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En la imagen efectivos del Cuerpo Nacional de Policía abandonan el domicilio del detenido en Valladolid tras efectuar el registro del mismo
El yihadista detenido en Valladolid se mudó a la calle Arca Real hace dos días

El yihadista detenido en Valladolid se mudó a la calle Arca Real hace dos días

Mohamed, excompañero de alojamiento del arrestado, ha declarado que «tuvo que trasladarse de la calle San José de Calasanz por diferencias de convivencia con otro de los inquilinos»

el norte

Lunes, 26 de septiembre 2016, 12:52

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El presunto yihadista marroquí detenido de madrugada en Valladolid es un joven llamado Ali de unos 32 años. Se dedicaba a diversos trabajos en el campo y era una persona muy religiosa, pero con ordenador, aunque no estaba «enganchado» todo el día, ha referido hoy Mohamed, uno de sus compañeros de alojamiento, según Efe.

Con sorpresa e inquietud ha recibido Mohamed la noticia de la detención y la presencia de la Policía Nacional en el piso, situado en el popular barrio de las Delicias de Valladolid, en la calle de San José de Calasanz, donde las fuerzas de seguridad han realizado un registro y se han llevado una caja con material.

El presunto yihadista fue detenido esta madrugada en otro piso en Valladolid, también en el barrio de las Delicias, en la calle Arca Real, al que el joven se había ido a vivir hace uno o dos días por diferencias de convivencia con uno de los compañeros, ha relatado Mohamed a los medios de comunicación.

Los vecinos de la calle Arca Real no se percataron de la presencia del marroquí, ni tampoco vieron nada extraño. Uno de los vecinos comentaba que «lo único que vió fue a mucha Policía rondando por los alrededores». Otra vecina, de un piso cercano al del detenido, «escuchó una serie de ruidos muy fuertes de madrugada. De hecho, se pensó que se trataba de alguna vidriera rota». El presunto yihadista «convivía con un matrimonio y otra persona en el piso de la calle Arca Real», según comenta la vecina. Personas de los negocios cercanos a la vivienda tampoco pudieron ver nada. Uno de ellos comenta «yo vine a trabajar y había mucha Policía, pero nada más».

El único testigo de la detención fue un hombre que desde el bar de enfrente vió al marroquí exposado y con una cazadora en la cabeza. «A su alrededor se podían ver ocho o nueve furgonetas de la Policía».

El joven arrestado en Valladolid había decidido, según ha explicado el Ministerio del Interior, integrarse en las filas de combatientes de DAESH en Siria, para lo que se radicalizó a través de internet, accediendo a contenidos propagandísticos e ideológicos que la organización terrorista difunde.

A primera hora de la mañana, tras la detención de madrugada, la Policía Nacional, acompañada del detenido, ha acudido al inmueble en el que hasta hace uno o dos días vivía con otros cinco marroquíes, trabajadores todos en el campo, y que tenían, cada uno, una habitación alquilada.

De la habitación que ocupaba Alí se han llevado una caja, «con libros», alguno religioso, ya que el ordenador no estaba allí, ha referido su compañero.

Eran amigos, pero de «trabajo», del campo, ha precisado, y llevaban en ese piso unos meses; «comían, trabajaban y dormían», ha observado Mohamed, que lleva desde 2004 en España y que tras el susto que ha recibido hoy ha decidido volverse a Marruecos.

«No quiero problemas, yo no tengo ninguna culpa, vengo a trabajar», ha insistido el compañero de piso del detenido, que ha detallado que era religioso, ya que todos «son musulmanes», y rezaba, aunque no tenía ni idea de que pudiera tener algún contacto con el DAESH, como se ha apuntado desde la investigación.

Desde la puerta de al lado de donde vivía el detenido, en un edificio de cuatro alturas con cuatro viviendas por cada planta, una joven pareja ha explicado que no tenían problemas de convivencia, aunque los marroquíes llevaban poco tiempo en el piso, desde el verano.

El edificio donde vivía el detenido junto a los otros cinco compatriotas está situado entre un garaje y un bar, cuya camarera ha explicado a Efe que no tenían problemas de convivencia y que la comunidad marroquí es numerosa en ese barrio.

«La convivencia es buena, no pasa nada», ha incidido un joven cliente del bar.

En la esquina de esa calle la carnicería Halal da cuenta de la integración de esta colonia en el barrio, y desde la misma, el dependiente ha explicado que no conocía al detenido aunque como es la temporada de la patata suele venir mucha gente nueva a trabajar.

La salida del joven marroquí del edificio en la calle San José de Calasanz, en torno a las 10:00 de la mañana, bajo una fuerte presencia policial y tapado bajo la capucha de una cazadora, ha levantado expectación en el barrio, con corrillos de vecinos en las esquinas para interesarse por lo sucedido aunque diez minutos después el barrio había recuperado la normalidad.

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