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DAVID VALERA
Domingo, 16 de noviembre 2008, 03:05
Todo lo que empieza mal acaba peor. Si la semana comenzaba con al eliminación ante el Irún terminó con la debacle en Zorrilla. El Real Madrid saltó al campo pucelano con el miedo en el cuerpo. El miedo que produce los malos resultados de 'Champions', de la bochornosa eliminación de la Copa del Rey y del ambiente enrarecido entre unos jugadores y su entrenador. Estas dudas se trasladaron al terreno de juego y en concreto a la defensa blanca. No hubo balón colgado, ya fuese córner, falta o centro desde 40 metros, que no provocara problemas y desconcierto en la zaga blanca. Parece mentira, pero hombres como el experimentado Heinze, el veterano y mejor jugador del mundo como Cannavaro o el 'supertarzán' Sergio Ramos son como auténticos flanes a punto de derretirse en cuando perciben la presión y la cercanía de los rivales. Así llegó la principal ocasión del Valladolid. En el minuto 11, García Calvo remató de cabeza un córner que sacó Marcelo bajo palos. El central pucelano estaba completamente solo en el área y únicamente la provindencial presencia del brasileño, quizás lo único que hizo en el partido, impidió que los blanquivioleta subiesen su dominio al marcador.
El conjunto 'merengue' tardó poco en responder, y siete minutos después, Higuaín desaprovechó una clara ocasión con un tiro dentro del área que despejó Asenjo. A partir de ahí, el partido entró en una fase insulsa en que las imprecisiones de ambos equipos impidieron crear nuevas ocasiones de gol.
Atenazados
El Real Madrid estaba atenazado, sólo Guti intentaba dar sentido al ataque blanco y suministrar de balones a Higuaín, que insistía en desmarques inútiles a los ojos de sus compañeros. La poca efectividad del Real Madrid se observó en que no sacó un córner en los primeros 45 minutos. Schuster, siempre muy reacio a usar jugadores del filial, dio la oportunidad a Javi García que estuvo desaparecido todo el partido.
Pero al fin y al cabo, Javi García debutaba, pero es que hizo lo mismo que hicieron Gago, Raúl, Van der Vaart y todo el centro del campo blanco. Prueba de ello es la desesperación mostrada por Guti que pagaba con el árbitro y que poco a poco se fue diluyendo como sus compañeros entre quejas, broncas y desmanes propios de la impotencia.
Los locales tenían la posesión del esférico que movían con facilidad hasta las inmediaciones del área rival, aunque sin generar peligro. El árbitro indicó el camino de los vestuarios con el mismo marcador que comenzó el partido.
Comienza la pesadilla
En la reanudación se confirmaron los peores augurios para el Madrid. Transcurría el minuto tres cuando Pedro León cogió el balón, cabalgó por la banda derecha con total libertad, superó a Marcelo por velocidad y a Heinzce con calidad para llegar a la línea de fondo y poner un balón atrás, para que Canobbio, con un gran zurdazo dentro del área batiera a Casillas y adelantara al Valladolid.
Schuster miró al banquillo y sacó a Sneijder y Drenthe por Van der Vaart y Marcelo.
Intentó buscar mayor profundidad por unas bandas no transitadas por los jugadores del Madrid. Sneijder aportó algo más de empuje y dos tiros suyos desde fuera del área obligaron al meta pucelano a trabajar.
El Valladolid intentaba a la contra buscar su oportunidad ante un rival volcado en un ataque infructuoso. Pero es que el Real Madrid no atacaba, simplemente movía el balón hacia la portería de Asenjo sin mucho sentido y con muchísima menos convicción. De hecho fue incapaz de crear una sola ocasión de peligro en jugadas que no fuesen a balón parado o propias de un rebote.
Sólo un gravísimo error en una cesión a su portero de Borja ofreció a Raúl la mejor ocasión para empatar, pero el 7 blanco desperdició un mano a mano ante Asenjo.
El Real Madrid era un quiero y no puedo. Atacaba más con el corazón que con la cabeza, con balones colgados y tiros lejanos que facilitaban la labor de la zaga local.
Ni la épica
El conjunto 'merengue' todavía podía confiar en la épica de los últimos minutos que tantas veces le había sido benévola. Pero esta vez no fue así y las oportunidades que tuvo en los últimos minutos, sobre todo a balón parado, se fueron al limbo.
Muestra del estado de ánimos que recorría a los jugadores del Madrid fue la expulsión de Heinze en el minuto 87 que vio dos amarillas en un minuto: una por falta y otra por protestar. En los últimos segudnos Pedro López sacó bajo palos un remate de cabeza de Cannavaro, pero ya no había tiempo para más y el Valladolid consiguió su segunda victoria ante el Madrid de los últimos 15 encuentros disputados en Zorrilla. El conjunto de Schuster sigue en caída libre y sin visos de mejoría. Más bien, todo lo contrario.
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