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Víctor, con gesto de rabia en el último partido de Liga jugado en El Madrigal, el curso pasado. / G. VILLAMIL
El enemigo imbatible
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El enemigo imbatible

El Real Valladolid nunca ha ganado en competición oficial en el estadio del Villarreal, que además se mantiene invicto en España y en la 'Champions'

A. G. ENCINAS

Miércoles, 19 de noviembre 2008, 13:42

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Si ganar al Sevilla y al Real Madrid fue complicado, lo del Villarreal tiene su aquel. Sobre todo para el Real Valladolid. Como si estuvieran imbuidos por la hermandad de la que hacen gala sus aficiones, ambos clubes se reparten los puntos de forma equitativa en sus enfrentamientos. Y además con un criterio racional. El Villarreal gana en El Madrigal, y el Valladolid en el José Zorrilla. Así ha sido siempre, salvo dos excepciones. Lógicamente, dos empates. Uno en la temporada 2000-01 en Zorrilla (0-0) y el otro al año siguiente en Villarreal (2-2).

Toca perder, si se mantiene este criterio. Pero es que además ganar allí suena esta vez más complicado que nunca. El Villarreal es el único equipo de Primera que no ha perdido ni un partido aún. Ha empatado más que el Barcelona, cuatro por uno de los catalanes, y eso es lo que le ha apartado del liderato. Ahora mismo es el segundo en la clasificación, a tan sólo tres puntos de los azulgranas y con ligera ventaja sobre Valencia, Sevilla y Real Madrid.

Su inmaculada racha de resultados se extiende a la Liga de Campeones, donde ha conseguido empatar en Old Trafford, nada menos, y aspira a jugarse la primera plaza del grupo en casa ante el Manchester United.

Y es que al Villarreal no le hace justicia su nombre. Suena pobre. Poco mercadotécnico. Y además no es una ciudad capital de provincia, siquiera. A unos kilómetros está Castellón, que es la que ostenta el título geográfico. Porque el futbolístico, en poco tiempo, será propiedad del 'submarino amarillo'. El Castellón ha vivido once temporadas en la máxima categoría, por diez del Villarreal. El curso que viene le habrá alcanzado. Y si Fernando Roig y Llaneza no patinan, o el Castellón -cuarto en la Liga Adelante- no lo remedia, le superará en la Liga 2010-2011.

Cuando se estudia su plantilla, el Villarreal cobra otra dimensión. Senna, Capdevila y Cazorla, campeones de Europa con la selección española; Pires, campeón del mundo con Francia en 1998; Matías Fernández, internacional chileno; Rossi, internacional italiano; Nihat, alma de la selección turca... Grandes jugadores capaz de hacer un roto a cualquiera. Y sin embargo el Valladolid acepta el reto. Víctor, que ha sido emblema de ambos clubes, cree que hay opciones. «Va a ser difícil, es un campo complicado, con un rival que tiene mucha calidad y muchos jugadores que cualquiera de ellos te puede ganar un partido. Pero si nos metemos en el partido igual que nos hemos metido en casa, vamos a tener nuestras opciones», asegura.

La receta, desde el punto de vista teórico, es sencilla. Hay que arrebatarles el balón. Lo malo de la teoría es que siempre se complica cuando llega la hora de ponerla en práctica. ¿Cómo se hace eso? «Lo bueno que tenemos es que a cualquier equipo le hacemos jugar mal. Todo el mundo dice ahora que el Madrid parecía que era un equipucho, y no, quizá el Valladolid corrió mucho y no dejó jugar al Madrid. Y con el rival que jugamos, se lo complicamos. Y al Villarreal la temporada pasada también, lo que pasa es que en la primera que tuvieron, nos hicieron gol, pero fuimos superiores en la primera parte. Vamos a intentar complicarles su juego, que ellos no saben robar la pelota», dice.

Más bonito

La estadística, desde luego, le quita la razón al media punta blanquivioleta. Nunca se ganó allí, y menos en competición liguera. Y para colmo este año el Villarreal aún no sabe lo que es perder, excepción hecha de 'lo' de El Ejido. Y Víctor persevera. «Será más difícil, pero más bonito. Si consigues ganar después del tiempo que llevan sin perder, mucho mejor, mucho más bonito. Creo que el Real Valladolid está bien, los tres puntos que sumamos ante el Real Madrid nos han venido muy bien para que la autoestima vaya un poquito más alta, que nos faltaba un poco, y ahora el equipo cree mucho más en sí mismo».

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