Del averno a la gloria

«Próxima estación: la gloria, con escala en el averno». Sólo faltaba esta frase a la entrada de las pistas de atletismo del Río Esgueva, que, ayer, fueron la sede de la XVIII Reunión Internacional Ciudad de Valladolid, trofeo Ana Pérez. La prueba se convirtió en un suplicio para los cientos de atletas que tuvieron que enfrentarse a los dos peores enemigos del tartán: el viento y el agua.

Las grises nubes que cubrieron las instalaciones a orillas de la Esgueva no tuvieron piedad para con los atletas y descargaron agua durante toda la tarde. Esos escasos segundos en los que las piernas queman por la explosión de energía en ellas se convirtieron en eternos por culpa del líquido elemento, que parecía cortar el rostro de esfuerzo de los corredores que se batían en feroz lucha.

Los que tuvieron más fortuna fueron los de las pruebas de salto, a cubierto. En el de altura, se vivió un espectacular duelo entre dos torres: Javier Bermejo Rodríguez, actual campeón de España, y el cubano del Medislat Lleida Lisvanys Pérez Rodríguez. Al final, el salto más clásico, el de los pasos, mirando a la barra fijamente, casi en perpendicular del español se impuso al salto más explosivo y aparentemente autosuficiente del cubano, que se quedó a tres centímetros de Bermejo.

Pero la genética, tan recurrida en esto del atletismo, hizo de las suyas y apareció en la prueba de los 400 metros lisos femenino, donde la explosividad es la clave. La nigeriana Gladys Estephens se dio un auténtico paseo triunfal desde que la pistola marcó la salida. Llegó a la meta con más de seis segundos de ventaja sobre la atleta del UVA Ana Cartón.

A la que los cromosomas no la sirvieron fue a su compatriota Oluwaseyu Omojuwa, que fue superada en los 200 libres por la plusmarquista nacional Belén Recio, que la aventajó en medio segundo. Además, la cordobesa volvió a levantar los brazos en la otra prueba en la que reina, los 100 libres. Se impuso en el hectómetro con un crono de 11.71.

Un doblete que fue reeditado también en categoría masculina, donde las largas piernas del cubano Carlos Santana volaron sobre la pista vallisoletana y se impusieron en el hectómetro y en el doble hectómetro sin apenas dificultades. 10.60 y 21.51, respectivamente fueron sus marcas.

Sin representación africana en la prueba reina por excelencia del atletismo, los corredores españoles fueron amos y señores de los 1500.

Carrera lenta

La masculina fue vencida por el vallisoletano José Fernándo Díez tras un final de infarto en el que derrotó por sólo una décima, prácticamente por el cordón de su zapatilla, al soriano Jorge Pascual. Un esprínt final predecible debido a la lentitud de una prueba que paró el tiempo en 4:01.67.

La de chicas fue algo más rápida teniendo en cuenta la juventud de las atletas. El kilómetro y medio de las féminas tuvo sólo color vallisoletano. Las tres primeras plazas fueron copadas por corredoras locales. La primera en llegar a la meta fue María Asensio, seguida de Celeste Mendoza y Cristina Bailón.

Pero uno de los platos fuertes de la reunión internacional estaba reservado al final, como los buenos postres. La cita servía, además, para conocer al nuevo campeón regional de relevos. Tanto el 4x100 como el siempre complicado 4x400 buscaban nuevo poseedor.

En categoría masculina, los auténticos vencedores fueron los atletas de la Universidad de Burgos que se adjudicaron ambas pruebas. Paradójicamente, la del hectómetro de manera más cómoda y la larga por apenas un segundo de ventaja sobre el Puente Romanillos.

En féminas, hubo más variedad. El relevo del hectómetro se lo adjudicó el equipo del Club Atletismo Valladolid, compuesto por Carolina Díez, Teresa García, Abigail Azpeleta y María Frutos.

Por último, las nuevas cam- peonas del 4x400 fueron las charras del Caja Rural-Atlético Salamanca que apabullaron sin problemas a las del Universidad de Burgos.

Además de la prueba de mayores, el concurso tuvo también una parte más lúdica dedicada a los atletas del mañana que pudieron disfrutar de una jornada, bajo techo, repleta de carreras, sofocones y, también, medallas.