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«Un bebé se concentra más que un adulto, sintetiza a Wagner en treinta segundos»
MÚSICA

«Un bebé se concentra más que un adulto, sintetiza a Wagner en treinta segundos»

Paulo Lameiro, artista residente en el CCMD, imparte un taller para profesionales en Valladolid

V. M. NIÑO

Martes, 5 de marzo 2013, 10:03

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Rompe tópicos sin parar. Ni quiere sumar públicos futuros, ni busca crear cantera de músicos ni desarrollar mentes prodigiosas guiado por el 'efecto Mozart'. Paulo Lameiro, profesor del Conservatorio de Leiria (Portugal), lleva dos décadas trabajando con bebés, tratándolos como «público de hoy, exponiéndoles al gran repertorio, sin ayuda de la palabra», convencido de que trabajar sobre el primer estímulo, el sonido, hace personas más completas y más ricas.

Por segundo año consecutivo, este músico, que bebe tanto de la emoción como de las teorías neurocientíficas, imparte un taller en el Auditorio Miguel Delibes, donde es artista residente, para profesionales. «Son gente que ya tiene experiencias con niños y que quieren trabajar con la primera infancia bien desde el punto de vista académico o desde el escenario. Los niños comienzan en el conservatorio a los 7 u 8 años, en algunos casos hay algún proyecto inicial, pero debajo de los cuatro años no hay casi nada. Así que explico mi modelo de trabajo, los métodos didácticos y musicales que sirven para el teatro, la danza y la música».

Su punto de partida es considerar al bebé público presente, no siembra para el mañana sino para el aquí y el hoy. «El bebé no se mueve, no habla, ve poco, su principal estímulo es el sonido, como lo ha sido en el veinte materno», explica Lameiro. «Un bebé crece para sobrevivir y aprende a coleccionar lo que se resulta esencial. Desde el vientre escucha el latido del corazón de su madre, sabe de la felicidad o la angustia de ella por el sonido, que es ritmo, frecuencia, armonía. Si al sonido le sumamos emoción, tenemos la música».

Cuando explica su proyecto desecha pronto los prejuicios al respecto. El bebé procesa el sonido 300.000 veces más rápido que el adulto y la música en directo, de la que fueron expulsados por convenciones occidentales, «las culturas primitivas les hacen partícipes de su música», es un gran estímulo para ellos, la perciben mejor que una grabación. «No existe actividad cerebral más compleja que la música, por eso les harán personas más ricas y globales. No queremos constatar el 'efecto Mozart', no es para hacer personas más inteligentes sino potenciar sus competencias expresivas, estéticas y emocionales».

Y por último, tampoco buscan convertirlos a todos en músicos. «Aunque claro, después de 20 años, sí hay muchos músicos salidos de este proyecto. Aquí sumo la teoría de Edwin Gordon, un profesor estadounidense que probó que hay un 'mozart' por cada 10.000 niños nacidos, es decir tiene ese aptitud, pero deben darse las condiciones para desarrollarla ¿por qué no hay más mozarts? Porque no sabemos cómo buscarlos».

En el taller descubrieron ayer un bebé con una destacada aptitud. «Trabajamos con niños, componemos, buscamos los repertorios e instrumentos más adecuados para nuestro fin, aquilatamos el tiempo». Otro tópico derribado, «el de la concentración. Mi propuesta siempre es con gran repertorio, es mentira que los niños no se concentren, sino más bien lo contrario, precisamente por su concentración no necesitan ver una ópera de Wagner de cuatro horas porque la sintetizan en 30 segundos. Por eso nosotros elegimos 20 obras de las que interpretamos dos minutos y así pueden disfrutar de muchas piezas en tiempos cortos». Hace una semana que su proyecto fue elegido con otros 14 entre los 170 de 20 países de la UE que concursan por la mejor iniciativa para conectar la música a la población. Pero los bebés son solo una línea de trabajo. El catálogo Lameiro incluye discapacitados, enfermos terminales, presos o personas en estado vegetativo.

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