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El principe Naruhito, durante la inauguración de la exposición, el pasado 13 de junio./ Efe
Japón pide seis obras de arte a Valladolid para conmemorar el año dual con España
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Japón pide seis obras de arte a Valladolid para conmemorar el año dual con España

Las piezas forman parte de la exposición inaugurada en Madrid por el príncipe Naruhito, que celebra los cuatro siglos de relaciones bilaterales

TERESA LAPUERTA

Domingo, 30 de junio 2013, 16:28

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Cuatro atriles, una arqueta y una caja. Las seis piezas son de laca Lamban (arte tradicional nipón de finales del XVI y principios del XVII), todas ellas viajaron en aquellos siglos desde Japón a la provincia como mercancía de lujo, y todas llevan formando parte del patrimonio de bienes muebles vallisoletano desde entonces. Valladolid ha accedido a prestar estas obras de arte a los gobiernos nacional y japonés para exhibirlas en la exposición con la que hace unos días daban comienzo a los fastos del Año Dual Japón-España.

El viaje a la Península y a la Santa Sede del samurái Hasekura Tsunenaga y su séquito (entre 1613 y 1620), la llamada Embajada Keichô, no solo constituyó uno de los acontecimientos más singulares del reinado de Felipe III, sino que supuso el inicio de unas relaciones bilaterales que dejaron mucha más huella en territorio español que el apellido Japón de los vecinos de Coria del Río (Sevilla). Por ello, ambos países conmemoran ahora, en el aniversario del desembarco de aquella expedición formada por 140 personas, los cuatro siglos de entendimiento hispanojaponés con un amplio abanico de eventos culturales, políticos, económicos, turísticos y educativos. La muestra Lacas Namban. Huellas de Japón en España, inaugurada el pasado día 13 de junio en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid por príncipe heredero Naruhito, ha sido el pistoletazo de salida.

La exposición reúne por primera vez objetos de laca japonesa realizados durante el época 'Namban' encuentro cultural producido entre Japón y Europa en el periodo comprendido entre 1543 y 1639 que, al igual que los vallisoletanos, pertenecen a monasterios, museos, conventos, capillas e iglesias españolas. El intenso brillo y atractiva textura de la laca, así como sus motivos decorativos dorados ('makie') causaron fascinación entre los primeros europeos que llegaron a Japón, por lo que estas piezas acabaron convirtiéndose en un género específico destinado a la exportación.

Arqueológico y de las Ferias

Hace ahora un año la comisaria de la exposición, la profesora de la Universidad de Oviedo Yayoi Kawamura, se puso en contacto con la directora del Museo de Valladolid (palacio de Fabio Nelli), Eloisa Wattemberg, y con el responsable del Museo de las Ferias de Medina del Campo, Antonio Sánchez del Barrio, para solicitarles la posible cesión de las piezas vallisoletanas

El atril del Arqueológico, con el anagrama de la Compañía de Jesús (IHS) en el centro, representa uno de los ejemplos más habituales de laca Lamban en España, ya que muchas de estas piezas fueron traídas directamente por los misioneros, fundamentalmente jesuitas, que recalaron en Japón entre las últimas décadas del siglo XVI y el año 1614, cuando el gobierno de los Okugawa inició su severa persecución del Cristianismo.

También de los jesuitas son las dos obras de arte medinenses. El atril de la Capilla de San Antolín pieza del mes del Museo de las Ferias en abril de 2002 lo importó un religioso de la Compañía para que fuera custodiado en el convento de San Pedro y San Pablo, actual parroquia de Santiago el Real. La arqueta se encontró en el arcosolio-relicario del sepulcro de los caballeros Morejones y contenía las reliquias de San Bartolomé y San Francisco. La confirmación de la pieza de arte nipón viene dada por la presencia entre 1588 y 1618 en Japón de un miembro de dicha familia, el jesuita Pedro Morejón, quien muy probablemente la envió a su familia para destinarla a tal propósito. La arqueta ya formó parte de una exposición en Manila (Filipinas), en el año 2003.

De hecho, la mayoría de los objetos nipones de uso civil, como las arcas y arquetas, experimentaron su transformación a la llegada a España, porque la singular belleza de la laca japonesa propició que se cristianizaran y se convirtieran en contenedores de excepción para reliquias, sagradas formas y utensilios sacros.

De los objetos prestados a Madrid, uno de los más valiosos, por su originalidad, es la caja del museo de la iglesia de San Miguel (templo que también ha cedido a la muestra un tercer atril con las siglas de la Compañía de Jesús en el centro). En este caso se trata de una arqueta rectangular con tapa en forma troncopiramidal y toda la superficie decorada con incrustaciones de nácar.

Fue la propia Wattemberg, que en su día elaboró el catálogo monumental de Medina de Rioseco, quien alertó a la comisaria de la existencia de un cuarto atril que, en este caso, presenta en el frente el emblema ovalado de la Orden de Santo Domingo. La pieza se cree que perteneció al monasterio dominico riosecano de San Pedro Mártir hasta la Desamortización de Mendizábal, momento en el que fue a parar al vecino convento Carmelita de San José. Tras el desmantelamiento de la comunidad, en el año 2006, las religiosas llegaron a un acuerdo para ceder al Ayuntamiento la mayoría de sus bienes muebles, aunque este objeto se 'devolvió' a los dominicos y actualmente pertenece al museo de San Esteban de Salamanca. Se trata del único atril Namban de la orden de los Predicadores que se conoce.

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