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S. H. R.
Sábado, 3 de octubre 2009, 03:18
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El Colegio Oficial de Veterinarios tuvo ayer una jornada de celebración con motivo de la festividad del patrón del colectivo. El hecho de que tuviera lugar un viernes motivó que muchos no pudieran dejar sus obligaciones laborales. No obstante, un buen número se reunieron en la celebración, que también sirvió de encuentro de muchos conocidos, entre ellos varios veterinarios ya retirados de la actividad diaria debido a la jubilación.
El día comenzó con la celebración de una eucaristía en la parroquia de San Millán, barrio donde se ubica la sede del colegio, donde se desarrolló el siguiente acto de la programación.
Allí se llevó a cabo el reconocimiento al veterinario Jaime Olmos Luciáñez, que tras cumplir los 65 años llegará a la jubilación. Por este motivo, se le hizo entrega de una insignia y de un diploma conmemorativo, por su labor desarrollada en la empresa privada, en el sector de los embutidos y jamones, de la localidad segoviana de Bernuy de Porreros.
El presidente del colectivo subrayó el hecho de que Olmos es el único veterinario que se jubila este año, aunque apuntó que «65 años no es edad en el siglo XXI».
El homenajeado comenzó su discurso haciendo una mención especial a sus padres, emocionándose, afirmando que «me dieron la vida y me incitaron a estudiar veterinaria».
En referencia a los años en que comenzaron sus estudios, recordó que entonces no existía la Facultad de Veterinaria en la Ciudad Universitaria de Madrid, por lo que el primero curso de la carrera se desarrolló en la de Derecho. Durante los cursos segundo y tercero, las clases tuvieron lugar en «unos barracones de Puerta de Hierro». Y por fin, cuando alcanzó el cuarto curso «tuvimos la suerte de inaugurar la facultad nueva».
Sobre aquellos tiempos, Jaime Olmos indicó que fueron «años difíciles», y que eran pocos los que estudiaban esa carrera. «Fue el último plan con seis cursos, y terminamos dos». A nivel nacional, fueron unos 15 los que compusieron esa promoción, según sus palabras. En este sentido, afirmó que «ahora la carrera es más atractiva».
Además de su labor en la empresa privada, Jaime Olmos fue durante 10 años presidente de los industriales cárnicos, así como uno de los promotores de la idea de que el chorizo de Cantimpalos fuera reconocido con una denominación de origen.
La jornada festiva concluyó con un vino español ofrecido en el restaurante segoviano La Codorniz, ubicado en el barrio de San Millán.
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