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A. A.
Sábado, 20 de octubre 2007, 03:03
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Este hombre es un obseso del rugby. En su casa ensaya cada día el lanzamiento a palos. Se ganó el título de Lord por llevar a la armada invencible inglesa a la victoria mundial en las aguas australianas de 2003. Es un fanático del cine, la música de Coldplay (su grupo favorito), el ping-pong y la guitarra, dando clases a diario.
Una vez le preguntaron qué superpoder adquiriría si fuera un superhéroe: la visión de rayos X, respondió.
Tras conquistar el Mundial de 2003, una plaga -quizá convocada por algún hechicero australiano- se ensañó con él: apendicitis, hematomas, daños en los ligamentos, fractura de hombro, un total de catorce puntos de sutura en diferentes partes de su cuerpo, bloqueo en la rodilla, dolor en los aductores.
Pero su corazón permanece invicto e imbatible. Nunca lo abandonó. Por eso Jonny Wilkinson es el jugador más querido del rugby inglés, y hoy puede convertirse en Caballero de la Mesa Redonda.
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