Un año para borrar de la mente, con un atraco, un accidente y un crimen
A. G.
Domingo, 20 de diciembre 2009, 02:18
Antonio Gómez Sánchez no abrirá hoy el bar. Necesita descansar y olvidar los terribles momentos que ha vivido este año. El más reciente, el de ayer, cuando presenció cómo moría ante él un cliente al que apreciaba.
Sus parroquianos y familiares le animaban a que se tomara más tiempo de vacaciones, mientras le daban palmadas de ánimo en la espalda. Él admitía que «estoy deseando olvidar este año». Y es que este 2009 le ha deparado otros disgustos. A primeros de año tuvo que enfrentarse a botellazos con dos atracadores armados. Los encapuchados lograron huir con la caja registradora y él precisó asistencia sanitaria y diez puntos en la frente. Más recientemente sufrió un accidente que a punto estuvo de costarles la vida a él y a su esposa, a causa de otro conductor «que iba borracho» afirma.
Tensión en la gélida calle
Pero Antonio no quiere tomarse una semana de vacaciones, «yo soy muy tranquilo», afirma. Y esa es la actitud que aparenta, paciente y afable, en contraste con la fuerte tensión que se percibe un poco más allá, donde familiares y amigos del joven fallecido profieren gritos crispados, consecuencia del dolor y la desesperación por la muerte del joven Roberto B. B.
También sobrecogen los lamentos de otros allegados, en particular de la madre del joven, que camina desconcertada por la gélida calle mientras alude al último regalo que le había comprado a su hijo.
La larga y tensa espera mientras se hacen las primeras investigaciones y se ordena el levantamiento del cuerpo se calma un tanto cuando llega el patriarca del colectivo y pide tranquilidad. Su llamamiento logra que los ánimos se contengan, pero no que abandonen el lugar, como también les solicita.
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