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José Luis Blázquez, en la sala de control desde donde observa y sigue el juego
Un estudiante abre una sala de ocio interactivo con apoyo familiar

Un estudiante abre una sala de ocio interactivo con apoyo familiar

Este joven acaba de emprender su propio negocio, Red Room Escape

laura negro

Domingo, 25 de septiembre 2016, 17:33

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Encerrados en una habitación sin salida, una misión que completar y 60 minutos por delante para resolver un misterio que salvará al mundo. ¡A que suena emocionante! «Pues lo realmente emocionante es vivirlo», asegura José Luis Blázquez Martín, un estudiante de Telecomunicaciones de 26 años que acaba de emprender su propio negocio, Red Room Escape. Se trata de una sala de escape en vivo, una nueva forma de ocio sano y muy interactivo que está arrasando a nivel mundial y que ha entrado con fuerza en Valladolid.

Hace un año que José Luis descubrió los juegos de escape. Lo hizo gracias a su hermana Andrea, que vive en Madrid y buscaba a través de Internet actividades de ocio en la capital. Probó, le gustó y convenció a José Luis para que también lo probara. La siguiente vez ya lo hicieron con la familia al completo, con su padre, José Luis; su madre, Mariví, y su tía Lucía. «No íbamos con demasiadas expectativas, pero salimos encantados, ya que vimos que había que tener ingenio para encontrar las pistas, deducir los enigmas y abrir los candados. Lo mejor de todo fue que nosotros éramos los verdaderos protagonistas de la historia», recuerda este emprendedor.

Después de aquello, empezaron a jugar en casa. Cada reunión familiar era una auténtica aventura. Se inventaban historias con claves que el resto de la familia tenía que ir descifrando. En cada viaje que hacían a Madrid, visitaban una sala de escape, hasta que surgió la idea de montar uno en Valladolid. «Estuvimos estudiando mucho los pros y los contras. A todos nos encantaba la idea de montar un negocio de este tipo, pero sabíamos que no sería fácil», apunta.

Lo primero que hicieron fue escribir la historia, en familia, por supuesto. Fue más complicado de lo que pensaban. La trama se sitúa en la consulta del Doctor Anderson, donde hay que encontrar una solución para una devastadora epidemia que está asolando la Tierra. «Hubo que hacer muchos ajustes. Lo testamos con familia y amigos para afinar cada prueba y que no fueran demasiado fáciles ni muy difíciles. La dinámica se desarrolla en una habitación sin salida. Durante 60 minutos los participantes deben tener sus sentidos muy alerta, para encontrar cualquier clave escondida en el mobiliario o en el atrezzo. Una pista suele conducir a otra, hasta que al final la puerta se abre», adelanta José Luis. «El juego está basado en la teoría de la experiencia óptima, del psicólogo Mihalyi Cskszentmihalyi, que postula que cuando una persona realiza una actividad que le satisface plenamente, no se da cuenta del paso del tiempo», completa su padre.

Abrieron las puertas del negocio el pasado mes de junio, y desde entonces ya han pasado más de 100 grupos de participantes por esta habitación de escape. «El nuestro fue el segundo escape de la provincia de Valladolid. Ahora ya hay seis salas de este tipo, todas de temáticas diferentes», subraya José Luis, quien ha podido emprender gracias al respaldo familiar. Junto con sus padres, su hermana y su tía han creado la sociedad Emporio Blázquez Martín, SL, en la cual el joven figura como administrador único.

Al ser un negocio tan diferente y nuevo, la burocracia les costó más de lo que esperaban. «En pocos meses han abierto varios más, pero eso es bueno. En este sector no existe competencia, somos complementarios entre nosotros y nos interesa que los demás tengan éxito. Hemos formado una comunidad unida y tenemos publicidad del resto de salas de escape de la ciudad. El que prueba quiere repetir, pero hacer el mismo juego dos veces no tiene gracia. Por eso es bueno que visiten las diferentes salas. Aquí han venido clientes que viajan por toda España consumiendo este tipo de ocio y aseguran que el nivel de Valladolid es muy alto», indica.

Ampliación en mente

Encontraron el lugar idóneo para montar su sala de escape en Parquesol, en la calle Hernando de Acuña. En los 90 metros cuadrados que tiene el local pueden desarrollar la actividad de forma muy cómoda para los clientes y además tienen espacio para, en un futuro no muy lejano, montar un segunda sala con otra temática distinta. De hecho, los Blázquez Martín ya están trabajando en una segunda historia.

Esta es una actividad en la que se desarrolla el pensamiento creativo, la imaginación, la comunicación y el trabajo en equipo. Lo ideal es participar en grupo de dos a cinco personas y su coste es de 60 euros por grupo. Los equipos deben trabajar juntos y colaborar para conseguir la meta común. «Lo bonito del juego es jugar. El resultado final no importa. Hay muchos de los participantes que no consiguen superar el reto. Estamos aproximadamente en un 40% de resolución», dice José Luis, quien observa y escucha en todo momento desde una habitación contigua, y va guiando a los grupos. «Todo el mundo necesita alguna ayudita», añade.

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