
Secciones
Servicios
Destacamos
FRANCISCO GÓMEZ
Sábado, 2 de enero 2010, 01:55
Era un niño viejo con el castellano como mejor juguete, aquel «lenguaje de hueso trágico» que acabó por hacerlo inmortal. Miguel de Unamuno fue uno de los pensadores más relevantes del siglo XX y sin duda la figura más destacada de la Universidad de Salamanca en el pasado siglo. Por eso, la capital salmantina se echa a la calle cada 31 de diciembre, frente a la que fue su casa, para recordarle en un sentido homenaje que este año permitió volver a escuchar en la calle Bordadores la voz cargada de sentido trágico del filósofo bilbaíno.
El delegado del Gobierno en Castilla y León, Miguel Alejo, fue el encargado de acompañar en esta ocasión al alcalde de Salamanca, Julián Lanzarote, en la colocación de una corona de flores, en nombre de todos los salmantinos, a los pies de la célebre escultura del pensador realizada por Pablo Serrano y que mantiene a un Unamuno en bronce en perpetuo paseo por Salamanca, manos recogidas a la espalda.
«Unamuno fue una figura muy importante, compleja y en permanente evolución desde su honestidad, que en muchas ocasiones fue mal interpretado», señalaba Alejo ante el homenaje. De ahí que «la mejor forma de interpretar a Unamuno sea conocerlo». Con ese objetivo, el homenaje proponía -con el respetuoso silencio de la lluvia, que paró tan sólo unas horas en uno de los días más lluviosos- conocer a Unamuno, pensador combativo, reflexivo y honesto, desde su propia voz, gracias a la grabación de una de sus conferencias en la Residencia de Estudiantes de Madrid.
Pensador en do sostenido
Ante más de quinientas personas -entre ellas sus nietos Pablo y Miguel Unamuno y su biznieto Enrique Santos Unamuno-, el homenaje también incluía la lectura de poemas y textos representativos de las distintas etapas y facetas del pensador, en una selección dirigida por el etnógrafo Juan Francisco Blanco y la directora de la Casa-Museo Unamuno, Ana Chaguaceda.
Y otra voz, la de la soprano Sara Garvín, prestaba su voz a las letras del poema 'Niño viejo', musicado por José Luis Martínez Garvín para el homenaje, recordando versos como «Martirio del pensamiento, tirar palabras a garfio». Como es habitual, el Ayuntamiento obsequiaba a los asistentes como recuerdo con unos marcapáginas realizados en edición limitada y numerada.
Unamuno dejó una huella indeleble no sólo en la Universidad de Salamanca y en toda la ciudad, sino que la historia le reserva un lugar destacado por haber sido protagonista en primera persona de muchos de los convulsos vaivenes de los primeros años de lo siglo XX.
Represaliado, desterrado a Fuerteventura por Primo de Rivera, arengador de las masas desde la Plaza Mayor salmantina el 14 de abril de 1931, el nombre de Unamuno ha quedado ligado al famoso enfrentamiento mantenido con el fundador de la Legión, Millán-Astray, el 12 de octubre de 1939 en el Paraninfo de la Universidad.
Aquel día, sobre la carta en la que la viuda del pastor protestante Atilano Coco lamentaba la condena a muerte de su esposo por los franquistas, el rector pergeñó el famoso discurso en el que pronunció su 'Venceréis pero no convenceréis' y calificó de «guerra incivil» la lucha iniciada por los golpistas. Salvado de una probable ejecución por Carmen Polo, Unamuno vivió sus últimos días en Salamanca en un vigilado encierro voluntario.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
«De repente, no sientes nada y no puedes moverte»
El Diario Vasco
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.