidental o no. Según algunos de los testimonios recogidos, el joven vallisoletano regresó a la cumbre para acercarse nuevamente al límite de la roca.

Con estos testimonios, las autoridades nórdicas han abierto otra línea de investigación para buscar una explicación a lo sucedido. En este sentido, han recogido datos de las recientes manifestaciones del joven estudiante de Telecomunicaciones en las redes sociales, como Facebook o Vk, en las que el joven vallisoletano colgaba fotos, imágenes y comentarios de sus vivencias recientes.

En una de estas redes, Diego llegó a comentar que durante el pasado verano había realizado 18.400 kilómetros, había subido en nueve vuelos aéreos, que le llevaron por siete países de Europa en tan sólo un mes. Desde España hasta Francia, Bélgica, Grecia, Bulgaria, Rumania, Polonia, Alemania y Noruega.

Su espíritu viajero le llevó este año por las principales ciudades y capitales de estos países, como demuestran la innumerables fotografías que Diego colgó en Internet. En Facebook, el número de amigos agregados superaba los 2.300 y las fotos que exponía eran más de 1.300. «Los años dorados de mi vida», como llegó a comentar en Internet a sus amistades.

La Policía trata de aclarar el sentido del contenido de un mensaje automático que Diego colocó en una de estas redes, y que, al parecer, solo se ha podido leer un día después de su muerte.

Según algunas fuentes, en la nota electrónica el estudiante decía que no se mostraba deprimido ni triste, sino feliz. No obstante, como otros jóvenes, expresaba su inquietud por adaptarse a los cambios laborales. Ayer, en Internet sus amigos y compañeros cambiaron las fotografías de sus perfiles por crespones negros, como señal de luto.

Trámites consulares

Paralelamente, las autoridades consulares españolas trataron de agilizar los trámites para la repatriación del cuerpo de Diego, que tuvo que ser recuperado con un helicóptero.

Como en otros países europeos, tras realizarle la autopsia, es el juzgado de Noruega el que tiene que autorizar la salida del cadáver. Los padres del joven salieron el pasado jueves con destino a Noruega.

Por su parte, los funcionarios consulares inscribirán el fallecimiento de Diego en su registro, y una copia del mismo se enviará al Registro Civil Central de Madrid. Todo indica que el cuerpo podría llegar antes de 48 horas.

La muerte del joven causó ayer una profunda tristeza en el colegio Compañía de María (La Enseñanza), situado en la calle Juan Mambrilla. Algunos de los profesores que le dieron clase le recordaban con afecto.

«Ha sido una conmoción brutal, ya que nos enteramos por la prensa. Cuando un antiguo alumno del colegio fallece es motivo de tristeza para todos, y más en estas circunstancias. Esperamos hablar con la familia de Diego para concretar a su regreso cómo se hará el funeral religioso en su memoria», explicó Francisco Otero Delgado, director del colegio La Enseñanza. En este centro, que cuenta con un millar de alumnos desde los tres y a los 18 años, Diego estudió hasta 4º de la ESO. Luego, el Bachillerato lo hizo fuera. Sin embargo, la relación educativa con la Compañía de María prosiguió con sus dos hermanos menores. Ayer, el rector de la Universidad, y el director de la Escuela Superior de Ingenieros de Telecomunicaciones se sumaron al dolor de la familia.

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