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Los alumnos del colegio público Allúe Morer son los únicos que llevan uniforme, una medida que se implantó hace tres años. :: G. VILLAMIL
El Francisco Pino reabre el debate sobre el uniforme
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El Francisco Pino reabre el debate sobre el uniforme

El Allúe Morer es el único colegio público vallisoletano que lo tiene implantado

PPLL

Lunes, 14 de diciembre 2009, 10:46

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De salir adelante la iniciativa sería el segundo colegio público de Valladolid, después del Antonio Allúe Morer, que adoptara el uniforme para sus alumnos. Pero la cuestión no parece tan fácil. La Asociación de Padres y Madres del colegio Francisco Pino, en Parquesol, aprobó en asamblea, con el 59% de los votos, la incorporación del uniforme para sus hijos, una decisión que se llevará al próximo Consejo Escolar para su debate, aunque el consenso parece difícil. En la asamblea se oyeron las primeras voces discordantes y algunos progenitores se mostraron totalmente contrarios al uniforme que asocian a colegios privados o concertados.

«Tratamos el tema en la asamblea ya que muchos padres nos plantearon la cuestión del uniforme porque es más cómodo, con dos equipaciones tienen para todo el curso, y quieren que sus hijos no se fijen en las marcas», explica Ana Yáñez, presidenta del Ampa del Francisco Pino, quien recuerda que el centro ya cuenta con un chandal identificativo para las clases de Educación Física o cuando hacen excursiones, «y los que quieren lo llevan, porque no es obligatorio». Y es que, efectivamente, no se puede imponer.

El director del centro, Pedro Palacios, ha asegurado que el planteamiento se mantiene dentro del ámbito del Ampa y que aún no ha llegado a los órganos de gobierno del centro: «Estamos a la expectativa y si lo proponen tendremos que estudiarlo y movernos porque no existe legislación alguna al respecto».

El presidente de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Valladolid (Fapava), Cruz Catalina, afirma por su parte que aunque el Consejo Escolar lo apruebe, si no existe unanimidad, los padres no están obligados a vestir a sus hijos con el uniforme. «Desde la Federación ni se comparte ni se discute esta decisión. Nosotros no vamos a posicionarnos, aunque reiteramos que si hay una cosa que distingue a la escuela pública es la pluralidad, eso es lo que nos diferencia de la privada o concertada, y la implantación del uniforme coarta de alguna forma la libertad de cada familia de vestir a su hijo como quiera». A su juicio, aunque se esgrima el argumento de que favorece la igualdad, «para fomentar este valor habría que empezar por otras cuestiones más educativas».

Los padres del Francisco Pino que rechazan el uniforme están dispuestos a dar la batalla y así se evidenció en la asamblea. Y es posible que resulte de nuevo un intento fallido si se tiene en cuenta la situación que se generó en el colegio público Margarita Salas, de Arroyo de la Encomienda, el pasado curso. En el referéndum organizado por el Ampa entre los padres de alumnos de Infantil, cerca del 75% votó a favor del uniforme, una decisión que pasó por los órganos de gobierno del centro, aunque finalmente los padres decidieron aparcar la propuesta para no generar más enfrentamientos de los que había en la comunidad escolar. Hubo progenitores muy activos en su rechazo y llevaron la cuestión a la inspección educativa.

Sin llegar a estos extremos, en el colegio Melquíades Hidalgo, de Cabezón, el tema se abordó en un Consejo Escolar, ante el interés mostrado una persona, «pero la mayoría de los padres no vieron la conveniencia de plantear el tema por ahora y así ha quedado», explica su director, Miguel Ángel Rodríguez.

Aunque hace algunos años se produjeron los primeros movimientos en los centros públicos para la implantación del uniforme, la realidad es que sólo uno llegó hasta el final. Se trata del colegio Allúe Morer, en Delicias, que lo incorporó hace tres cursos, de forma gradual, y no será hasta el 2010-2011 cuando todos sus alumnos vistan por igual. Se empezó con primero de Infantil, primero y segundo de Primaria; se continuó con segundo de Infantil y tercero de Primaria, en el curso actual se ha extendido a primero, segundo y tercero de Infantil, y primero, segundo, tercero y cuarto de Primaria; y en los cursos sucesivos se sumarán quinto y sexto de Primaria. Fue una medida pionera con la que se trataba de fomentar la igualdad. «Nuestro planteamiento era que había muchas familias con situación económica mala y a sus hijos se les identificaba por la forma de vestir. Se implantó con una idea de discriminación positiva y así lo entendieron los padres», explica su director, Luis López, quien asegura que si actualmente se votara en referéndum habría una aceptación mayoritaria. Además, se trata de rentabilizar los uniformes de tal forma que puedan heredarse entre hermanos para abaratar el coste a las familias.

Gestión desde el centro

Y desde entonces, el propio centro se hace cargo de todo lo referente a los uniformes. De hecho, hay un encargado del colegio que se ocupa del tema y cuentan con un pequeño almacén donde existen varias tallas de reserva por si llega algún niño nuevo. Ajustaron los precios del uniforme (consta de falda o pantalón, las niñas pueden elegir, un polo y una sudadera con el escudo del colegio) con una empresa textil gallega y en la actualidad su coste es de 33 euros, a lo que se asuma el chandal, que cuesta entre 16 y 17 euros, la primera prenda unificadora de la que dispusieron.

El gasto, además, puede sufragarse a través de las becas que reciben las familias, y que en la mayoría de los casos gestiona el centro, para material escolar, uniforme, chandal y salidas que necesitan transporte. De hecho, en el Allúe Morer, un colegio bilingüe con 159 alumnos, muchos de ellos de diversas nacionalidades, el 85% de alumnos de Primaria disfrutan de beca.

Luis López no comparte los argumentos del presidente de la Fapava en el sentido de que el uniforme coarte la libertad de los padres: «Nosotros estamos hablando de tela, de economía familiar y de discriminación positiva. Introducir la libertad en este debate no viene a cuento, son matices distintos que llevan a la confusión». Y subraya que el uniforme tiene un coste inferior a un libro y con ello se solucionan muchos problemas. «De cualquier forma -insiste- es un tema que no se puede meter a calzador, no puede generar un problema a mayores para el centro educativo». Este colegio ha sido pionero en la toma de medidas encaminadas a favorecer la igualdad y, de hecho, en el curso 2003-2004 recibió el Premio Nacional a las Mejores Prácticas Educativas y el pasado año, el primer Premio Nacional 2008 a la compensación de desigualdades educativas.

La uniformidad en España está asociada a los centros educativos de carácter privado, aunque en países como Gran Bretaña tienen carácter obligatorio y son precisamente los alumnos de centros públicos los únicos que van uniformados. La legislación española es mucho más flexible y deja siempre a criterio de los propios colegios, dentro de su autonomía de gestión -vigilada por las administraciones- la adopción del uniforme escolar, siempre que cuente con el respaldo unánime de la comunidad. Y la postura de la Consejería de Educación es la misma. Pasa por dejar la decisión a cada centro, dentro de su autonomía, siempre que la medida cuente con el respaldo del Consejo Escolar y de los padres de los niños.

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