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Toni Bruel, coordinador general de Cruz Roja España, en el museo Patio Herreriano, donde intervino en el evento TEDxValladolid Salón.
«El problema de los refugiados es más cualitativo que cuantitativo»

«El problema de los refugiados es más cualitativo que cuantitativo»

Toni Bruel, coordinador general de Cruz Roja España, explica que hay 60 millones de refugiados en el mundo, «más que nunca desde la II Guerra Mundial, pero el problema es su futuro»

Antonio G. Encinas

Sábado, 6 de febrero 2016, 13:15

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Toni Bruel comenzó a colaborar con la Cruz Roja con 15 años. Este catalán, coordinador general de la organización en España, tiene ya 56 y advierte de que la crisis de los refugiados no es tal, sino una realidad que ha venido para quedarse. Lo contó así en TEDxValladolid Salón, iniciativa de debate organizada por Belén Viloria como otra pata de los eventos TEDx enla ciudad.

Para empezar por lo básico, ¿qué es un refugiado?

Un refugiado es alguien que tiene que huir de su hogar por circunstancias políticas, religiosas, condición sexual... Habitualmente por causa de conflictos armados o por tensiones internas en sus países.

¿Y cómo está recibiendo España esta situación que se está viviendo con la llegada masiva de refugiados a Europa?

Somos un país que convivimos con refugiados desde hace muchísimos años y hemos sido un país generador de refugiados en la Guerra Civil española. De miles y miles de refugiados. Durante muchísimos años, de forma habitual, hemos recibido refugiados de Argentina, de Chile, de Cuba, de Venezuela... De distintos lugares del mundo. Hemos sido un país receptor durante muchos años. La diferencia es que en este momento se está produciendo una salida en masa de refugiados de Siria y de otros países, como Eritrea, que hace que sea mucho más visible esta realidad. También es verdad que estamos, en estos momentos, en el número mayor de refugiados después de la segunda guerra mundial. Nos encontramos con cerca de 60 millones de personas entre refugiados, desplazados internos, asilados... Gente que ha tenido que moverse de su casa por cuestiones ajenas a su voluntad y muchas veces para salvar la vida.

Personas que en realidad quieren regresar a su casa, porque tenían una vida establecida antes de que se produjera la situación que los obligó a huir.

Hay un factor tiempo. Cuanto antes se resuelvan los conflictos, más fácil es que las personas regresen a su casa. Cuanto más tiempo pasa desde que se convierten en refugiados, más difícil es ese retorno. Por cuestiones de afecto, de vida, de cómo retornar a un ambiente que ya no vas a conocer. En África hay personas que llevan 17 años en campos de refugiados y los niños hablan ya otro idioma distinto al que hablaban en su país de origen. Son retornos complejos. Por eso nos preocupa tanto la atención a las personas refugiadas como que las condiciones que les hicieron irse se resuelvan lo antes posible para que sea viable el retorno. En 2014 se calcula que han vuelto a sus casas 126.800 refugiados.

Una creencia común es que son muchos los que vienen ahora. Demasiados.

Es un problema que cuantitativamente, en número, es poco importante. No son ni el 0,25% de la población mundial. Pero cualitativamente, el efecto que tiene en sus vidas, en las comunidades de recepción, las dificultades que genera, es muy grave. Y dices ¿cómo no somos capaces de encontrar soluciones a largo plazo para realidades con las que conviviremos muchos años?

Porque los conflictos que han originado este éxodo no van a terminarse.

Sabemos que no tenemos un escenario de menor conflicto en este momento. Parece razonable que a todos los niveles, desde el local al mundial, haya una reflexión de cómo resolver esa parte cualitativa de la manera más fácil. Si ese 0,25% lo trajéramos a España [en proporción a la población española] estaríamos hablando de unas 119.000 personas. Para nosotros ahora es impensable, pero no es una cantidad que un país no pueda asumir, teniendo en cuenta que es una cifra más o menos constante. Ahora casi el 50% de los refugiados los soportan entre apenas media docena de países. Países más pobres que dan lo que tienen, mientras nosotros damos lo que nos sobra. Turquía, Líbano, Pakistán, Irán...

¿De cuántos refugiados o asilados estamos hablando ahora mismo?

En 2014 se registraron en Castilla y León 53 peticiones de asilo. En España la media de solicitantes de asilo es de unos cuatro mil al año, aunque se esperan 18.000 en 2015 [no hay datos oficiales aún, pero la cifra de 2015 se aproximará bastante, asegura Bruel] . Estamos a cien mil de diferencia de la extrapolación de ese 0,25%.

Una experiencia para cambiar de visión

  • Bruel viajaba en un avión que hizo escala en Nairobi cuando subieron a él cien somalíes de una tribu «con las bolsas de Acnur». Volaban a Virginia, en EEUU, y le pidieron ayuda a través de un chico de 14 años para acomodarse en el avión. Para saber cómo comer en aquellas bandejas. Y entonces, asegura, pensó en qué sería de ellos. «El chico y su hermana se adaptarían. Su madre se quedaría en casa. Y su padre, si encontraba trabajo... Eso cambió mi forma de ver a los refugiados».

¿Ycómo es la acogida que se encuentran en España?

Cuando los refugiados provenían de Latinoamérica la integración era muy fácil porque no había barrera idiomática. El proceso completo de las personas refugiadas es de un mes para admitir a trámite el expediente, seis meses para resolverlo y luego pasan 18 ó 24 meses de apoyo para recibir una vivienda, autonomía personal, etc. En 24 meses, sin la solidaridad de alrededor, ¿tienes tiempo de adaptarte a una sociedad en la que no tienes ningún lazo, ninguna red social? Aquí hay varios elementos. El derecho a ser refugiado, la justicia que te da ese derecho y te asegura un trato justo, y después un mecanismo que es la solidaridad. Y si no lo tienes, la integración es imposible. La integración se produce porque la solidaridad capilariza y facilita que eso pase. Si tú eras catedrático en tu país de origen y la solidaridad de las universidades españolas no existe, estás perdido. Porque tu mundo es la vida universitaria. Una vez, en un centro nuestro de Puente Genil, abrí la puerta de un aula y la pizarra estaba llena. Había un chico ruandés escribiendo en la pizarra. Le pregunté qué hacía y me dijo que estaba impartiendo la clase de la universidad. Era catedrático, y para no perder la práctica de dar las clases, se imaginaba que tenía a los alumnos y daba cada día la clase que le tocaba según el programa. Tiene el derecho. Tiene la justicia que le garantiza el derecho. Pero después esa persona, cuando hayan pasado los 24 meses, si no hay un entorno en el que pueda fácilmente desarrollarse, en este caso el universitario, está perdida.

Y algo dramático y que ha sido polémico por su exposición en los medios de comunicación. Los niños. Un 50% de los refugiados, según sus datos, son niños.

Y el niño tiene más facilidad para integrarse, pero también hay otra vertiente. Lo que él viva de cómo es tratada su familia lo va a heredar en forma de posición ante la vida. Porque los niños no reaccionan por lo que les hagan a ellos, sino por lo que han visto que les han hecho a sus padres. Que es el problema que está ocurriendo en las comunidades musulmanas inglesas o francesas. La reacción no es de los padres que vinieron como refugiados, sino de los padres que se rebelan ante cómo fueron tratados los padres.

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