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J. FERNÁNDEZ
Jueves, 11 de septiembre 2008, 12:35
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Los tres espadas y el mayoral de la ganadería salmantina de Escudero de Cortos a hombros por la puerta grande. Fue el epílogo de una novillada triunfal celebrada ayer en Laguna de Duero durante las fiestas de la Virgen del Villar. Con movilidad, nobleza y excelente presentación, a los astados quizá les faltó algo más de chispa para poner más emoción en el tendido.
El vallisoletano Josete desorejó al sexto poniendo en escena su toreo templado, de buen gusto y elegancia, rematando la faena con unas ceñidas manoletinas y una eficaz estocada, algo caída. En su primero no fue capaz de estructurar debidamente una faena que a la postre resultó deslucida con un astado que se empleó en el caballo pero que no embestía tan bien a la hora de tomar la franela.
Variado repertorio
Román Pérez pudo haber cortado más trofeos de los dos que se llevó si hubiera matado bien al segundo de su lote. El espada francés maneja el capote a su antojo y ofrece con la muleta un variado, técnico y artístico repertorio que además tiene transmisión por el desparpajo, raza y entrega que expone el novillero en cada lance.
El diestro de Plasencia (Cáceres), Francisco Pajares cumplió y estuvo firme en sus dos actuaciones. Empleó un toreo despacioso y suave para mantener en pie a su primero, muy justo de fuerzas.
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