Valladolid recibe al Pucela

De regreso a la monotonía, a los cálidos Anexos, el Real Valladolid se llevó una grata sorpresa: una multitud de aficionados le esperaba deseosa de ver a su Pucela.

Poco más de dos semanas han transcurrido desde que el conjunto que timonea José Luis Mendilibar pusiera rumbo a tierras holandesas para apuntalar su puesta a punto, sin embargo, aunque para el común de los mortales es poco tiempo, a los más incondicionales les ha parecido una barbaridad. «Asenjo me firmas»; «a mí también»; «ju, que estaba yo primero», se arremolinaban niños y no tan niños alrededor del internacional sub-21.

No fue el único acosado por los seguidores, y es que, pese a ser agosto, visperas de la fiesta más importante del año, 'operación pueblo' con las ciudades más vacías que el campo del Mouscron en cada visita del Pucela, la afición volvió a responder. Respondió al igual que comienza a hacerlo en la campaña de abonados donde las cifras ya hablan de más 12.500 socios.

La alegría no fue completa para algunos jóvenes seguidores, «papá, ¿dónde está Víctor?»; «Pues no lo sé... ¡ah! es aquel que juguetea con el balón». Pero no lo era, el '21' blanquivioleta no pisó el césped junto a sus compañeros, porque continuó en la soledad del gimnasio la recuperación de su lesión.

Al igual que el mediapunta extremeño, Ogbeche, Bea y Canobbio tampoco entrenaron, aunque el uruguayo correteó durante un buen rató por el terreno de juego para después deleitarse con unos toquecitos con el balón.

La primera sesión preparatoria fue más larga de lo habitual -había que cumplir con el respetable-. Como viene siendo habitual con 'Mendi', el balón fue el protagonista, aunque no por eso el futbolista no sudó y, si no, qué se lo pregunten al joven Quique que, durante un momento, debió pensar, «si me siento ya no me levantó», pero se levantó y continuó el multirondo incluso con algún detalle de calidad, ya que, al fin y al cabo, de lo que se trata es de seguir ilusionando a todos esos incondicionales que siguen sin fallar.