Secciones
Servicios
Destacamos
J. ASUA
Sábado, 13 de febrero 2016, 12:19
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Es el enésimo capítulo del muerto urbanístico con más solera de Valladolid. El inacabado chalé de Antonio Alfonso, situado en una de las atalayas privilegiadas del barrio de Parquesol y con vistas a la avenida de Salamanca, está en venta. El Ayuntamiento tiene constancia de que la propiedad intenta deshacerse de este reconocible esqueleto de hormigón, a pesar de que pesa sobre él una orden de demolición y la parcela no cuenta con edificabilidad. El producto inmobiliario, a día de hoy y con una ordenación legal del espacio pendiente, no parece muy atractivo para la inversión.
Desde la Concejalía de Urbanismo tratan de localizar a algún representante legal para que cumpla el requerimiento, que conlleva el derribo de esta estructura. El último edicto data del pasado mes de enero. La notificación se dirige a Diseños de Chalets S. A. empresa propietaria del inmueble y de la parcela de 7.500 metros cuadrados en la que se enclava esta ruina, un clásico del paisaje vallisoletano. La mercantil se encuentra en concurso de acreedores desde 2013 e inmersa en un proceso de liquidación en el que entraría también esta vivienda a medio hacer, cuya construcción se inició en 1978 por el que fuera el primer promotor del barrio y que se paró en 1983.
El decreto en el que se ordena la desaparición de esta mole data del pasado mes de noviembre y en él se deja clara la urgencia de la actuación. Así, se recoge que la estructura, de 610 metros cuadrados repartidos en tres alturas, se encuentra en una situación de «ruina crítica e irreversible», que, además del deterioro del paisaje, supone un «riesgo cierto para las personas que, no siendo conscientes de los peligros, acceden hasta las inmediaciones o al interior del inmueble». El documento destaca las continuas intervenciones de la Policía Municipal para sacar del chalé a grupos de jóvenes, que buscan una zona retirada de donde reunirse. Ante el temor de ser identificados, los chavales suelen salir corriendo, «situación que representa un importante riesgo en una construcción inacabada y agravada en este caso por los voladizos y los numerosos huecos abiertos entre los forjados».
El Ayuntamiento ha dado un plazo de tres meses para presentar el proyecto de demolición y otros seis para llevarla a cabo. En el caso de que no se presente, se advierte de la imposición de multas coercitivas y se deja abierta la posibilidad a que el Consistorio acometa la obra de derribo por ejecución subsidiaria, cargando la factura a los propietarios. La Concejalía de Urbanismo considera urgente enterrar este cadáver, que ha sobrevivido ya a tres alcaldes, aunque reconoce las dificultades para poner el punto final en esta historia, dada la situación por la que atraviesa la propiedad.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.