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MARÍA NIETO
Domingo, 10 de agosto 2008, 03:38
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Osorno regresó ayer a los últimos años de la posguerra, al tiempo en el que la localidad empezaba a resurgir económicamente gracias a las buenas cosechas y a la llegada de las primeras harineras. Osorno en dulce, la fiesta que organiza desde hace cuatro años la asociación El Portalejo, impregnó a la localidad de una imagen guardada en la memoria de sus mayores. Los vecinos sacaron del baúl antiguos atuendos, zuecos de madera y boinas para ellos, y coloridos, aunque recatados vestidos, para ellas. Tampoco faltaron antiguos aperos de labranza y viejos utensilios de cocina con los que prepararon platos tan tradicionales y duraderos en el tiempo como las 'patatas a lo pobre'.
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