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El médico Antonio Terán Prieto, en su despacho.
«Recurrimos demasiado a los fármacos buscando soluciones rápidas»

«Recurrimos demasiado a los fármacos buscando soluciones rápidas»

El médico alerta de problemas psiquiátricos asociados al consumo de drogas entre los jóvenes

Alicia Pérez

Viernes, 20 de febrero 2015, 16:18

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Antonio Terán es psiquiatra y trabaja en el Hospital San Juan de Dios de Palencia desde hace 30 años. Experto en adicciones y dedicado desde hace un cuarto de siglo al tratamiento de drogodependencias y de las patologías asociadas, considera que el tratamiento de una enfermedad va mucho más allá de la prescripción de un fármaco y que la sociedad ha farmacologizado excesivamente la vida.

Dice que el tratamiento de la enfermedad va mucho más allá de la prescripción de un fármaco.

Limitar el campo del tratamiento de las enfermedades al uso de fármacos es tremendamente reduccionista y sitúa al médico en un plano muy limitado. Nuestra sociedad y nuestro ritmo de vida han hecho del uso de fármacos una forma rápida de buscar soluciones. Hemos farmacologizado excesivamente nuestra vida, cuando podríamos tener otro tipo de comportamientos como una forma de vida mucho más saludable y compromisos de autocuidado, de alimentación y de estilo de vida.

¿Cuáles serían esos estilos de vida más saludables?

Nuestro cuerpo no es una máquina que funcione de forma ilimitada y necesita los cuidados alimenticios, del sueño, del ocio, del ejercicio físico y de un trabajo bien desarrollado. Muchas veces recurrimos a los fármacos y buscamos el remedio en la pastilla. Estamos farmacologizando excesivamente nuestra vida.

En psiquiatría, ¿el fármaco o el trabajo con el paciente?

Las dos cosas. El trabajo con un paciente que tiene una enfermedad mental es un trabajo multidisciplinar. No hay una pastilla mágica y es la conjunción de diferentes tratamientos los que van a hacer una malla que ayude a esa persona a resolverlo, a minimizarlo o a propiciar la estabilidad.

¿Los recortes han paralizado la investigación en este campo?

Yo creo que sí. La realidad es que en los próximos años hay muy poquitas expectativas de nuevos fármacos en el campo de la salud mental. El número de ensayos clínicos con nuevos fármacos ha disminuido y a cuatro o cinco años vista, tenemos muy poquitos avances.

¿Hay algún tipo de patología con mayor incidencia?

Sin ninguna duda, la depresión. Ha salido un informe de la Sociedad Española de Psiquiatría que dice que entre el 8% y el 15% de la población sufre depresión como una tristeza patológica a lo largo de su vida y ese porcentaje hace que se encuentre entre las primeras causas de discapacidad. En el año 2013 en España, más de 1,8 millones de personas fueron diagnosticadas de depresión y dice la Sociedad Española de Psiquiatría que este aumento estaría relacionado estrechamente con la crisis que estamos viviendo.

¿Son cifras muy graves?

Son cifras para pensar en cómo sentimos, vivimos, interpretamos y cómo afrontamos las situaciones de crisis que se producen en nuestra vida. En qué mecanismos de defensa o de enfrentamiento utilizamos para superar esa situación vital para no deprimirnos.

¿Qué hacemos mal?

Probablemente, esté en la forma de vida en la que vivimos con mucho estrés y en la que damos mucha importancia a cosas que tienen un carácter material y en el momento que las perdemos, lo vivimos con mucha frustración y angustia, y nos genera mucha sensación de vacío. El estrés también debilita mucho nuestro sistema nervioso central y también influyen los factores educativos.

¿Por qué aparece el consumo de drogas?

El consumo de drogas es tan antiguo como la historia de la propia humanidad pero a partir de los años 60 y 70 pasa a utilizarse de una forma diferente. Las drogas en determinadas personas que tienen factores de vulnerabilidad fundamentalmente de tipo genético pueden llegar a generar dependencia. Además, si en el ambiente hay muchas sustancias, hay mucha más probabilidad de que se produzcan adicciones y en nuestra sociedad hay muchas sustancias de todo tipo, desde el tabaco y el alcohol a los derivados del cáñamo, las anfetaminas, la cocaína o los derivados del opio.

¿Los jóvenes de ahora toman más drogas que antes?

Los jóvenes consumen fundamentalmente alcohol y derivados del cáñamo, sobre todo, marihuana y hachís. El problema es que sobre estas dos sustancias existe una valoración de riesgo vital muy bajo porque culturalmente bebemos alcohol y no le damos la importancia del efecto tóxico que produce en nuestro organismo y los derivados del cáñamo tienen una cierta buena prensa. Pero la realidad es que cada vez estamos viendo en los jóvenes más problemas de tipo psiquiátrico asociados a los derivados del cáñamo, como problemas de ansiedad muy serios, crisis de pánico y cada vez más, problemas de índole psicótico. Son sustancias complicadas, graves y los jóvenes tienen que saberlo porque son muy peligrosas para el cerebro.

Las adicciones no se reducen solo a las drogas, ¿hay algunas nuevas que están apareciendo como a las nuevas tecnologías?

-Necesitamos que tengan un mayor cuerpo de investigación para poderlas etiquetar como tales adicciones pero sí sabemos que son comportamientos que irrumpen en la vida de los sujetos, muchas veces jóvenes, y que generan patologías. Suelen ser personas vulnerables y debajo de esa conducta suele haber patologías de base que actúan como factores de vulnerabilidad o fragilidad.

¿Cuál es la solución ante estas nuevas patologías?

Hay que hacer un uso higiénico y conocer los límites. Cuando las tecnologías irrumpen en la vida del sujeto para convertirse en algo continuo y permanente y que limita la libertad de hacer otras cosas, una luz roja se enciende. Todo uso que sobrepasa la barrera y se convierte en abuso o en uso perjudicial y que interfiere en la vida del sujeto es un uso patológico e inmediatamente hay que poner límites y pedir ayuda porque ya hay intervenciones específicas para ello.

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