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León

Relevo en la oscuridad de la mina

Los cinco mineros que sustituyen a los ‘siete de Santa Cruz’ cumplen una semana de encierro y afirman que mantendrán su lucha “hasta que lo quiera Dios o Soria”

ICAL

Miércoles, 18 de julio 2012, 21:44

Durante la noche del 11 de julio, coincidiendo con la llegada de la III Marcha Negra a Madrid y con la multitudinaria manifestación que se llevó a cabo en las calles de la capital, en Santa Cruz del Sil (León) cinco mineros se despedían de sus familias para dirigirse al Pozo Santa Cruz. Allí iban a tomar el relevo a los siete compañeros que permanecían encerrados en la oscuridad de la mina desde el pasado 21 de mayo y que, tras 52 días aislados de todo, podían ver por fin la luz.

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Sin embargo, la protesta continúa y por ello, mientras unos se van, otros llegan y el espacio que dejaron los siete de Santa Cruz es ahora el que ocupan los trabajadores del Grupo Alonso Eliseo Otero, de 32 años y vecino de Lillo; José Antonio Páez, de 44 años y vecino de Ponferrada; Luis Ángel Castañeda, de 42 años y vecino de Bembibre; Miguel Ángel González, de 43 años y vecino de San Andrés de Montejos y Ivo Mitkov, de 41 años y vecino de Ponferrada.

Hoy cumplen una semana de encierro y afirman que se encuentran bien y con los ánimos casi intactos. Su día a día discurre en el mismo lugar al que antes acudían para iniciar su jornada laboral, en la mina. A unos 700 metros de profundidad y a 3.000 metros de la bocamina, los cinco trabajadores señalan que todos los días son iguales para ellos. Para matar el tiempo destacan que hay poco que hacer, por eso, sus horas discurren entre paseos, siestas, la lectura de la prensa diaria para conocer lo que pasa fuera o entre juegos de cartas. Sólo la llegada de la comida tres veces al día les permite tener una mínima noción del tiempo, que subrayan que pasa lento para ellos.

En la puerta que da acceso a la zona en la que han instalado todas sus cosas, los mineros han colocado un calendario en el que los borrones indican los días que van pasando. Los tacha cualquiera de nosotros, el que se acuerde, comenta uno de ellos. Sin embargo, no es el paso del tiempo lo que más preocupa a estos mineros, sino la falta de soluciones que den viabilidad al sector.

Así, uno apunta que la falta de buenas noticias nos lleva a pensar que tendremos que estar más tiempo del que a todos nos gustaría dentro de la mina. Por eso, y ya conscientes de que no tienen muchas más opciones para presionar al Gobierno, los trabajadores piden al ministro de Industria, José Manuel Soria, que recapacite y dé una solución al carbón.

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Del mismo modo, sienten que con su lucha se ha conseguido un punto de unión entre toda la sociedad y los diferentes sectores contra unas medidas del Ejecutivo que consideran que nos están machacando a todos. Por eso, afirman que es necesario que los ciudadanos despierten y que el Gobierno sea consciente del daño catastrófico para las familias y para las comarcas que supondría el cierre de la minería.

Lista de voluntarios

Con esta situación como telón de fondo, los cinco encerrados en la mina de Santa Cruz del Sil están decididos a mantener su encierro como forma de protesta y señalan resignados que no verán la luz del día hasta que lo quiera Dios o Soria. Para participar en este relevo y pelear por su puesto de trabajo desde la oscuridad de la mina, estos cinco trabajadores se inscribieron en una lista de voluntarios junto a varios compañeros. Ellos saben que va a ser un encierro muy duro y que supone un gran sacrificio para ellos y para sus familias, que los esperan afuera.

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Sin embargo, se muestran dispuestos a resistir lo que haga falta, porque recuerdan que sus cuerpos están ya acostumbrados a los golpes. Para soportar mejor el tiempo de espera, uno de los trabajadores indica que la clave es desconectar del exterior, olvidarte de fuera para evitar que la moral se desgaste. Aún así, destacan que no se trata de una receta fácil. Sus familias, con las que pueden hablar casi a diario, es lo que más echan de menos, pese a esto, en el interior de la mina reconocen añorar también el sol, la play station o internet.

El canario Fraude

Para animar su encierro, los cinco mineros se han llevado en esta ocasión una jaula con un canario al que llaman Fraude y apodan con un término búlgaro que destacan que es mejor no traducir. Con los sonidos del pájaro y con las bromas y las charlas entre ellos, los mineros van pasando las horas en el interior de la mina. Saben que su lucha es para salvar un futuro que ahora ven negro, por eso, insisten en que cada gesto, cada forma de protesta, servirá al menos para hacerse oír y para defender hasta el final su medio de vida.

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