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Asistentes a la jornada, en el salón de plenos de la Diputación, durante la intervención de Pedro Caballero, profesor de Geografía Humana de la UVA. / LUIS CALLEJA
Los mayores, de clase pasiva a agentes económicos
ZAMORA

Los mayores, de clase pasiva a agentes económicos

La Jornada sobre Envejecimiento Activo plantea una visión más positiva del sector, que constituyeuna cuarta parte de la población

ASUN GARCÍA

Jueves, 26 de marzo 2009, 09:21

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Con una tasa de vejez del 22,52% en Castilla y León -seis puntos por encima de la nacional (16,66)- y que se eleva al 28,35% en la provincia de Zamora, la población mayor constituye un colectivo de tal peso que ha hecho que la sociedad empiece a plantearse otra forma de considerar a este sector, ya no tanto como clase pasiva y carga social, sino como agentes económicos, incluso productivos, según se puso de manifiesto ayer en la Jornada sobre Envejecimiento Activo, celebrada en la Diputación de Zamora.

En la elección de la sede quizá influyera el que Zamora, junto con León, Ávila y Soria figure entre las seis provincias españolas más envejecidas, contando con Orense y Lugo, mientras que Burgos, Segovia y Valladolid son las provincias de Castilla y León con menor tasa de envejecimiento.

Durante el seminario, en el que participaron expertos en economía, sociología y representantes de las administraciones y de los agentes sociales, se presentó el informe del Consejo Económico y social (CES), con la asistencia del presidente, José Luis Díez Hoces, y centrado precisamente en el envejecimiento activo en Castilla y León. Desde el propio consejo se pide un cambio de mentalidad en la sociedad de Castilla y León para ver el envejecimiento como una potencialidad de futuro, más que como un obstáculo.

Esa orientación positiva propone abordar el envejecimiento activo como «un proceso vital que redunde en el bienestar de las personas mayores», según se recoge en el informe del CES, y como consecuencia de ello en el uso más racional y eficiente del sistema sanitario. Asimismo, se apuesta por la actividad física, la adquisición de hábitos dietéticos saludables y por la mejora de los servicios públicos dirigidos a las personas mayores como fórmulas para mejorar el envejecimiento.

En una región donde las personas mayores constituyen casi una cuarta parte de la población, «es imposible construir la sociedad» sin tenerlos en cuenta, según subrayó Pedro Caballero, profesor de Geografía Humana de la Universidad de Valladolid y director del equipo de investigación del CES sobre envejecimiento activo en Castilla y León. Advirtió, además, de que la revitalización demográfica es un reto para la Comunidad autónoma.

Recurso humano

La participación de las personas mayores en la sociedad y su contribución a la economía fue defendida también por Jesús María Terciado Valls, presidente de la Confederación de Organizaciones Empresariales de Castilla y León, quien abogó por no tomar «como una carga» a los jubilados, puesto que realizan tareas no remuneradas en cuidado de niños y personas dependientes. Se trata, dijo, de una población «aparentemente inactiva», que, sin embargo, contribuye al consumo con el flujo de sus rentas; es decir, aunque no perciban un sueldo, sus pensiones se convierten en un producto de actividad económica.

Y, desde otro punto de vista, las personas mayores, incluso las que tienen un grado mayor o menor de dependencia, constituyen un yacimiento de empleo en auge, de ahí que pidiera «no considerar su papel como una carga, por más que sea un hecho cierto que en algún momento necesitarán ayuda y servicios de apoyo, sino como «un potencial en recursos humanos».

Vida laboral

Terciado fue más allá y propuso que se promueva el envejecimiento activo impulsando la prolongación de la vida laboral. Admitió que, en plena crisis, encontrarán más dificultades para el mantenimiento del empleo. Ante ello propone que se incentive el empleo para las personas de más edad, de la misma forma que hay incentivos para colectivos con dificultades de acceso al trabajo, con formación para adaptarse a las nuevas tecnologías y unas políticas formativas adecuadas a la edad de los trabajadores.

Con todo, no se soslayó en la jornada el reto que supone llegar con las políticas de envejecimiento activo y de ayuda a la dependencia a todos los sectores de población mayor, dada la enorme dispersión geográfica de esta comunidad. En palabras de Milagros Marcos Ortega, gerente de Servicios Sociales de la Junta, «tenemos muchos mayores y algunos muy mayores y la mayoría viven en el medio rural».

En cifras, y según los datos del CES, esta situación se traduce en 569.338 ancianos en Castilla y León. De ellos, 180.174 son octogenarios. Y, en cuanto a distribución, casi la mitad de esta población, el 47% reside en municipios de menos de 4.000 habitantes.

Tanto la gerente de Servicios Sociales como el consejero de Familia e Igualdad de Oportunidades, César Antón, que intervino en la clausura de la jornada, aseguraron que la Junta ha sabido adaptarse a esta situación de envejecimiento y dispersión: Milagros Marcos señaló como criterios básicos de las políticas de envejecimiento activo los recurso diversificados, «en función del lugar de residencia», cercanos al usuario, y en colaboración con los agentes beneficiarios y con las instituciones próximas, como los ayuntamientos.

En el mismo sentido, César Antón afirmó que los programas asistenciales se han acercado a los lugares donde están los mayores.

Admitió que el envejecimiento activo requiere muchos recursos asistenciales «que generan gasto social, pero también trabajo y renta».

Calidad de vida

destacó que Castilla y León, Junto con Valencia, ha sido pionera en la puesta en marcha de programas como la Universidad de la Experiencia, en la que participan 3.300 alumnos, enumeró, además, los programas de balnearios y viajes para la tercera edad.

Aunque el CES reseñe que estos programas son insuficientes, el consejero subrayó que una mujer que nace hoy en Castilla y León tiene una esperanza de vida de 83 años, y de 80 si es hombre, «tenemos la mayor esperanza de vida después de Japón, algo tendrá que ver en eso la calidad de vida en Castilla y León y las políticas sociales». Antón resaltó asimismo, la alta participación de los mayores en los programa de envejecimiento activo, como lo prueba el que en Castilla y León haya hasta 1.700 asociaciones de personas mayores.

El consejero restó importancia a los datos del CES que sitúan a gran parte de la población mayor en el umbral de la pobreza y afirmó que si bien estas personas viven de la pensión, a ello se suman otro tipo de rentas y existen sistemas de atención públicos que completan la atención a las personas mayores de la comunidad.

Frente a este punto de vista está el aportado por la representante de UGT, Concha Ramos, quien denunció el escaso desarrollo del estado de bienestar en países como España, que destina el 20% del PIB a servicios públicos, frente a casi el 28% de media en la UE. Y sólo el 3% de las personas mayores tienen ayuda a domicilio, frente al 20% que disponen de este servicio en otros países de la Unión europea.

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