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El reto de ser investigador en España

El reto de ser investigador en España

Miriam Rueda y Alberto Acedo efectuaron sus tesis en la UVA, son jóvenes y están entre la élite internacional en sus especialidades, aunque eso no les garantiza poder triunfar en su tierra. Representan el dilema actual de los investigadores

Antonio G. Encinas

Sábado, 4 de marzo 2017, 10:33

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Les citamos en el edificio CTTA del Campus Miguel Delibes, donde tiene su sede la empresa de Alberto Acedo. Miriam Rueda trabaja en un sótano del edificio Alfonso VIII mientras culmina la remodelación, que va para largo, de la antigua Facultad de Ciencias. Les invitamos a hablar de investigación y de su futuro en Valladolid, Castilla y León y España. Él ya ha fundado dos empresas biotecnológicas.Ella busca financiación para crear el prototipo comercial de la batería de hidrógeno para drones desarrollada por su grupo de investigación.

Miriam Rueda: Llevamos cuatro años investigando y durante el último año ha sido cuando nos hemos planteado la creación de la empresa y darle una salida comercial a esta investigación. El problema es cómo dar el salto del laboratorio a la empresa, porque necesitamos una financiación muy elevada y ahora mismo no tenemos un prototipo que mostrar y eso lo hace más complicado. Este año queremos tener un prototipo lo más cercano posible a un producto comercial y de ese modo conseguir un inversor.

Alberto Acedo: Yo me enfrentaba al hecho de que cuando acabara ese doctorado no sabía cuál era mi vida laboral. Tenía tres opciones: irme al extranjero a continuar mi vida como científico; buscarme un trabajo en una ETT, porque podía encontrar facilidades como teleoperador o como cajero; la tercera, aplicar ese conocimiento que habíamos acumulado durante el doctorado y devolverle a la sociedad algo de lo que ha invertido en nosotros. Ninguno de los dos, y ese es un déficit en la Universidad, tenemos formación en la creación y gestión de empresas. Yo la encontré en mi socio, Adrián Ferrero, pero en vuestro caso me imagino que os estará ayudando la Oficina de Transferencia de la UVA.

Miriam Rueda: Tenemos una parte en la que no estamos formados y sería necesario que los investigadores la tuvieran por lo menos para que decidan, una vez que terminen con esa formación, si le quieren dar una salida empresarial.

Alberto Acedo: Y ahora parece que desde el Estado se promociona que los proyectos que piden los investigadores tengan una aplicación inmediata y que tengan relación con una empresa que los lleve al mercado.

Miriam Rueda: Nosotros comenzamos la investigación en el año 2012 y en el departamento en el que comenzamos la investigación Luis Miguel Sanz, otro de los socios, y yo, todas las tesis doctorales están enfocadas a darles una aplicación concreta. En la mayoría de los proyectos hay una empresa involucrada. La investigación básica no hay que dejarla de lado, pero es más difícil darle una salida.

Alberto Acedo: Hace varios años en España veía que necesitaba nueve meses para generar un plan de empresa. Como no tenía conocimientos tenía que emplear mucho tiempo en hacer una formación para generar ese plan. Y a partir de ahí el siguiente paso era presentarlo a todos los agentes que tenía alrededor. En realidad los agentes eran las entidades públicas que o bien me facilitaban financiación pública o bien me presentaban a grupos de inversores. Necesité año y medio para conseguir la financiación necesaria para poder montar un laboratorio de genética, porque las máquinas son muy caras, y a partir de ahí poder empezar mi actividad.

Credibilidad a priori

Miriam Rueda: Nosotros el plan de empresa comenzamos a elaborarlo gracias al programa Yuzz, fueron cinco meses de formación. Y ahora estamos en otra aceleradora, ADE2020, para perfeccionar ese plan de empresa porque todavía no ha sido suficiente como para darle credibilidad y solidez.

Alberto Acedo: Cuando decidí que el proyecto no quería crearlo en España y me dieron la posibilidad de hacerlo en Estados Unidos, en Silicon Valley, descubrí que parte de las aceleradoras de allí son privadas. Conocen los tiempos que se deben manejar, porque el tiempo para nosotros es fundamental. No puedo esperar mes y medio a que el Registro Mercantil apunte mi sociedad limitada. En Estados Unidos, mediante una aplicación web, puedes registrar una empresa en el estado que quieras, en apenas dos horas o una mañana. Otra diferencia es que la aceleradora privada tiene a su alrededor tanto al ecosistema público, puede que en menor medida, como a un ecosistema financiero que está ansioso por nutrirse de nuevos proyectos en los que poder invertir. Por supuesto, de proyectos de riesgo

Miriam Rueda: Todos en los que hay innovación son proyectos de riesgo.

Alberto Acedo: Creo que hay el mismo riesgo en poner un laboratorio de genética en Valladolid que en poner una tienda de perfumes o una zapatería. ¿Crees que el ecosistema que tenemos en España ralentiza demasiado?

Miriam Rueda: Ralentiza todo el proceso. Y en nuestro caso, ahora que los medios de comunicación están hablando del tema y la difusión está siendo muy buena, es el momento de dar el salto. Pero toda la burocracia lo ralentiza, y sí, es verdad que como no aprovechemos este momento y aceleremos el proceso, a lo mejor cuando estemos aptos ya no va a ser el momento. Pero en nuestro caso el problema es el desarrollo del prototipo. Necesitamos el desarrollo de un prototipo para poder mostrarlo ante un inversor.

Alberto Acedo: Puedes ir con tu idea, pero en España parece que tienes que demostrar que lo que dices es cierto, porque si no, no te creen. ¿Por qué en España no tenemos esa credibilidad que podemos tener fuera? Tengo compañeros que simplemente con decir que llegan de Stanford o desde el MIT ya tenían el aval suficiente para que su proyecto tuviera credibilidad ante un inversor.

Miriam Rueda: En ese sentido he cambiado mi visión después de estar en Santiago de Compostela, en un evento iberoamericano. Había más de quinientos proyectos y resultamos uno de los cinco ganadores. Presenté el proyecto ante diez inversores y pensaba, como tú, que hasta que no tuvieras un producto tenías que demostrar mucho más para poder conseguir algo. Después de ese pitch de tres minutos tenía la misma idea, sin producto, pero con otro enfoque conseguí que apostaran por mí.

Respuesta de la industria

Alberto Acedo: En mi caso, con la nueva empresa, Biome Makers, se nos ocurrió aplicar la genética al mundo de vino, que es un sector relevante en Castilla y León. Creíamos que podíamos generar un impacto en el ámbito agroalimentario. Necesitamos solo tres conversaciones de Skype de quince minutos con las personas de la aceleradora de San Francisco para que nos seleccionaran. Para que directamente invirtieran en nosotros y nos invitaran a ir allí seis meses. Recuerdo que en mi primera etapa, aquí, tenía reuniones de una hora o de hora y media con diferentes agentes y salía desesperado. ¿Cómo acepta la industria de Valladolid vuestra innovación?

Miriam Rueda: No ha contactado ninguna empresa con nosotros, ha sido al contrario. Una a una, como empresas de drones tampoco hay muchas en Castilla y León, me dediqué a contactar con ellas. Todas me validaron la idea, me dijeron que nos apoyaban, pero... Hasta que no tengas un producto, no vuelvas. Alguna empresa nos ofreció los drones para cuando tengamos ese prototipo final.

Alberto Acedo: En la búsqueda de financiación en España hay grandes programas. Tenemos acceso a financiación pública, en algunos casos sin aval, pero los agentes privados no están tan involucrados. Tenemos el ejemplo del capital riesgo, que suele haber, que o bien no están muy interesados en innovaciones o bien no son muy de riesgo, porque las condiciones que plantean no son favorables para personas como nosotros que tienen ideas innovadoras y quieren llevarlas a la realidad.

Miriam Rueda: A veces se contradice lo de capital riesgo con que cuando ven una innovación con riesgo elevado se echan para atrás.

Alberto Acedo: En Silicon Valley está asumido que cinco de cada diez ideas innovadoras se van a caer, pero cinco se van a mantener. De ellas, tres van a poder llegar al mercado y estabilizarse, quizá no sean un superunicornio, lo que llaman allí, las empresas de mil millones de dólares. Pero dos o tres van a destacar y el inversor podrá recuperar con creces su inversión y habrá hecho un buen negocio.

Miriam Rueda: Está claro que hay una gran diferencia, pero se ve un movimiento de cierto cambio, aunque es cierto que algo lento.

Alberto Acedo: En España desde hace unos años hay muchísimas aceleradores, programas de emprendimiento. ¿Crees que se está convirtiendo en una moda?

Miriam Rueda: Sí veo un cierto boom. Y a veces incluso para los inversores puede ser cierto que les echa para atrás que haya tal cantidad de ideas y proyectos que sea complicado dar el salto y apostar por uno de ellos.

Alberto Acedo: Y para la gente que quiere emprender y tiene ideas se está vendiendo anímate, vamos, mira qué ejemplos de éxito más buenos. Pero la realidad es que es muy duro. Yo lo he pasado mal, he tenido que renunciar a mi tiempo, a mi familia. En los primeros momentos era muy difícil pagar el alquiler. Es muy duro y sacrificado, una carrera en la que hay continuos altibajos.

Miriam Rueda: A los emprendedores hay que decirles la realidad de la situación. Es muy satisfactorio cuando tienes un buen resultado, pero el esfuerzo es muy grande y algunos emprendedores no son muy conscientes de ello.

Alberto Acedo: He conocido emprendedores que han fracasado cuatro veces y al quinto intento han tenido la idea que les ha llevado a crear una empresa enorme. También tenemos en nuestra sociedad el miedo al fracaso y al qué dirán. Que nos apunten con el dedo y nos digan: Qué mal lo has hecho. El fracaso no es tal fracaso. En mis primeras etapas daba mucho vértigo. Piensas: Tengo que poner todo mi dinero en esto y si va mal, lo pierdo todo. Pero tenía una idea en la cabeza. No pasa nada. El tiempo que esté invirtiendo en desarrollar mi idea estoy relacionándome con mucha gente a la que nunca hubiera conocido, que forma parte de un ecosistema en el que me gusta trabajar. Si mis empresas van mal, estoy seguro de que habrá mucha gente que valorará mi trabajo y yo habré aprendido de ello. El dinero que invertí como emprendedor me sirvió para tener una educación en otros campos en los que la Universidad no me la había dado. La empresa me ha hecho abrirme de mente. Me ha dado la posibilidad de conocer a otras personas con otros problemas. El proyecto nuevo del vino surgió porque unos enólogos de Toro, que me conocían, me preguntaron a qué me dedicaba. Y cuando les expliqué que analizaba ADN me dijeron esa tecnología que tú usas sirve para detectar cualquier tipo de vida, y yo tengo problema con las fermentaciones. ¿Podrías aplicar eso que tú haces para resolver problemas de fermentación, a que no se me pare, a mejorar el vino que yo hago?. Y se te abre un mundo de posibilidades.

Miriam Rueda: Esa es una de las cualidades que todos los investigadores tenemos, no conformarnos con lo que hemos obtenido hoy. Siempre plantearte nuevos retos y trabajar en conseguir nuevos éxitos.

Futuro lejos de casa

Alberto Acedo: ¿Dónde te ves dentro de cuatro ó cinco años?

Miriam Rueda: En dos o tres años me veo con la empresa creada y con éxito en los drones o en cualquier otra aplicación. Pero con los pies en la tierra. Hemos tenido muchos reconocimientos, pero en el momento en que veamos que no podemos adaptarnos a las necesidades que tienen ahora mismo las empresas intentaremos pivotar o cambiar de idea.

Alberto Acedo: Ligado a esto, ¿te ves en Valladolid?

Miriam Rueda: En Valladolid no me veo. Hay algo dentro de mí que me dice que en Valladolid no voy a encontrar mi sitio. Pero sí me gustaría que fuera en España, porque se ha hecho una inversión en mí y me gustaría compensarla. Cuando acabé la carrera pasé nueve meses en Dinamarca y es un mundo diferente. Sé que si salgo fuera no voy a tener problemas para que me valoren.

Alberto Acedo: En mi caso es parecido. En unos años me veo llevando el laboratorio a un dispositivo portátil, conectado a un teléfono o a un ordenador, me encanta democratizar la tecnología. Y eso es donde voy a seguir. Y si es en Valladolid o no... Me fui durante un año y he vuelto para intentar de nuevo que sea aquí donde crear un gran impacto con mi nueva empresa. Me gusta lo de atraer talento de España o internacional hacia aquí. Y es muy difícil, las primeras respuestas son negativas porque piensan que cuando acaben de trabajar conmigo no habrá otra empresa así en Valladolid a cuya puerta puedan llamar. Sí que intentaría apostar por Valladolid, pero siempre que el ecosistema de mi alrededor me acepte.En cuanto vea que no soy bienvenido, seguro que en otros sitios nos valorarán.

Miriam Rueda: A mí me gustaría quedarme aquí, me encantaría. Sería un sueño estar aquí trabajando en lo que me gusta y sintiéndome valorada.

Alberto Acedo: La realidad es que nuestro trabajo es global. Y tener claro qué consideras tu casa es fundamental. Y si donde consideras que es tu casa estás a gusto, intentas construir a tu alrededor.

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