Scala, arquitecto de palabras

Aunque traten de identificarle como poeta visual, Eduardo Scala (Madrid, 1945), se define como «humilde resonador, autor desaparecido que toma las palabras como piedras preciosas y deja que escriban solas», recreando mundos a partir de significados profundos, ajenos al común de los mortales que pasan por ellas sin detenerse en la verdadera esencia para la que fueron concebidas. «A menudo el escritor usa la cáscara de la palabra, sin ver lo que ésta contiene», afirma el poeta madrileño, poco antes de explicar que parte de su trabajo consiste en desencriptar textos hebreos cuyas palabras contienen mensajes cifrados.

Autor inclasificable por lo polifacético de su personalidad artística, sus poemas-edificios le delatan como poeta-arquitecto y le sitúan muy cerca de las ciencias exactas: Scala establece una relación estrecha entre la matemática y el arte de la poesía. Sin embargo, como «recreador» de palabras es también artesano que se adapta a los nuevos tiempos trabajando soportes de siempre que conviven con las nuevas tecnologías.

Siempre prolífico en lo que a producción artística se refiere, se han editado más de media docena de sus publicaciones en 2011. Actualmente el autor se encuentra preparando un libro con el escritor José Luis Castillejo, que publicará el editor Alberto Martínez. Lo cierto es que siempre encontró Scala buena acogida en tierras castellanas, donde mantuvo relación con Francisco Pino y publicó en 2001 'Universo', un poema continuo en un libro cilíndrico editado por José Noriega que se presentó en la Facultad de Ciencias de Valladolid. Su última incursión en la meseta castellana tuvo lugar en la pasada edición de Expoesía (Soria), que realizó dos exposiciones sobre su trayectoria: más de treinta libros que componen su 'Cántico de la Unidad (1974-2011)'. Varias piezas inéditas ilustraron esta muestra. Especialmente significativa fue la concepción de '8 Poe+ de amor', una exploración de la palabra 'Zamora', un término que, según Scala, contiene ocho voces interiores codificadas: amor, aro, aroma, mor, mora, ora, ra, Roma. Entre otras muchas creaciones, destacó la reflexión poética sobre el incunable de 1497 'Repetición de amores y arte de Axedrez'. En ella vuelca Scala su amor por el arte milenario que practicó con John Cage y que el poeta madrileño considera «el paradigma del conocimiento».