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Apertura del trazado de la A-66 entre Zamora y Benavente.
Adiós al cuello de botella de la Autovía de la Ruta de la Plata

Adiós al cuello de botella de la Autovía de la Ruta de la Plata

Esta mañana se ha inaugurado el tramo entre Zamora y Benavente, que concluye esta vía entre Gijón y Cádiz o Huelva

EL NORTE

Martes, 12 de mayo 2015, 17:01

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Viajar de la costa cantábrica a la del Atlántico sur por autovía o autopista desde Gijón a Cádiz o Huelva encontraba hasta ahora un pequeño cuello de botella en la provincia de Zamora, donde hoy se ha puesto en servicio el último tramo de la Autovía de la Ruta de la Plata.

La apertura esta mañana del trazado de la A-66 entre Zamora y Benavente, sin inauguraciones oficiales en plena campaña electoral, supone la conclusión de una conexión transversal por autovía que vertebra el occidente español y recorre cuatro Comunidades Autónomas en un trayecto inspirado en la Vía de la Plata de la época romana.

El cuello de botella ahora agrandado es un trazado de 49 kilómetros que antes cruzaba el casco urbano de siete localidades y que registraba una circulación media de 8.000 vehículos diarios, entre los que se incluían los camiones y autobuses que recorren la Ruta de la Plata entre Asturias y Andalucía.

Los 55 minutos que se empleaban en llegar de Benavente a Zamora se recortan ahora a 40 y eso lo han agradecido tanto conductores locales como transportistas nacionales.

El camionero gallego José Luis Varela, que viaja de la costa lucense a Sevilla y Huelva y es habitual de la Ruta de la Plata, ha citado durante un descanso en Montamarta (Zamora) las ventajas del nuevo tramo.

"Por la autovía vas más mucho más a tu aire, es mucho más relajado", ha confesado a Efe este transportista que ha mencionado las limitaciones de velocidad y los pasos por poblaciones como inconvenientes del trazado alternativo a través de la carretera Nacional 630.

Además, la autovía también ha dejado empleo en la zona, tal y como han recordado los trabajadores de la empresa encargada de la señalización José Luis Martín y Aitor Carpintero, que a media mañana destapaban algunos de los paneles señalizadores del nuevo tramo de autovía.

Pese a dejarse para el final, el tramo de la Autovía de la Ruta de la Plata entre Zamora y Benavente no presenta especiales dificultades orográficas y su mayor complejidad ha residido en el paso sobre el embalse de Ricobayo del río Esla, salvado con un viaducto de 240 metros.

Este trazado ha sido peculiar en cuanto a su financiación, ya que se ha pagado mediante el denominado método alemán, por el que el consorcio de empresas constructoras adelanta el coste total de las obras y el Ministerio de Fomento abona un canon durante 30 años a partir de la puesta en servicio del trazado de autovía.

De esta forma, al coste de 179 millones de euros que han tenido las obras hay que sumar los gastos financieros y el pago del mantenimiento, la conservación y explotación de la autovía durante 30 años, que corre a cargo de las constructoras, por lo que la liquidación ascenderá a más de mil millones de euros hasta el año 2045.

La ventaja es que de esta forma las empresas son las primeras interesadas en que las obras se ejecuten lo antes posible para anticipar el cobro del canon.

Ello ha permitido que el cuello de botella de la Ruta de la Plata haya dejado de serlo dos meses antes de lo previsto, aunque con temperaturas similares a las del pleno verano en el que estaba fijada la inauguración inicialmente.

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