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ERUROCOPA 2008

Luis educa al Niño

Aragonés da un toque de atención a Torres por su desplante al ser sustituido y trata de blindar a la selección ante cualquier atisbo de euforia

IVÁN ORIO |

Jueves, 12 de junio 2008, 11:52

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Luis Aragonés ha llamado la atención a Fernando Torres por su desplante en el partido ante Rusia cuando fue sustituido por Cesc al poco de comenzar la segunda parte. Quiere educar al Niño, hacerle ver que, aunque sea una reacción pasajera y en caliente, la actitud que mantuvo tras el cambio no le ayuda en nada y, lo que es más importante, puede perjudicar la imagen de unidad del grupo. Y es que el delantero del Liverpool, decisivo en el primer gol de España y siempre batallador cuando permaneció en el campo, tuvo un detalle muy feo con el seleccionador al retirarle la mano junto al banquillo y lanzar con rabia su camiseta para mostrar su enfado y su desacuerdo. Fue probablemente el único lunar de un debut soñado en el que el equipo nacional dejó a un lado sus complejos y demostró con su goleada que ha llegado motivada a esta cita de Austria y Suiza.

La labor pedagógica, fundamental en los clubes, adquiere un rango aún mayor en las selecciones, en las que la diferente procedencia de sus futbolistas obliga a reforzar los objetivos comunes. Aragonés tratará de contrarrestar cualquier actitud negativa que amenace el trabajo ya conseguido en ese sentido. No se trata de penalizarlas, sino de que no vayan más allá, y por eso ha dado un toque a Torres a pesar de entender su enojo. «Son cosas internas», declaró ayer al término del entrenamiento de recuperación, «pero las cosas no se quedan así». Es decir, que ha habido charla con el jugador para evitar que el asunto pueda tener alguna repercusión en el futuro. «No se dejan pasar las cosas», recalcó en alusión al incidente un Aragonés siempre reticente a airear públicamente cuestiones de esta naturaleza.

No más raúles

«Comprendo al jugador que se enfada. Yo también he sido jugador y me ha pasado. Pero luego hay una corrección Con el primero que hay que enfadarse es consigo mismo. Pero el que no juega se debe cabrear, claro que sí», señaló públicamente. En privado se mostró algo más disgustado y sugirió que no quiere más raúles, jugadores de peso en el vestuario que puedan dividirlo porque no comparten sus alineaciones. Ocurrió en el Mundial de Alemania, cuando Raúl no encajó alguna suplencia y se convirtió en el cabecilla de un grupillo,  también integrado por Salgado y Cañizares, que no le gustó nada a Aragonés. Hubo roces con el madridista que convulsionaron a la plantilla y el entrenador quiere desterrar episodios de ese tipo.

El seleccionador, eso sí, alabó la decisión de Villa de correr a abrazarse con Torres en el banquillo cuando consiguió el tercer gol. Fue una manera de agradecerle su entrega en el campo. «Fue un buen detalle que confirma la cohesión que hay en este equipo, en el que igual de importante es el banquillo que el que ha marcado tres goles», añadió el técnico. Con la sustitución del Niño por Cesc a los nueve minutos de la segunda parte Aragonés quiso recuperar algo de equilibrio en el centro del campo, una parcela que había quedado un tanto desguarnecida por la forma de jugar de los rusos.

Alegría precavida

La contundente victoria ante la selección de Guus Hiddink ha devuelto la ilusión a los aficionados, un tanto aletargados los días previos al debut por la espera y como mecanismo de autodefensa ante otro eventual batacazo. En el fútbol se pasa en un minuto de la depresión a la euforia, y el de Hortaleza quiere blindar a la plantilla de cualquier atisbo de triunfalismos. Por desgracia hay antecedentes, el más próximo el del Mundial de Alemania, que aconsejan tener los pies en el suelo y valorar el partido ante Rusia en su justa medida. Los internacionales tuvieron ayer la tarde libre para estar con sus familias en Neustift pero, antes de abandonar el recinto de entrenamiento, hicieron terapia de grupo junto al cuerpo técnico para protegerse de la euforia que ya ha calado entre los seguidores.

«Hemos tenido una charla todos. Ha habido un cambio de impresiones en el que se ha dejado claro que se cumplido con nuestra obligación y que la euforia no puede estar nunca en nosotros. Hay un buen equipo, pero habrá momentos en los que tocará sufrir», explicó el seleccionador. Como se sufrieron los primeros veinte minutos ante Rusia, en los que España se mostró dubitativa y con desajustes. Fue lo que menos le gustó del debut a Aragonés, que confía en que estos desajustes no se repitan el sábado ante Suecia, un combinado que le inquieta.

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