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Lorena Sancho Yuste
Jueves, 25 de mayo 2017, 18:04
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La tercera revisión desde 2011 de la ordenanza que regula la instalación de terrazas en la vía pública de Valladolid está a punto de ver la luz. Será cuestión de semanas. A lo sumo, meses. Pero Manuel Saravia, concejal de Urbanismo y teniente de alcalde, tiene claro que esa reforma deberá estar hecha este año para afrontar el boom de solicitudes recibidas para este tipo de instalaciones en las calles y plazas de la ciudad. Solo en lo que va de 2017 el Ayuntamiento de Valladolid ha recibido 144 expedientes para la instalación de una terraza nueva. Una proliferación que se viene notando año tras año desde la entrada en vigor de la Ley Antitabaco pero que en la situación actual, con alrededor de mil terrazas ya autorizadas, requiere la búsqueda de «un equilibrio» entre la ocupación de un espacio público, la movilidad, la contaminación sonora y la seguridad. «Con la nueva revisión no se va a estudiar la petición de la nueva terraza en relación con el local, sino con toda la calle. Ver en cada ámbito de la ciudad dónde están más colonizados y delimitar físicamente hasta dónde pueden llegar, pues a veces los espacios para peatones quedan muy reducidos», explica el concejal de Urbanismo, quien insiste en que las terrazas suponen un uso del espacio público «y hay que tener cuidado con la movilidad, el ruido y la seguridad para instalarlas donde no sea un obstáculo para el resto».
De las 144 peticiones registradas, la mitad aproximadamente ha recibido la licencia de ocupación de terrenos de dominio público, que se han sumado a las 960 que habían renovado automáticamente este año. ¿Qué ocurre con el resto? Es ahí donde la Asociación Provincial de Hostelería ha levantado la voz. Y lo ha hecho con una carta que Saravia califica de «exageradamente dura» por el tono «amenazante» utilizado para exigir que se desbloqueen tanto las licencias para nuevas terrazas como las de cambio de titularidad, pues así los empresarios de estos locales pueden aprovechar ya económicamente estos meses de primavera. «Queremos que se solucione de una vez por todas y, como vemos que solo recibimos buenas palabras, tras el concurso de pinchos tendremos que intentar hablar con el alcalde para que él mismo sea quien tome una solución», explicó ayer el presidente de los hosteleros, Jaime Fernández, quien admitió que en los últimos días se había concedido alguna licencia en el cambio de titularidad, «pero prácticamente sigue todo igual de parado».
Más de un año de espera
El «bloqueo», según denuncian los empresarios de bares y restaurantes de la ciudad, no se ciñe únicamente a las solicitudes de este 2017, sino que habría que remontarse a peticiones de hace más de un año que aun no han recibido una solución. En esta situación se encuentra Antonio González, del bar Nómada, que presentó la documentación en junio de 2016 y aun no ha obtenido la licencia. «Estamos hablando de cuatro mesas, algo sencillo, pero seguimos esperando y sabemos que a otros que lo solicitaron después ya se les ha concedido. Todo esto repercute en la pérdida de ingresos, tanto en los del pasado año como en lo que va de éste», señala.
Consciente de la situación y de casos de demora «puntuales», el concejal de Urbanismo y teniente de alcalde admite que puede existir un problema de personal para afrontar este tipo de licencias, que habitualmente pasan por distintos departamentos (especialmente por Movilidad y Vialidad), pero ante todo destaca una dificultad a la hora de conceder licencias que pueden generar conflictos en diferentes sectores de la sociedad. «Hay que hacerlo con calma», incide Saravia, porque «hay gente que también nos traslada que se siente avasallada por el elevado número de terrazas que hay en la ciudad y que en determinados lugares apenas dejan espacio para los peatones». En este sentido, Manuel Saravia incide en que la demanda de nuevas terrazas «es tremenda», y recuerda a los hosteleros que la concesión de nuevas licencias no puede realizarse «de forma automática».
Desde la Asociación de Hosteleros insisten en la necesidad de agilizar los trámites, especialmente en los de cambios de titularidad del negocio. «Hubo negocios que al principio les dejaron montar la terraza mientras se tramitaba la licencia, pero después llegó la Policía y les dijo que si no la tenían ya a su nombre no podían», explican desde los servicios jurídicos de la asociación, que advierten de que asesorarán a sus asociados sobre los ingresos que pueden haber dejado de ingresar en este tiempo.
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