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Martes, 16 de enero 2018, 18:13
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Manuela no tenía hijos, vivía sola en su domicilio de la calle La Antigua, con vistas a la iglesia del mismo nombre, y murió en la soledad de su hogar. Allí fue encontrado su cuerpo a primera hora de la tarde de ayer después de que el portero del edificio, situado en el número 2, alertara a los servicios de emergencia de que llevaba más de diez días sin ver a la inquilina del segundo AJ, una mujer de 82 años, en cuya vivienda, además, había luz.
Los agentes de la Policía Municipal comprobaron inicialmente que nadie respondía al otro lado de la puerta y sus compañeros del Servicio de Bomberos lograron acceder media hora después al domicilio, que estaba cerrado a cal y canto con dos cerraduras de seguridad, para realizar el hallazgo del cuerpo ya momificado de la inquilina fruto del paso del tiempo desde su defunción.
La víctima, Manuela D. A., de 82 años, padecía distintas dolencias y, al parecer, estuvo hospitalizada unos días a finales del año pasado antes de recibir el alta a mediados de diciembre y regresar a su domicilio de la calle La Antigua, situado en la esquina peatonal de la plazoleta, frente al templo. «No tenía familia cercana, que sepamos, y llevábamos años pendientes de ella, pero esta vez no hemos podido ayudarla a tiempo», lamentaba visiblemente afectada una vecina del inmueble, quien recordaba que habitualmente «la ayudaban con la televisión».
Pero la mujer de 82 años, en esta ocasión, no pudo pedir ayuda y transcurrieron demasiados días para que esta llegara desde que se desvaneciera en el baño de su vivienda. Quizás sufrió una caída, puede que sufriera un infarto... Su cuerpo sin vida fue finalmente localizado al filo de las dos de la tarde de ayer y el portero explicó que hacía, al menos, diez días que no la veía salir de casa.
«Desgraciadamente cada vez tenemos más casos idénticos y es una auténtica pena toparte con personas mayores que han muerto en la más absoluta de las soledades sin que nadie se haya preocupado de ellas durante días», reconocían los bomberos que realizaron la intervención antes de recordar que apenas unas horas antes, esta vez en La Cistérniga, ya ayudaron a un hombre que había sufrido una caída en su casa.
El cuerpo de la vecina de la calle La Antigua fue trasladado al Instituto de Medicina Legal. «Nadie debería morir así», apuntaron los bomberos.
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