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Montaje incluido en 'Vida acuática'. / ANTONIO DE TORRE
Vida acuática en la meseta
TITIRIMUNDI

Vida acuática en la meseta

Ferroluar, el escultor de la chatarra en movimiento, crea en La Alhóndiga un laberinto acuático de animales «sorprendentes»

EL NORTE

Sábado, 11 de mayo 2013, 21:38

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Viejos parabrisas y motores de vehículos, sombrillas, paraguas, restos de tubos, bidones, bielas o cadenas se transforman en 'Vida Acuática', la exposición que el artista Raúl Martínez exhibe en la casa de La Alhóndiga en «sorprendentes» criaturas del mar que se mueven, crujen y chirrían al paso de los visitantes. 'Ferroluar', como se hace llamar este escultor de chatarra en movimiento, se ha hecho hueco en el Festival Internacional Titirimundi para dar a conocer hasta el 18 de mayo sus obras creadas a partir de material reciclado.

Las piezas se pasean por un ambiente acuático laberíntico gracias a mecanismos que se activan mediante sensores de movimiento y acompañan el espectador creando un lenguaje hombre-máquina. Con una bomba de aire conectada a una electroválvula, Ferroluar da vida a un pez globo que se hincha y se deshincha. Con una biela consigue articular una ballena beluga y con una pica de acero inoxidable compone un caballito de mar que enrosca y desenrosca su cola prensil, informa Europa Press.

En una piscina nada sin rumbo una rana hecha a base de bidones, parabrisas y la guía de una puerta corredera que, tras laboriosas modificaciones, han perdido su aspecto original. En la sala contigua, entre caracoles y tortugas que se accionan al pasar la mano sobre ellas, un cangrejo lucha por agarrar sus pinzas a quienes se mueven alrededor. En 'Vida acuática' también hay hormigas gigantes que persiguen al visitante, una batea de mejillones que abren y cierran su concha mediante un sensor de presencia, estrellas de mar, gambas, algas retráctiles y una enorme pecera cuyos habitantes giran por la tracción que ejercen unas cadenas.

Las obras son el resultado de tres años de trabajo de este ingeniero industrial autodidacta que ha hecho un arte de su afición a reutilizar y ensamblar chatarra. En este tiempo, inspirado en modelos naturales, ha intentado imitar no sólo el movimiento sino también el carácter y la esencia de vida que desprenden todos los organismos del planeta.

Creaciones

Una beca concedida le permitió componer una primera exposición de seis piezas. Hoy fabrica seres de chatarra para compañías de teatro, vende las piezas y las exhibe en museos. Algunas forman parte de la colección permanente del Museo de Zoología de Barcelona. El artista, según el director de Titirimundi, Julio Michel, ha querido exhibir sus creaciones sin contraprestación económica. Por ello se ha establecido un precio simbólico, que será de un euro, con el fin de contribuir a sufragar los gastos de transporte y alojamiento del artista.

En contraste con las máquinas fantásticas de Ferroluar, La Alhóndiga expone la pieza que cinco alumnos de la Escuela Superior del Vidrio de La Granja de San Ildefonso han creado para Titirimundi. Se trata de dos marionetas de vidrio manejadas por unas manos creadas con el mismo material. Los alumnos, de tercer curso de Artes Plásticas en la especialidad de vidrio, han sido dirigidos en este proyecto por María Victoria Sevilla Lucio.

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