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La innovación educativa apunta a la tecnología apoyada en la planificación

La innovación educativa apunta a la tecnología apoyada en la planificación

Expertos en Samsung, Intel y BQ muestran en una jornada de El Noret y Media Markt que las nuevas metodologías exigen cambios profundos en la sociedad

Antonio G. Encinas

Miércoles, 24 de mayo 2017, 12:27

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Va la Comunidad de Madrid y decide comprar 300 impresoras 3D. (Por poner una cifra, que la anécdota, aunque real, es prestada). Porque el 3D y la robótica y la programación son el futuro-presente y hay que incorporarlos al currículum. Y a la vuelta de un año, la mitad de esas impresoras están en un armario, sin enchufar siquiera, y el resto han servido para imprimir dos figuritas de prueba y poco más. Una inversión que no ha tenido repercusión educativa en la vida diaria de los centros.

El error, según los ponentes que participaron ayer en la jornada Las nuevas tecnologías aplicadas al entorno educativo, está en la ausencia de una reflexión previa. De no preguntarse por qué y hacia dónde. «Hay que hacer muchas cosas antes de empezar a integrar tecnología», sentenciaba Fernando Rodríguez, de Intel.Concretamente, unas 571, según dijo. «Lo primero es el porqué. Por qué voy a hacer esta inversión en tecnología, dónde me va a llevar y si estoy preparado para eso, que muchas veces no se está preparado. La decisión de compra de un dispositivo, en todo el proceso, está en el puesto 572. Quiere decir que tengo que hacer muchísimas cosas antes. A niveles básicos de preparación e incluso de infraestructura, como comprobar si tienes una buena conexión a Internet».

No es sencillo detenerse, en estos tiempos vertiginosos, a reflexionar. La competencia entre centros es feroz, incluidos los públicos, y surge lo que Fernando Rodríguez llama «el efecto yo también». «Es un error muy habitual, la sensación de que pierdes el tren de la tecnología». Error que no solo cometen los centros, claro, sino también las administraciones públicas que se lanzan a la carrera sin sopesar antes las necesidades y las capacidades.

Lo curioso del caso es que la llamada a la reflexión previa viene de unas jornadas auspiciadas por El Norte de Castilla y Media Markt y con ponentes de Samsung, BQ e Intel. Marcas que están preocupadas por la innovación educativa lo demuestran sus departamentos orientados específicamente a ella pero que buscan implantar modelos eficaces y perdurables.

Inversión sí, pero no solo

Solo hay que escuchar a AlbertoValero, de BQ. «Hay un problema que también es culpa de los fabricantes, hacernos creer que para conseguir grandes cosas son necesarios grandes medios. El centro educativo se ve apabullado por eso, necesita dar una respuesta a los padres y decir mira lo que tengo.Y es un error. Lo primero es ver qué es lo que quiero.Y luego ver qué es lo que necesito.Habrá casos en los que hará falta una gran inversión económica, pero en otros no, y de hecho hay escuelas rurales con muy pocos medios que son muy innovadoras y están liderando el cambio. Y es porque en esa visión educativa son más privilegiados que otros centros».

Así que lo primero es el análisis. Conocer el contexto. Las dificultades.Los puntos fuertes. Los recursos de que se dispone, tanto materiales como humanos. Un proceso que Fernando Rodríguez, de Intel, está acostumbrado a realizar. El programa Ambassadors utiliza más una metodología de transformación empresarial que una simple revisión de métodos.«En este programa nos rodeamos de profesores que entienden muy bien cuál es ese proceso de cambio y ayudan a sus compañeros en otros centros a esa incursión tecnológica que es muchas veces muy complicada y muy delicada», insiste FernandoRodríguez.

«Lo que estamos viendo en muchos coles es que a veces la decisión de integrar tecnología no va muy de la mano con un verdadero cambio en los coles». Y eso incluye hasta el espacio físico y la organización de los tiempos. Resulta difícil realizar un trabajo cooperativo y creativo en un aula con 25 pupitres alineados en cuadrícula de frente al profesor.

Docentes, la clave

Los ponentes coincidieron, además, en que la clave de todos estos procesos son los profesores. «Soy partidario de un aprendizaje más horizontal, que el profesor deje de ser ese personaje omnisciente que se sube a la tarima y desparrama conocimientos a ver si en alguna cabeza entra algo. Tiene que ser más diferente, y si es al nivel de reconocer al alumno que sabe más de un tema, tú sabes más de técnicas pedagógicas. Pues hay que ponerse a trabajar en común», explicaba Miguel Ángel Ojeda, de Samsung School.

Y esa visión coincidía con la de Alberto Valero, de BQ. «Es el claustro y el equipo directivo.Su misión es dirigir y marcar una línea educativa alineada con las necesidades de la sociedad. Y el papel del director, más allá de administrar un ente como es un centro educativo, es dirigir. Los que sostienen la sociedad son los profesores, el mayor recurso de una sociedad es la educación, no las empresas, porque al fin se alimentan de los niños que se están formando hoy».

Pero será difícil.

Pero es que mis alumnos saben de esto más que yo.

Pero es que no tengo recursos.

Estos son tres, aunque hay muchos más peros que se repiten.

Incluso los propios ponentes añaden algunos. «Las cargas de trabajo de los docentes son, pese a lo que se dice muchas veces, muy grandes», admite Miguel Ángel Ojeda.

«El profesorado tiene una dificultad. Es gente que estudió en la generación pasada y que tiene que formar a gente de la generación futura. Tienen la tarea de trazar un puente entre tres generaciones», añade Valero.

«Los padres muchas veces no entienden, lo que quieren es el resultado del examen, la nota, y no ven que lo importante van a ser las competencias que les van a demandar», concluye FernandoRodríguez.

Allá donde mires es fácil ver asomar los peros.

Pero decía Toni Nadal el día antes, en una conferencia en la Universidad Europea Miguel de Cervantes, que para poder poner soluciones lo primero es detectar los problemas. Voilá. Ahí están los peros.

Ahora, las soluciones.

Lo primero, buscar consejo. «Hay redes de profes que trabajan en esto y que se conocen virtualmente. Quizá es más desconocido para la gente que no está dentro de ese mundo, pero entre los profesores que sí están interesados sí que existen este tipo de redes». Y allí es donde se pueden encontrar esos casos prácticos con los que se le ve la utilidad al cambio metodológico y tecnológico. «Los casos de éxito les suelen dar el empujón que necesitan para atreverse a innovar», asegura Ojeda.

Álvaro Valero afronta el omnipresente tema del dinero. «El problema es que muchas veces nos ponemos límites ficticios, como que no podemos innovar porque no tenemos recursos. Y lo que hace falta no son recursos, sino creatividad e ingenio.Reomendaría a los centros que no miren tanto la cartera, sino que miren a los recursos de sus profesores como gente creativa, originadora de cambio». Y pide a cambio de esa donación generosa de creatividad del profesorado una buena dosis de paciencia. «Todas las cosas nuevas, y sobre todo cuando vienen dirigidas desde la administración pública, tienen su periodo de adaptación. Las iniciativas buenas seguirán y las malas morirán.Es normal, porque los profesores de hoy no hemos crecido con eso y se necesita mucha formación y paciencia.Hay que entender que la educación es una cuestión de paciencia. No es algo de moda, pum, ahora la robótica, de golpe. Se necesitan años para que eso tenga funcionamiento, pero es lo bonito que tiene la educación, que no tiene fecha de caducidad, siempre habrá educadores».

En torno a esa paciencia, claro, la fórmula de Fernando Rodríguez. La reflexión. «Es muy importante esa parada en boxes para reflexionar sobre qué tipo de centro soy, adónde quiero llegar y cómo voy a poder implementar este proyecto.Y apoyarse en temas de formación, que no solo es el uso de herramientas y tecnologías, sino en gestión del cambio, en liderazgo, en asuntos de marketing educativo».En definitiva, en todo aquello que va a contribuir a que el cambio vaya más allá de la compra de 330 impresoras 3D (este sí es el dato exacto de las que compró la Comunidad de Madrid).

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