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La hermana Carmen, en el convento de las carmelitas samaritanas.
El sí definitivo de la monja científica

El sí definitivo de la monja científica

Carmen, vallisoletana e ingeniera técnica industrial, formaliza hoy su profesión solemne en las carmelitas samaritanas

Víctor Vela

Martes, 15 de marzo 2016, 13:03

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«Soy una apasionada de la ciencia, una persona muy racional... pero creo en los milagros». La hermana Carmen del Corazón de María (Valladolid, 1980)es una monja científica, una titulada en Ingeniería Técnica Industrial, especialidad Química, que hace seis años decidió tomar los hábitos y que el sábado, en profesión solemne, en San Juan de Letrán, dio el paso definitivo para consagrar su vida a Dios.

¿Por qué?

Fue todo un camino. Yo tenía un trabajo (un buen trabajo). Me gustaba viajar (me gusta viajar). Quería formar mi familia, tener hijos. Y las ciencias... siempre me gustaron mucho las ciencias.

Hasta que...

Vivía Carmen en el cruce de las calles Madre de Dios y Amor de Dios (al gusto decidir si esto es azar o destino). Estudió primero en el Jacinto Benavente. Después, en el San José. Apostó por las Ciencias en la Universidad. Y luego vino todo rodado. Un trabajo en Renault (Sevilla). Un puesto, de vuelta a Castilla, en el parque Tecnológico de Boecillo. Yal cumplir los 30... «Todo parecía perfecto. Mi trabajo, mi vida, la familia» Es la pequeña de ocho hermanos. «Unos padres a los que siempre he visto desde primera hora de la mañana en el trajín del día para que no me faltara nada. Yaún así notaba un vacío, algo incompleto. Yo quería algo más para mi vida».

Hasta que...

«Yo no creía a esas personas que hablaban de la llamada. Pensaba que estas cosas se decidían, que la gente decía:Yo quiero ser monja. Y no. Lo bueno que tiene Jesucristo es que se te pone delante se colocaba en medio de todos mis planes y que a todo el mundo le muestra un camino bueno de felicidad», explica Carmen, quien comenzó con convivencias y cuando lo tuvo claro buscó un lugar para alimentar su vocación. «Fui a varios sitios hasta que encontré aquí mi camino». Aquí es en el convento de las carmelitas samaritanas, en Filipinos, una congregación atípica que no deja de recibir nuevas incorporaciones y que ahora busca ayuda para permanecer en Valladolid. «Tanto tiempo buscando mi lugar y al final lo encontré en mi ciudad», indica Carmen, la religiosa científica, quien después de seis años de noviciado y profesión simple celebró este sábado su profesión solemne, la promesa definitiva.

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