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Visita turística por la Plaza Mayor.
Más de 150 pisos pirata ofrecen sin apenas control alojamiento turístico en la provincia

Más de 150 pisos pirata ofrecen sin apenas control alojamiento turístico en la provincia

La Junta solo ha iniciado cuatro inspecciones, cuando al menos seis de cada siete apartamentos opera de forma fraudulenta

Víctor Vela

Sábado, 3 de septiembre 2016, 09:16

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Cuenta Chandra que qué maravilla ese sillón de masaje que había en el piso, cerquita de la Circular, en el que se alojó durante su reciente visita a Valladolid (tres jornadas para asistir a un congreso). Asegura Jean-Marie que la casa en la que durmió varios días de agosto en Villa de Prado es «fantástica, tanto para una familia como para un grupo de amigos». Mar se alojó con los suyos en un piso «restaurado y con encanto» cerca de la estación y dice que las literas les encantaron a sus hijos. Yasmine vino en junio por motivos laborales y encontró techo en un apartamento cerquita de la Plaza Mayor.

Y como ellos, muchos viajeros más que durante las últimas semanas han optado por dormir en Valladolid en habitaciones o pisos alquilados por días directamente por particulares. Y no todos cumplen con los requisitos legales para ofrecer este hospedaje. En realidad, la mayoría son pisos pirata. La provincia ofrece, según las fechas, hasta cerca de 175 opciones de alojamiento a través de las diversas plataformas de hospedaje de Internet (como airbnb o niumba). Son casas completas, habitaciones individuales e incluso compartidas que salpican la capital (la mayoría están en el centro), pero también llega a pueblos como Sardón,Tordesillas, Pesquera o Campaspero.

¿Cuál es el problema? Pues que el registro de Castilla y León tan solo tienen dados de alta 25 negocios. ¿Traducido? Que hay, al menos, 150 pisos que ofrecen sus servicios de forma fraudulenta, en negro, en un mercado paralelo que no paga impuestos y que supone una competencia desleal para el sector hotelero, lo que implica consecuencias desde el punto de vista económico, pero también en cuestiones relacionadas con la seguridad.

Lo explica Francisco de Frutos, presidente de la asociación Hoteles de Valladolid, quien afronta este fenómeno «con prudencia». «Los apartamentos turísticos son una tendencia internacional a la que ninguna ciudad puede ser ajena. La solución no está en prohibirlos, sino en regularlos. Todos los operadores debemos convivir en igualdad de condiciones dentro de un marco legal». Recuerda De Frutos cómo estos alojamientos irregulares no facturan el IVA, no tienen a trabajadores dados de alta (tampoco el propietario es un autónomo), no llevan una contabilidad detallada, no destinan al final de año el 25%de sus beneficios a las arcas públicas... Un claro ejemplo de economía sumergida. Y de «competencia desleal». «En el momento en el que se publicitan a través de Internet [y eso es algo que recoge la normativa regional] ya se convierten en una actividad económica que hay que regular», explican desde Hoteles de Valladolid.

La situación aquí no es tan extrema como en otras ciudades (en Barcelona se ha convertido en cuestión capital para la alcaldesa, Ada Colau, y el Ayuntamiento allí ha emprendido inspecciones serias contra estos pisos pirata), pero sí que se percibe en Valladolid una oferta cada vez mayor que, en determinadas fechas, alcanza los 175 pisos. Sandy y Cyril se alojaron en un apartamento cerca de la plaza de España; el portugués Jorge, en un ático del centro...

La Junta de Castilla y León publicó el 26 de febrero de 2015 un decreto que persigue «garantizar la calidad de las instalaciones y los servicios prestados», por un lado, pero también «evitar el intrusismo y la competencia desleal que se produce con la oferta de alojamiento privado no reglado». Fija unas multas que van desde los 9.000 a los 90.000 euros. ¿Cuántas se han puesto en Valladolid?La Consejería de Cultura y Turismo no ha facilitado el número exacto, pero no serán muchas si se tiene en cuenta que, en año y medio, desde la entrada en vigor del decreto, apenas se han realizado cuatro inspecciones en la provincia. Además, la Junta ha ampliado hasta el 27 de febrero de 2017 el plazo para que los apartamentos turísticos se adapten a esta normativa aprobada el año pasado.

Pero, además, se da la circunstancia de que las administraciones tampoco se han puesto de acuerdo sobre cómo abordar estas inspecciones. La Junta suscribió un convenio con varios ayuntamientos de la región (Salamanca, León, Palencia y Ávila) para llevarlas a cabo. Pero Valladolid no se adhirió a este acuerdo. Por lo tanto, aquí tampoco existe un control tan claro contra este mercado que florece en las sombras.

La concejala de Cultura, Ana Redondo, explica que el Ayuntamiento no se sumó a este convenio porque se cargaba sobre la administración municipal «toda la carga de trabajo, que asumiría la Policía Local, sin recibir ninguna prestación (de recursos humanos o materiales)por parte de la Junta, que es quien tiene la competencia». Redondo entiende que las administraciones (la Junta y el Ayuntamiento, pero también la Diputación) deben sentarse en una mesa para afrontar este asunto «y dotarnos de los recursos necesarios para que las personas que gestionan un piso fraudulento se sientan un poco perseguidas». E insiste en el mismo criterio que defienden desde la Asociación de Hoteles de Valladolid:«Se trata de normalizar, no de prohibir».

El portavoz del sector hotelero, Francisco de Frutos, abunda en los perjuicios sociales de estos hospedajes en b. Está el económico («no pagan impuestos, no contribuyen a sufragar servicios públicos»), pero apunta otros aspectos. Como la convivencia vecinal. Un apartamento turístico, dice, supone que, por ejemplo, en el tercero c del bloque duerma cada poco tiempo una persona distinta. Y son clientes sobre los que no existe ningún tipo de control.

Los establecimientos reglados (hoteles, hostales, casas rurales...)están obligados a notificar a las autoridades la identidad de las personas a las que hospeda (el cliente facilita su DNI). La Policía y la Guardia Civil recurren de forma eficaz a estos registros para seguir la pista y controlar los movimientos geográficos de los delincuentes y las bandas organizadas que, de este modo, alojándose en pisos no reglados, pueden moverse con mayor impunidad.

Valladolid es, en todo caso, una de las provincias donde el fenómeno de los apartamentos turísticos menos ha calado (aún). Las estadísticas del INE dicen que, durante los seis primeros meses del año, 3.266 viajeros han elegido esta modalidad de alojamiento para su visita a Valladolid, lo que ha generado 10.888 pernoctaciones en las 195 plazas de los 57 apartamentos que el INE estima que existen en la provincia, cuando la realidad dice que la oferta (incluida la no reglada) es mayor.

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