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Un cigarro se consume en un cenicero de un bar segoviano antes de la prohibición. / A. DE TORRE
La ley antitabaco y el botellón sangran la hostelería con pérdidas del 20%
SEGOVIA

La ley antitabaco y el botellón sangran la hostelería con pérdidas del 20%

La patronal provincial AIHS reclama mano dura contra el consumo incontrolado de alcohol

CÉSAR BLANCO

Miércoles, 2 de mayo 2012, 00:32

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Han pasado un año y cinco meses y la estampa de fumadores a la puerta de los bares ya se ha convertido en una postal habitual. El civismo y la tolerancia han prevalecido sobre el endurecimiento que introdujo el Gobierno de la nación, entonces presidido por José Luis Rodríguez Zapatero. El Ejecutivo socialista, en aras de asegurar la salud pública, dio una vuelta de tuerca reguladora y erradicó por completo los humos de los bares, de las discotecas, de los restaurantes, de las cafeterías... en definitiva, de todos los establecimientos hosteleros. Aquel veto llegó con la crisis económica en plena efervescencia y muchos industriales del sector (no todos), con la federación nacional al frente de la reivindicación, alzaron su voz en contra de los devastadores efectos que podría traer consigo la prohibición.

Aunque la sociedad se ha amoldado al nuevo panorama legal, los negocios aprovechan cada vez que se les ofrece una oportunidad para recordar que aquellos nefastos vaticinios se han cumplido. Esas negras previsiones se han visto agravadas además por el empeoramiento del enfermo económico, con un acusado descenso del consumo y de la demanda, motivado a su vez por esa crisis generalizada que no hace prisioneros. Pocas actividades escapan. La aplicación y la repercusión de la ley antitabaco acapararon la atención de uno de los debates contenidos en el primer Foro Provincial de Turismo Y Hostelería, recientemente organizado por la Asociación de Camareros de Segovia. Y las quejas de los empresarios volvieron a salir a relucir para avivar una polémica latente.

«No hay que pensar en los clientes que se han amoldado, sino en los que han dejado de venir». Con estas palabras el presidente de la Agrupación de Industriales Hosteleros de Segovia (AIHS), Cándido López, respondía a la aceptación social alcanzada por el endurecimiento de la norma. A su juicio, y dentro de la retahíla de factores adversos que lastran la actividad de este tipo negocios, los establecimientos han perdido parte de su clientela por culpa de la ley antitabaco. Así de conciso y de claro. «El volumen de negocio ha disminuido y la problemática el tabaco ha influido», argumenta López.

Golpe al ocio nocturno

El ocio nocturno es el gran damnificado de la prohibición impuesta. Desde la entrada en vigor de la nueva legislación más restrictiva el 2 enero de 2011, las pérdidas en esta rama del sector son más acusadas que en otros negocios. El gerente de la AIHS, Javier García, ilustra esta caída de la facturación con porcentajes que ya se barruntaron en el debate previo a la instauración de la prohibición y que, por desgracia para estos empresarios, se han cumplido. En las discotecas la sangría económica puede superar el 20% desde el veto al tabaco, según las informaciones recogidas de los asociados segovianos. Cándido López también revela que «los servicios de cenas en los restaurantes han bajado mucho».

Precisamente, los locales dedicados a la restauración son quizás los que menos han notado la restricción, aunque la mella está. El gerente de la AIHS sitúa el descenso de la facturación entre el 8% y el 10%. Mientras que con los espacios libres de humos los bares y cafeterías también han visto mermada su cuenta de resultados en unos porcentajes que oscilan entre el 12% y el 15%, agrega Javier García.

Sin medios suficientes

El descenso generalizado del consumo a raíz de la crisis y la modificación de la ley que regula la venta y el consumo de tabaco no son las únicas amenazas contra las que clama el sector. Ambas, al fin y al cabo, parecen inevitables. Sin embargo, hay otros comportamientos y tendencias que también han contribuido a sangrar el negocio, critica el gerente de la agrupación. Los máximos representantes de la AIHS vuelven a cargar contra el botellón y contra lo que consideran una permisividad excesiva por parte de las autoridades para con esta práctica.

García indica que uno de los daños colaterales que ha traído consigo la ley antitabaco es que la clientela fumadora se concentre a las puertas de los locales, con el consiguiente aumento de los decibelios en detrimento del descanso vecinal. Ese ruido también se ve incentivado por el consumo incontrolado de alcohol y las multitudinarias concentraciones de adolescentes durante los fines de semana en algunos puntos localizados de la ciudad que se reúnen en torno al botellón. «Allí se puede fumar y beber gratis y muchos son menores», comenta con indignación el empresario, quien reclama a las autoridades más vigilancia y mano dura a la hora de atajar esta práctica cada vez más extendida. Añade con incredulidad que las quejas planteadas por la AIHS han obtenido la respuesta de que no hay medios suficientes.

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