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Ana Ruiz observa la fosa común del cementario de El Carmen.
Solicitan una prueba de ADN para identificar a un menor fusilado en la guerra civil en Valladolid

Solicitan una prueba de ADN para identificar a un menor fusilado en la guerra civil en Valladolid

La Asociación de la Memoria Histórica espera identificarlo, pues le consta que en las fosas del Cementerio del Carmen solo hubo tres con esa edad

Lorena Sancho Yuste

Sábado, 14 de mayo 2016, 09:40

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No hay mayor dolor que ver sufrir a una madre. No lo hubo al menos para Natalia, cuando a la suya, Ana Rubio, le brotaron las lágrimas de «rabia, pena e impotencia» frente a los restos del que pudiera ser su tío paterno. Ninguna de las dos pudo evitar la emoción cuando esta vallisoletana de 54 años observó a escasos centímetros los huesos hacinados en la fosa común de la Guerra Civil que la Asociación Para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha hallado en el cementerio de El Carmen. Ahí, agachada, los recuerdos retumbaban sin piedad y las entrañas se removían con retrovisor al pasado, a ese sufrimiento que su familia paterna ha arrastrado desde que el 18 de agosto de 1936 su tío, Martín Rubio, muriera a balazos en una cuneta próxima a su población, Renedo.

Cuando el pasado domingo esta vallisoletana conoció a través de El Norte de Castilla que uno de los cuerpos hallados en esta fosa era el de un joven de unos 16 años se le aceleró el corazón. Conoce pocos datos de su tío, el hermano de su padre que fue paseado y fusilado en la Guerra Civil, pero lo que tiene seguro es la edad. «Cuando leí lo de los 16 años pensé: es mi tío. Llamé a la Asociación Para la Recuperación de la Memoria Histórica y se lo comenté. Entonces me dijeron que había pocos menores de edad, que era una línea inusual que cruzaran y que podía haber posibilidades de que fuera él», relata esta vallisoletana.

Entre los mil cadáveres que la ARMH calcula que pudieron hacinar en el cementerio de El Carmen vallisoletano, tan solo les constan tres menores de edad. Hay así esperanza para que esta vallisoletana pueda identificar a su tío ochenta años después y entre el sinfín de huesos hallados en uno de los pasillos del camposanto. «Era muy raro que asesinaran a menores de 18 años. Es más, calculamos que de los aproximadamente 2.500 asesinados que tenemos contabilizados en Valladolid, podría haber unos seis menores», le comentaba ayer in situ Julio del Olmo, presidente de la ARMH de Valladolid.

Los restos en cuestión están identificados con el número 3. Las cabezas de los dos fémur no están unidas «porque son de un chico que está creciendo». Y en su cráneo, como en el de muchos otros, un orificio de bala delata la causa de la muerte. Todos los restos serán depositados en una caja etiquetada con el número 3. Desde aquí, partirán a un antropólogo forense en Orense para determinar la edad y el sexo, entre otros datos. Y habrá más, porque Ana Martín solicitó la posibilidad de que su tío, el único de los hermanos del fallecido que aun vive, se someta a la prueba del ADN (o en su defecto ella misma) para intentar identificar los posibles restos de su familiar. «Ahora mismo siento rabia, impotencia y tristeza, pero a su vez también alegría, porque tengo la sensación de que después de tantos años voy a poder enterrar los restos de mi tío. Y, si finalmente son los suyos, los depositaré en la tumba de mis abuelos, en Renedo, para que descansen juntos», comentaba una emocionada Ana Rubio.

Un coste «mínimo»

La prueba, con un coste de unos 70 euros, deberá ser abonada por su familia. Un coste «mínimo» para lo que puede representar para su familia. De poder identificar los restos de su tío, Ana Rubio sería una de las pocas privilegiadas, por no decir la única, que lo conseguirá ochenta años después con los cadáveres que se están hallando en esta fosa. «Es imposible reconocerles. Si por ejemplo conseguimos recuperar unos cien, sabes que uno de esos puede ser el de tu familiar, pero no va a haber forma de poder determinarlo. Solo en casos excepcionales como este, en el que sabemos que solo había tres y está más o menos acotado, es viable hacer una prueba de ADN», explica Julio del Olmo.

Los trámites se iniciarán de inmediato para conocer los resultados cuando antes. Ana Rubio piensa ahora, día y noche, en Alejandro, su abuelo, encarcelado ocho años por pertenecer a la Casa del Pueblo, y en Juliana, su abuela, quien vio sacar a su hijo de casa para asesinarle. «Ella, mi abuela, recorrió cunetas en busca del cuerpo de su hijo, pero nunca supo de él. Lo sacaron de su casa, en Renedo, era el mayor de cinco hermanos y apenas tenía 16 años. Los dos murieron lamentando no saber dónde estaba su hijo para haberlo podido enterrar. Ojalá que ahora, aunque tarde, lo consigamos».

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