Japón para aplausos de manos pequeñas

Una arpista, un flautista, tres lienzos sobre los que proyectar ilustraciones y un tatami de referencia para la narradora Ana Hernández. Eso es todo lo que llena el escenario de la sala de cámara del Miguel Delibes este fin de semana. Cuando se apagan las luces comienza 'Música del sol naciente', un pedacito de Japón a través de su música, su lengua y sus tradiciones, de la mano del protagonista del cuento, el pescador Urashima. El kimono rojo de Hernández ha encandilado toda la semana a grupos escolares de educación infantil, y este fin de semana lo hace para familias (sábado, 17:30 y 18:30, domingo a las 11:00 y a las 12:30h).

La actriz y cantante ya había sembrado música en las clases de ayer, había preparado con los profesores la canción que le cantaba su madre a Urashima, y apenas comenzó la melodía los escolares la siguieron con letra y gestos. Manos pequeñas dispuestas a moverse y aplaudir. «La música japonesa es muy tranquila, así que les voy dando pinceladas con las ilustraciones que van desde grabados medievales hasta arte contemporáneo, los abanicos, el teatro de sombras, para atraparlos. Me gusta que estos espectáculos tengan un carácter multidisciplinar y a la vez en estas edades, procuro la interacción, que participen cantando o hablando, que se sientan parte de lo que ocurre en el escenario», explica la cantante navarra. El pescador liberará a una tortuga de la tortura cruel de unos niños y años después, el animal le devolverá el favor mostrándole el palacio del fondo del mar. El viaje es el hilo del que cuelgan las aventuras, las canciones, la narración. Una caja misteriosa es el regalo de la princesa de las profundidades y la posibilidad de volver a su casa con los que quiere y al tiempo que más impronta dejó en su memoria, su infancia.