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Iniesta festeja su gol ante Islandia perseguido por Luis García y David Villa. / ESTEBAN COBO-EFE
Iniesta, un oasis en el desierto
FÚTBOL

Iniesta, un oasis en el desierto

El manchego ha marcado tres goles decisivos en los últimos cuatro partidos, pero sigue sin quitarse la etiqueta de suplente para Aragonés

I. TYLKO

Lunes, 10 de septiembre 2007, 02:50

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Con tres goles en los cuatro últimos partidos de España en su tortuosa fase de clasificación para la Eurocopa '08, Andrés Iniesta se ha convertido en el suplente más rentable, en el faro que ilumina al tenebroso combinado de Luis Aragonés, en una especie de oasis en el desierto. Gracias al revulsivo manchego y a los errores de los flojos rivales directos, España aún depende de sí misma para poder competir contra los mejores, el próximo verano, en el Europeo de Austria y Suiza.

A falta de cuatro partidos, la selección está igualada con Irlanda del Norte en la lucha por la segunda plaza del grupo F, tiene a los suecos a tiro de tres y aventaja en cinco puntos a los daneses, aunque estos han disputado un compromiso menos y, seguramente, serán al final los grandes rivales a batir. Si todo sigue su curso y no hay más sorpresas, España necesitará al menos un empate en el destierro danés de Aarhus -la UEFA clausuró el Parken de Copenhague por los incidentes ante los suecos- para afrontar con garantías los dos últimos partidos de casa. Cualquier conjetura o 'cuenta de la lechera', sin embargo, pasa por vencer el próximo miércoles a Letonia en Oviedo.

En la era de la mercadotecnia y las relaciones públicas, del éxito de quien sabe venderse, Iniesta es un marciano. Trabaja en silencio, rinde cuando se le necesita, respeta a los compañeros y a los técnicos, y no alza la voz aunque sufra en su fuero interno. Quizá por esas virtudes profesionales, y también por su falta de liderazgo, es el jugador número 12 para Luis Aragonés y también ha pasado a un segundo plano en el Barça, donde el recién llegado Touré Yayá y el crítico Deco parecen por delante en la mente de Rijkaard. Por si algún día el de Fuentealbilla estallase, el Real Madrid anda al acecho y ya filtró que podría pagar los 60 millones de euros de su cláusula de rescisión.

La humildad del goleador

«Estoy encantado de poder ayudar a la selección con otro golito y de devolver así la confianza del seleccionador. Mi mayor satisfacción es colaborar con mis compañeros y saber que dependemos de nosotros mismos y de que, visto lo visto, el punto de Islandia fue bueno. Sabemos que sufriremos hasta el final, pero ahora hay que pensar en el miércoles». Tras firmar un postrero gol que puede valer una clasificación, el manchego hacía gala en Reikjavik de una humildad impropia de este mundo.

Iniesta fue la nota positiva de otra noche deprimente, de un partido que evidenció la falta de química entre el seleccionador y los autocomplacientes jugadores, los desajustes defensivos, el miedo de Joaquín y Silva a entrar en el cuerpo a cuerpo y la escasa coordinación de la pareja Villa-Torres, dos atacantes que no explotan en la selección aunque el asturiano sume 12 goles en 25 partidos y el madrileño 14 en 44.

Aragonés siempre ha reclamado a sus centrocampistas más llegada y remate, pero que sea Iniesta el que resuelva sus problemas y dé con la fórmula no deja de ser sintomático y peligroso. El albaceteño acumula 15 partidos y cuatro goles con la absoluta, donde tiene por delante a Xavi y a un medio de contención que suele ser Albelda y que en Reikjavik fue Xabi Alonso, gafado con España e incapaz de aprovechar las oportunidades.

Iniesta golpeó con fuerza en la puerta de la selección en el amistoso de Old Trafford, donde selló el sonado triunfo merced a un golazo desde fuera del área. Su éxito no le sirvió para ganarse un lugar de privilegio en el once. No marcó en el sufrido triunfo del Bernabéu ante Dinamarca, pero sí resultó decisivo en el choque ante Islandia de Palma, donde abrió la lata vikinga a 12 minutos del final.

El azulgrana volvió a mojar y abrir la senda del triunfo en Riga, entonces con la colaboración del letón Zakresevskis. En Liechtenstein resolvió Villa, en el bolo de Salónica Marchena y Silva (2), pero Iniesta volvió a resultar providencial en el Laugardalsvöoler islandés. Acudió al rescate del combinado nacional a cinco minutos del final, media hora después de reemplazar a Torres, cuyo desencajado rostro en el cambio dibujaba la impotencia de esta selección.

El miércoles, ante Letonia, es probable que Aragonés vuelva a confiar en Albelda, incapaz de soltar un buen pase a más de diez metros en Islandia, y Xavi. Con Xabi Alonso sancionado por la roja directa, Iniesta volverá a ser el tercer centrocampista en el orden de preferencias. Y estará listo de nuevo, igual que sucedió en Riga, para salir al campo y arreglar lo que su técnico y sus compañeros no han sido capaces de solucionar durante todo el choque. Sin alzar la voz. Utilizando solo su capacidad futbolística.

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