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El salón de catas instnates de iniciarse el concurso
Comienzan las catas del Concurso Mundial de Bruselas en Valladolid

Comienzan las catas del Concurso Mundial de Bruselas en Valladolid

La Feria acoge ya las tres sesiones de pruebas para elegir las mejores muestras entre 9.080 aspirantes

Nieves Caballero

Viernes, 5 de mayo 2017, 09:19

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Las catas a ciegas del Concurso Mundial de Bruselas han arrancado hoy a las nueve de la mañana en la Feria Internacional de Valladolid. Hasta 320 catadores, procedentes de 50 países, deberán evaluar la calidad de los 9.080 vinos que se han presentado a una de las competiciones más prestigiosas del sector. Las sesiones de cata se desarrollan durante tres mañanas con un jurado organizados en comisiones. Están garantizadas las mejores condiciones de luminosidad, hidrometría (el nivel de humedad) y temperatura ambiente (de 18 a 22 grados), condiciones que son estrictamente controladas. En principio, un silencio monacal imperará en la sala de catas. Habrá control constante de los frigoríficos para asegurar el servicio de los vinos a la temperatura adecuada.

Se trata de una cata a ciegas, por lo que los organizadores han ocultado las etiquetas de todas las botellas. Para ello, se utilizan unas bolsas opacas embridadas en el cuello para impedir que los catadores sepan la procedencia del vino. Bolsas rojas para los vinos tintos, y bolsas azules, para los rosados, blancos y espumosos.

Las 3.200 copas de carácter profesional que se utilizarán en las catas proceden de la prestigiosa casa alemana Spiegelau, una empresa de cristalería de calidad que se fundó en el año 1521 bajo el nombre Glashütte Spiegelau, en una localidad alemana, ubicada en el bosque bávaro, que apenas llega a los 4.000 vecinos. La firma dedica su producción a las copas de cristal, decantadores y otros productos relacionados con el mundo de la enología.

Por un lado están las copas para el espumoso, con forma de uve pronunciada para que las burbujas tengan mayor presencia e importancia. La copa de los vinos tranquilos registra una pequeña anchura más pronunciada en la parte inferior, para potenciar el olfato durante la cata. Habrá además platos para el pan de Valladolid y copas para el agua, aportada por la marca Solán de Cabras. Además, se han alquilado 600 mesas y 340 sillas para el desarrollo del concurso.

Cada sesión de cata va precedida de una puesta en boca destinada a armonizar y calibrar los sentidos de los catadores. Las muestras que deben ser catadas se agrupan en series homogéneas, creadas de acuerdo a las caracteríscas declaradas por el productor y por los certificados de análisis, una vez que se ha controlado que coinciden con las inscripciones en cada categoría. Los vinos se clasificarán en función de su añada, origen, variedad, y de los métodos de crianza. Todas las series de vinos presentadas en la cata al jurado internacional se sirven obviamente a ciegas. La organización del Concurso garantiza el anonimato total de las muestras tanto en la etiqueta como en la forma de la botella. La única mención revelada a los catadores, es la añada.

Los productos participantes son catados y evaluados siguiendo la ficha de degustación desarrollada por la dirección técnica del Concurso Mundial, con base en un modelo propuesto por la Organización Internacional de la Vila y el Vino (OIV) y la Unión Internacional de Enólogos.

Se evalúan criterios referentes a los aspectos: visual: limpidez, aspecto y cuando proceda, efervescencia; olfativo: intensidad, franqueza y calidad; y gustativo: intensidad, franquicia, calidad y persistencia.

La evaluación de cada criterio determinará de manera ponderada una nota global para la muestra. Un vino definido como «excelente» para el conjunto de los criterios podrá obtener una nota máxima de 100 puntos. Luego de haber catado cada muestra, las fichas de degustación se entregan al presidente de la comisión que está encargado de controlarlas y comprobar la buena armonía de la comisión.

El presidente de cada comisión debe asegurar el buen desarrollo de las catas. Impone el ritmo y se encarga de garantizar una cierta coherencia en la atribución de las notas en la comisión. El presidente no influirá de ninguna manera el juicio de los catadores, pero velará por guiar a los miembros de su comisión de manera neutra y objetiva. Por otro lado velará también por el secreto relativo al anonimato absoluto de los vinos y podrá, en su calidad de presidente, ordenar una segunda cata para una muestra, si lo considera pertinente.

Al término de una serie, la totalidad de las fichas son recogidas por los miembros de la organización para un último control antes del tratamiento de los resultados por escáner y análisis estadístico.

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