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La acusada, junto a su abogado, en el juicio de ayer. / R. OTAZO
«Después de morir mi tío, miramos en su maleta y no estaban los 240.000 euros»
VALLADOLID

«Después de morir mi tío, miramos en su maleta y no estaban los 240.000 euros»

La Fiscalía sostiene que la sobrina aprovechó la demencia senil del anciano para sacar cantidades de varias cuentas

J. MORENO

Viernes, 23 de enero 2009, 08:35

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«Sacamos los 40 millones de pesetas (240.000 euros) de Caja España, y mi tío los guardó en una maleta que tenía en mi casa. Después de morir, miramos y no encontramos nada ya que la maleta estaba vacía. Hubo gente que entró en la habitación cuando él falleció».

De este modo explicaba G. B. F., la vecina de Simancas de 68 años, la 'misteriosa desaparición' de esa y otras cantidades que alcanzan los 251.824 euros que formaban parte de la herencia de su tío David Fernández Mazano, que falleció en Valladolid el 20 de diciembre de 1995. Por este motivo, la mujer se sentó ayer en el banquillo de la Audiencia de Valladolid acusada de un presunto delito continuado de estafa, por el que el fiscal solicita inicialmente cuatro años de prisión y el reintegro al patrimonio hereditario del dinero que estaba en dos cuentas.

El fallecido, un jubilado que residió durante años en Avilés (Asturias), llegó a Valladolid tras el acuerdo de asistencia de sus sobrinos, que vieron que por su estado octogenario ya no podía valerse y requería de cuidados médicos. Algunos de ellos residían en Bilbao y Navarra.

Pero fue su sobrina y ahora acusada, G. B. F., la que le acogió en septiembre de 1994 hasta su fallecimiento, no sin que se pactase que por cada día de permanencia en su casa el anciano se comprometía a pagar 60 euros diarios.

«Él era el que hacía y deshacía a su voluntad. No dejaba gobernar a nadie. Yo nunca supe que tenía demencia senil», dijo la sobrina, que negó una y otra vez en la sala, a preguntas del fiscal y de la acusación que representa a un pariente, que ella se aprovechase del estado de David para quedarse con el dinero. El Ministerio Público sostiene en su acusación que el 9 de febrero de 1995, la acusada ingresó 40 millones de pesetas en una cuenta, propiedad de su tío. El dinero procedía de un fondo de inversión y fue retirado por el fallecido el 6 de marzo de 1995. La cantidad en metálico, según su sobrina, fue guardada en el interior de una maleta y desapareció. El fiscal mantiene que la mujer se apoderó en julio de ese mismo año de otros 11.445 euros que había cobrado en julio su tío mediante un talón del Banco Urquijo, dinero que fue ingresado en una cuenta cuyo titular era G. B. y su marido.

Heredera universal

La acusación penal se lleva a cabo después de las diferencias mantenidas entre los primos a raíz de la muerte de su tío David. De hecho, el Juzgado de Primera Instancia 7 de Valladolid declaró en marzo de 1998 nulos tres testamentos otorgados por el anciano de 81 años, entre junio de 1994 y enero de 1995, por apreciar que éste tenía sus facultades disminuidas. Ayer en la vista oral, la mujer acusada reconoció que su tío la declaró heredera universal «porque así era su voluntad», al tiempo que negó que los seis mil euros que entregó a sus primos tras su muerte fueran un modo «de lavar mi conciencia que la tengo bien tranquila». En la vista de ayer testificó una prima de la acusada por vídeo conferencia que afirmó que hace un año recibió 12.000 euros de G. B. por ceder sus derechos en la herencia del tío.

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