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El todotorreno que golpeó al guardia. R. Otazo
Absuelto el conductor que atropelló mortalmente a un agente de Tráfico de Tordesillas

Absuelto el conductor que atropelló mortalmente a un agente de Tráfico de Tordesillas

La víctima y otro compañero iban dando escolta a un camión articulado que había sufrido el reventón de un neumático en mayo del 2016

El Norte

Valladolid

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Lunes, 9 de abril 2018, 19:08

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El Juzgado de lo Penal número 1 de Valladolid ha dictado sentencia absolutoria en el caso del conductor G.O.C. que en mayo de 2016 atropelló mortalmente a un agente de Tráfico de Tordesillas dentro de dicho término municipal, a la altura de El Montico, cuando, junto con otro compañero, iba dando escolta a un camión articulado que acababa de sufrir el reventón de un neumático.

En su sentencia, a la que tuvo acceso Europa Pres en fuentes jurídicas, la juez justifica su resolución en que el trágico accidente fue fruto de una «brevísima desatención» del imputado que «desgraciadamente coincidió con la presencia en la calzada del camión escoltado que circulaba a una velocidad anormalmente reducida», concretamente por el carril derecho e invadiendo parte del arcén.

En su fallo, la juzgadora añade que «no puede estimarse que atendiendo a las circunstancias de la vía, de las condiciones del conductor y de la velocidad del vehículo conducido por el acusado nos encontremos ante un caso de imprudencia grave o menos grave, sino ante una brevísima desatención y un obstáculo completamente imprevisto, lo que lleva a calificar la imprudencia como leve, quedando la conducta extramuros del Derecho Penal».

La resolución coincide con la petición de la defensa y contrasta con la formulada por el fiscal, la Abogacía del Estado y el letrado de la acusación particular, que imputaron al acusado un delito de homicidio por imprudencia grave y solicitaron, en el caso de las dos primeras acusaciones, una pena de quince meses de prisión que el letrado de la familia del fallecido elevó a dos años y medio, junto con la pérdida de vigencia del carné.

Aunque la abogada del estado tan sólo reclamó 22.000 euros por la moto siniestrada, el fiscal y el abogado de la acusación particular interesaron las correspondientes indemnizaciones por importe próximo al medio millón de euros, con responsabilidad civil subsidiaria de la compañía Allianz y la mercantil Minicentral Hidroeléctrica Herreros S.L, propiedad de la esposa del acusado y titular del todoterreno que provocó el siniestro.

«¡Fue un despiste de un segundo!»

«¡Fue un despiste de un segundo, creo que al mirar por mi retrovisor tras adelantar al vehículo en el que iba un conocido!», es la única explicación que G.O.C. pudo ofrecer el día del juicio para justificar cómo es posible que el 18 de mayo de 2016 arrollara mortalmente a un motorista de la Guardia Civil que le precedía y de cuya presencia no se percató pese a ir éste con todas las luces de emergencia dadas mientras escoltaba un camión que acababa de reventar un neumático.

El acusado aseguró que el día de autos tomó durante la comida «dos o tres cervezas»-dio 0,18-, y, aunque en su momento achacó lo ocurrido a un «posible despiste por somnolencia», aseguró que se encontraba «perfectamente»y que el impacto con el agente del Destacamento de Tráfico de la Guardia Civil de Tordesillas se produjo en el kilómetro 146 de la A-62 (Burgos-Portugal), en El Montico y la salida de acceso a San Miguel del Pino, cuando efectuaba un adelantamiento por el carril izquierdo.

En su alegato exculpatorio, G.O.C. relató que acababa de rebasar un turismo blanco a cuyo conductor creyó reconocer al mirar por el retrovisor, momento en el que, como así reiteró, pudo despistarse hasta el punto de no ver al agente Dionisio A.N, de 55 años, que iba delante de él con su moto y que circulaba tras un camión de matrícula portuguesa al que, junto con otro agente que abría la marcha, iba escoltando hasta un lugar más seguro en el que poder cambiar un neumático que había sufrido un reventón.

Tanto el camión como ambos motoristas, el que encabezaba el convoy y la víctima, circulaban a una velocidad de entre 17 y 22 kilómetros por hora con todas las luces de emergencia e intermitencias y además el vehículo pesado ocupaba parte del arcén y la mitad del carril derecho, pese a que el procesado siguió manteniendo que el impacto se produjo en el carril izquierdo.

«¡Tuve que abrir gas para no ser alcanzado!»

Tal versión, sin embargo, fue contradicha tanto por la declaración del compañero del fallecido como por el informe de reconstrucción de los hechos efectuado por la Benemérita.

En el primer caso, el agente que abría la escolta confirmó que el convoy ocupaba parte del arcén y del carril derecho y recordó que escuchó un fuerte ruido y al mirar por su retrovisor vio «una nube de polvo y cantidad de documentos volando», al tiempo que ha apuntado que incluso él mismo corrió peligro de ser embestido.

«¡Tuve que abrir gas para no ser alcanzado, ya que la moto de mi compañero salió despedida hacia adelante y también venía el coche que la había embestido!», explicó gráficamente el guardia Civil, quien justificó la escolta dada al camión, ya que «entrañaba un gran peligro puesto que el conductor pretendía cambiar el neumático en la carretera», y mantuvo que el operativo dispuesto tanto por él como por su compañero, un agente muy experimentado, fue el idóneo.

Más categórico fue el informe ratificado por la instructora del atestado, ya que la agente considera incomprensible el accidente al ocurrir «en un tramo recto, en un día soleado y con una visibilidad total».

«Fue en el carril derecho, sin ninguna duda»

La declarante, en calidad de testigo y perito, achacó el siniestro a un «despiste por somnolencia y a una velocidad superior a los 120 kilómetros hora permitidos--el Land Rover Discovery circulaba a 136 kilómetros hora--, pero además fue tajante al afirmar, «sin ninguna duda, de que el impacto se produjo en el carril derecho, «a dos metros del eje longitudinal de la vía».

Tal afirmación la fundamentó, entre otros vestigios, en las huellas de frenada aparecidas, las marcas que la moto, «reducida a un amasijo de hierros», dejó en el asfalto durante su trayectoria de arrastre y, sobre todo, en los desperfectos que presentaba el todoterreno en la parte izquierda de su paragolpes delantero.

El propio camionero, de origen portugués, confirmó que el convoy circulaba debidamente señalizado, a una marcha muy lenta e invadiendo buena parte del arcén para facilitar el paso de otros vehículos.

El transportista llegó a indicar que no presenció el momento del impacto pero sí que al escuchar un fuerte ruido miró por el retrovisor y vio pasar cerca de su ventanilla a gran velocidad tanto la motocicleta, ya destrozada, como el cuerpo del guardia civil.

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