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Un candado impide el acceso al aparcamiento del centro de ocio Parquesol Plaza. J. Sanz
Un bar de Parquesol Plaza se resiste a cerrar pese a la clausura del centro de ocio

Un bar de Parquesol Plaza se resiste a cerrar pese a la clausura del centro de ocio

Continuará abriendo sus puertas solo los viernes y sábados, de la medianoche a las 6:30 horas, para que sus últimos inquilinos puedan desarrollar su actividad

J. Sanz

Valladolid

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Viernes, 16 de marzo 2018, 08:16

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«Tenemos un contrato de alquiler en vigor que expira dentro de cuatro años y nuestra intención es continuar con el local abierto a pesar de las condiciones en las que se encuentra el centro de ocio», apuntan los propietarios de la sala de conciertos Tamberly Sound Club, el único negocio que ha sobrevivido al intento de cierre del Parquesol Plaza después de rechazar una tras otra las ofertas de sus actuales propietarios –la inmobiliaria Dos Puntos– para finiquitar el arrendamiento. Así que el enorme espacio comercial de 12.845 metros cuadrados y ocho mil plazas de aparcamiento (subterráneo y al aire libre), situado al final de la calle Enrique Cubero, continuará abriendo sus puertas solo los viernes y sábados, de la medianoche a las 6:30 horas, para que sus últimos inquilinos puedan desarrollar su actividad.

La pequeña discoteca, que ocupa un local de la primera planta, recaló en el maltrecho centro de ocio cuando aún era propiedad de la promotora Parquesol, en 2012, cuyos responsables intentaban entonces reflotar un negocio que ya estaba tocado de muerte. El caso es que rubricaron entonces un contrato de alquiler a diez años vista para poner en marcha el Tamberly Sound Club, que expira el 19 de diciembre de 2022, por lo que la inmobiliaria que heredó el centro de ocio se ve obligada ahora a conservarlo y abrirlo durante las madrugadas de los fines de semana y de algunos festivos y vísperas, conforme a la licencia de discoteca de esta sala de música techno y electrónica.

El enorme cubo metálico situado en lo alto de la ladera suroeste de Parquesol permanece clausurado a cal y canto el resto de días de la semana desde que el último negocio de la planta baja, el Foster’s Hollywood, cerró sus puertas el 25 de febrero «al negarse los dueños del centro a a renovar su alquiler», que expiraba ese día. Al lunes siguiente colocaron, y es literal, un bolardo y vallas con una cadena oxidada y un candado para cerrar el aparcamiento.

Cartel con los horarios

En la puerta acristalada del edificio, sin embargo, aún está colgado un cartel con los horarios del centro, como si abriera los siete días de la semana –no es así–, y nada informa de la presencia de una discoteca que resiste legalmente a la presión que vienen ejerciendo los dueños del Parquesol Plaza desde que asumieron la propiedad hace más de un año. Por entonces aún eran tres los negocios, un bar que cerró en verano, el citado restaurante y el Tamberly. «Tenemos un público fiel para nuestros conciertos y nos va bien a pesar del total abandono del centro y de que ahora dé la impresión de que está completamente cerrado, cuando no es así, con la colocación del candado y el bolardo en las entradas», resumen los responsables de la sala de conciertos, que tienen programadas dos actuaciones en directo hoy y mañana en su horario habitual.

Sus clientes, no obstante, se encontrarán con un centro de ocio fantasmagórico, cuyo exterior muestra a las claras su evidente falta de mantenimiento, en especial, en la parte posterior, repleto de pintadas. «Esperamos que cumplan con su obligación y que reabran el aparcamiento los fines de semana, ya que nuestra intención es resistir, conforme al contrato que tenemos, mientras el negocio vaya bien», inciden los propietarios del Tamberly.

Los dueños del maltrecho centro de ocio, entre tanto, han mostrado ya su intención al Ayuntamiento de esperar al cambio de uso del edificio –será catalogado como terciario en el próximo Plan General– para reconvertirlo, en principio, en un ‘call center’ (centro de llamadas). Para eso tendrán que esperar, salvo cambio de última hora, hasta 2022.

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