El cuerpo y la sangre del Chispa le proclaman campeón en Benavente
El madrileño de Valdilecha, muy en torero y con una lidia dotada de verdad, recibió tres varetazos al resultar cogido por el toro de la final
LORENA SANCHO
Lunes, 27 de mayo 2013, 13:11
Sin palio que valga. Con la única cubierta de un cielo nublado que amenazaba lluvia, profesó Benavente devoción por la verdad con la que toreó Jesús Benito, 'Chispa'. Su 'corpus', el de un joven de 28 años de Valdilecha, burló con verdad la embestida del de la final, un serio novillo de la Campana. Era su segundo corte. No le hizo falta colocarlo. Con pose torero lo llevó de los tercios para meter la tijera de sus riñones en la boca de riego. Sonó la ovación, ya tenía medio concurso ganado. Era la clase, los conocimientos que le proporciona la educación del toro y, sobre todo, el sitio. Ese donde los toros cogen, ese que no avisa cuando pisas la raya. Así que a la tercera ronda el de la Campana (Juan Pedro Domecq y El Ventorrillo) no le perdonó. Lo arrolló cual locomotora en una fea cogida que encogió a unos abarrotados tendidos.
Publicidad
Fueron segundos de una eterna incertidumbre, momentos de un desgarrador temor. Pero el Chispa, con la raza como 'tara' de fábrica, se levantó, miró su barriga y lanzó un guiño con la mano de tranquilidad hacia Jesús y Angelines, sus temblorosos padres, indefensos tras la barrera. Fue entonces cuando tomó aire, tragó saliva y se adueñó del arrojo que le brindaba la plaza. La sangre de un pitonazo en la cara corría por su rostro. Ahora sí, eran su cuerpo y su sangre los que volvieron a citar al pitón derecho para ejecutar un embroque cargado de heroicidad. Creyentes y ateos en su figura lo encumbraron como rey de la tarde. Fue el ganador de la primera fase clasificatoria de la Liga del Corte Puro, el certamen más exigente del circuito anual, el que brinda duermevelas a sus participantes y agota el papel en las ferias. Ayer lo hizo en la del Corpus de Benavente, con un lleno hasta la bandera que respalda la organización de la empresa riojana de Toropasión y que este año cuenta con el patrocinio de El Norte de Castilla.
Colas de varios metros
La expectación era máxima. Benaventanos y aficionados de todos los puntos de la región abarrotaron los tendidos. Tanta fue la asistencia, que las colas para adquirir una entrada se alargaban varios metros con los cortadores ya pisando el ruedo. Fueron dieciséis, los primeros de los 32 elegidos para disputarse el campeonato que busca el máximo exponente de la pureza en la ejecución del corte, suerte taurina popular que encuentra su origen en capeas y que echa raíces en infinidad de pueblos castellanos.
En grupos de cuatro se disputaron el pase al toro de la final. Fue el Chispa el vencedor, pero aquí, frente al astado más serio de una buena novillada de la Campana acompañaron el vallisoletano Rubén Sánchez (vencedor en Benavente el pasado año), que quedó segundo; el madrileño Rubén Fernández, Cuatio, tercero; el argandeño Jonatan Estébanez, 'el Peta' (actual campeón de España), cuarto clasificado, y Sergio García, 'Tororo', zamorano que ocupó la quinta posición. Serio, precioso de hechuras, salió el astado para dirimir los cinco primeros clasificados para la semifinal de Íscar. Regresó por sus fueros Cuatio, el argandeño que arrasó hace tres temporadas, campeón de España en dos ocasiones, que ha vuelto a encontrar su sitio en la cara del toro.
Su 'compadre', Jonatan Estébanez, 'el Peta', y favorito en las quinielas para ayer, dio la cara frente a un bruto astado que no facilitó su lidia. Otro de los favoritos era Rubén Sánchez, el vallisoletano, que se metió a por el astado en un poder a poder que le colocó en segunda posición. El debutante, Tororo, salió a por todas y se metió en la final a golpe de riñón.
Publicidad
Pureza y templanza
Solo cinco eran los encargados de disputarse el toro de la final, así que el jurado no lo tuvo nada fácil a la hora de elegir a los mejores. Porque si los seleccionados fueron los más puntuados, no se quedaron atrás un Alberto Panadero (de Chinchón) que aguantó con estoicidad en los medios, toreando de verdad y ajustando tan al milímetro que el toro le hizo un siete en el pantalón. Ni tampoco Javier Santander, 'Gusy', que presume sin quererlo de pureza y templanza, mimando el encuentro con las astas como si los puñales fueran algodones, o Roberto Vidal, el de Villavicencio de los Caballeros, uno de los cuatro castellanos debutantes en la liga, que dio el do de pecho y sorprendió con una actuación de nota.
3€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión