La Marcha Asprona alcanza los 3.400 inscritos y edita una publicación conmemorativa por su 40 edición

La propuesta, que consistía en una marcha de 50 kilómetros, logró reunir en su primera edición a 250 participantes que donaron la recaudación que los ciudadanos aportaron para «financiar» solidariamente cada kilómetro del recorrido; el año siguiente las participaciones se multiplicaron por siete.

«Entonces había un vacío en la regulación legal para las discapacidades, faltaban recursos y conocimiento», ha analizado González Torres, quien ha considerado que el éxito de la marcha radicó en «conseguir fondos pero también lograr impacto social».

Por ello esta publicación, que reúne carteles, anécdotas y fotografías de las cuarenta ediciones, pretende mostrar el avance logrado tanto en el conocimiento y aceptación de las personas con discapacidad como en la legislación para el colectivo, así como el papel de Valladolid y su provincia en la vanguardia de la inclusión social en España.

González Torres ha recordado, sin embargo, que el reto es evitar una involución de la sensibilidad y el consenso logrado ante estas cuestiones, que puede que «vean diluida la atención que reciben y pasen a un segundo plano».

«Hace cuarenta años no se hablaba de integración e inclusividad de los colectivos diversos en la sociedad, pero los vallisoletanos estábamos haciendo eso, casi sin saberlo», ha señalado el presidente de la Diputación de Valladolid, Jesús Julio Carnero.

La nueva edición de la iniciativa, que ha planificado su recorrido en 22 kilómetros desde Valladolid a Renedo de Esgueva, continúa con la inscripción abierta en las casetas de la ciudad y la página web de Asprona.

«No se entiende el mes de mayo en Valladolid sin la marcha Asprona», ha declarado Carnero poniendo a la iniciativa como parte del patrimonio que han ido conformando los ciudadanos de Valladolid.

El actual presidente de Asprona, Manuel Fernández, ha subrayado que la asociación «trabaja todo el año» y que la Fundación Personas, en la que está integrada, emplea en Castilla y León a más de 1.600 personas, 757 de ellas con discapacidad.