Crianza con swing

L a apuesta por el enoturismo de las bodegas de Castilla y León obliga a exprimir la imaginación en busca de la fórmula del éxito, en un contexto donde gana terreno la opción de combinar diferentes elementos para ofrecer un paquete atractivo que solucione las necesidades vitales y de ocio y que, de paso, genere aquello de las sinergias entre compañeros de viaje.

La Posada Rural Palacio de Guzmán, en la localidad burgalesa de Pedrosa de Duero, participa hasta septiembre en el I Circuito Golf y Vino Golfspain-Bodegas López Cristóbal, que se desarrolla entre marzo y septiembre y que permitirá a los aficionados a este deporte conocer la Ribera del Duero, su gastronomía y sus vinos, con la posibilidad de alojarse en un palacio del siglo XVII. El torneo está compuesto por cinco pruebas clasificatorias -celebradas un viernes al mes, entre marzo y julio- y una final en septiembre. En cada prueba -en los clubes de golf de Saldaña y Lerma- participarán 36 parejas, y 30 en la final.

El precio por persona es de 45 euros, más otros 45 por participar en la final. La inscripción incluye un tentempié a mitad de recorrido y la degustación de vino, queso y embutidos al final de recorrido, así como regalos de despedida.

Para quienes lo deseen, Palacio de Guzmán ha diseñado un paquete que incluye dos noches de habitación doble tipo suite, dos desayunos, inscripción al torneo, una cena y una visita a Bodegas López Cristóbal por 223 euros por persona. La bodega de Roa de Duero mostrará a los visitantes tanto las instalaciones de elaboración como las 20 hectáreas de viñedo que la rodean.

Pueden participar en el torneo todos los jugadores en posesión de la licencia de aficionado de golf en vigor, con handicap, expedida por la Real Federación Española de Golf. Todas las pruebas clasificatorias tendrán regalos especiales, como botellas de vino y estancias en el Palacio de Guzmán para la primera pareja clasificada de cada categoría. El Palacio de Guzmán, en la localidad de Guzmán (pedanía de Pedrosa de Duero), se construyó hace cuatro siglos y ha sido restaurado recientemente. Su fábrica «combina la sobriedad de la piedra de sillería con la calidez y el colorido de su interior», como señala Juan Luis Guillén, su propietario y responsable del torneo de golf.