
Encuentran un relieve policromado en piedra del siglo XIV y dos esculturas medievales
Los hallazgos comenzaron a mediados de mayo con las prospecciones endoscópicas realizadas en los lucillos
PPLL
Miércoles, 29 de septiembre 2010, 03:17
La apertura del lucillo sepulcral de Don Lope Rodríguez de Olivares, en la Santa Iglesia Catedral de Zamora, ha permitió hallar un relieve policromado en piedra de la Transfiguración del Señor, datado en el primer tercio del siglo XIV, así como un ángel u una ménsula, obras exentas y también en piedra.
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El hallazgo se produjo después de que las prospecciones endoscópicas realizadas el pasado mes de mayo aportaran pruebas de que los lucillos sepulcrales situados en las naves septentrional y meridional de la Catedral de Zamora ocultaban obras de arte al haber sido cegados a principios del siglo XVIII, según el informe que hizo hoy público el canónigo director del Museo Catedralicio de Zamora, José Ángel Rivera.
El sepulcro fue labrado en los primeros años del siglo XIV y Don Lope Rodríguez de Olivares falleció en 1402, por lo que perteneció originalmente a otro personaje, actualmente desconocido, y que fue posteriormente reutilizado para albergar los restos del mencionado alcalde, advirtió Rivera.
El trabajo, que se prolongó durante toda la jornada, consistió en el apeo de cada uno de los sillares que sellaban el nicho, la extracción de todo el material de relleno que ocupaba la zona inferior del lucillo y la eliminación del polvo acumulado en su interior. Según lo previsto, se halló el relieve de la Transfiguración del Señor, cuya mitad superior ya se conocía tras la prospección endoscópica previa.
La escena de la Transfiguración del Señor, representada conforme a los relatos evangélicos de Mateo 17, 1-8, Marcos 9, 2-8, Lucas 9, 28-36 y 2 Pedro 1, 16-18, es un relieve escultórico, labrado en piedra, dorado y policromado, que puede datarse en el primer tercio del siglo XIV, según apuntaron las mismas fuentes.
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Dextera Patris
La representación se circunscribe en una mandorla de perfil periforme, dotándola de profundidad. El centro de la composición está ocupado por la figura de Cristo en pie, rodeado por un haz de rayos dorados, bajo la Dextera Patris o Dextera Dei, representación plástica de la voz de Dios, que habló desde una nube, diciendo: Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco. Escuchadle (cf. Mateo, 17, 5). Va vestido con túnica y manto, bendice con la mano derecha alzada y en su izquierda porta una filacteria, mutilada en la zona inferior, con la inscripción VISIONEM : QUAM : V[IDISTIS (La visión que habéis visto), que alude a las palabras que Jesús dirigió a los apóstoles testigos de hecho: No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos (cf. Mateo 17, 9).
A su izquierda aparece la figura de Moisés, representante de la Ley, de pie, vestida con túnica y velada, con la mano izquierda alzada y portando en su derecha una filacteria desplegada con la inscripción ISTE : AMICUS (Éste es el amigo), que alude al texto bíblico en que se afirma que El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con un amigo (cf. Éxodo 33, 11).
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A su derecha aparece la figura de Elías, representante de los Profetas, igualmente de pie, vestida con túnica y velada, con la mano derecha alzada y portando en su izquierda una filacteria con el texto ISTE : VIRGO. Curiosamente, el término latino virgo (virgen) no aparece en las narraciones bíblicas veterotestamentarias que contienen el ciclo del profeta Elías (1 y 2 Libro de los Reyes). Sí aparece, sin embargo, en un texto de Isaías, el otro gran profeta de Israel: He aquí que la virgen está encinta y da a luz un hijo (cf. Isaías 7, 14), que posteriormente recogería un texto evangélico (cf. Mateo 1, 23) para demostrar el cumplimiento de la profecía en Cristo.
Así pues, a falta de otra explicación convincente, creemos que se trata de un unicum, una rareza iconográfica, pues no se conoce otro caso en que se aplique al profeta Elías en la representación de la Transfiguración un texto de otro profeta, concretamente de Isaías. Y no podemos afirmar si es fruto de un equívoco en la aplicación de un texto bíblico a un profeta, si responde a la incorrecta identificación de la figura a quien se asignó dicho texto por parte del pintor-amanuense, o si el que dictó el texto lo hizo conscientemente al no encontrar otro más apropiado para aplicar al profeta Elías.
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En el plano inferior de Cristo, Moisés y Elías aparecen los tres apóstoles a quienes el Señor les llevó consigo a la montaña. A la izquierda Santiago el Mayor, barbado, vestido con manto y túnica; reconocible por el sombrero de pico que cae sobre sus espaldas. Arrodillado, tiene la mano izquierda alzada y en su derecha porta una filacteria con la inscripción S I : Uo : FA.
En el centro, siempre según las mismas fuentes, San Juan Evangelista, imberbe, con la cabellera rubia, vestido con manto y túnica. Como su hermano, aparece arrodillado, tiene la mano izquierda alzada y en la derecha porta la filacteria con el texto UNUM : D.
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Finalmente, entre dos árboles, aparece San Pedro, barbado, vestido con manto y túnica. Está tumbado, con la mano derecha en posición vertical, evitando el resplandor que irradia la figura de Cristo, y con la izquierda sostiene una filacteria con una inscripción que resulta ilegible por estar perdida casi en su totalidad.
Intradós
En el intradós del arco se conservan cuatro pinturas con personajes bíblicos, todos nimbados, que van identificados por sus nombres contenidos en las filacterias que despliegan entre las manos. A la izquierda y de arriba abajo, David (DAVID :) e Isaías (YSAIAS). A la derecha, Salomón o Samuel (SA) y otro desconocido.
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La tapa del sepulcro es totalmente lisa. Su frente está decorado con cuatro escudos ojivales. En el transcurso de la intervención, se descubrió en el interior del nicho, sirviendo de relleno, una escultura pétrea, policromada y dorada, y parcialmente mutilada, que parece representar a un ángel, imberbe y con larga cabellera dorada, vestido con túnica y manto. Se puede datar en los primeros años del siglo XIV, como el grupo escultórico de la Transfiguración, pero se desconoce su ubicación y su función originales. Tras eliminar el polvo superficial que contenía, fue trasladada a la sala de esculturas pétreas del Museo Catedralicio, donde se expone.
Asimismo, se halló lo que parece ser una ménsula pétrea, parcialmente policromada en uno de sus lados, con la representación de un rostro al que, antes de utilizarla como material de relleno, le fueron pintados de blanco ojos, bigote y perilla. Al igual que la pieza anterior, fue trasladada a la sala de esculturas pétreas del Museo Catedralicio, donde se expone.
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El Cabildo, cumpliendo el compromiso adquirido con la Comisión Territorial de Patrimonio, tiene previsto encargar en los próximos días la redacción de un proyecto de intervención integral en el monumento funerario, con el fin de ponerlo en valor para la contemplación y el disfrute de todas aquellas personas que visiten nuestra Catedral, según indicaron fuentes del Cabildo catedralicio.
El lucillo de Don Lope Rodríguez de Olivares fue abierto, el pasado jueves, en presencia del arqueólogo Miguel Ángel Martín; el director del Museo Catedralicio, Miguel Ángel Martín; el canónigo fabriquero, Juan Manuel Hidalgo; el director de Estudio-Taller Diocesano de Conservación y Restauración, Bernardo Medina, y el director del Archivo Histórico Provincial de Zamora, Florián Ferrero.
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