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El Banco de Alimentos ayudó a 17.825 personas el año pasado, un 16% menos que en 2014

El Banco de Alimentos ayudó a 17.825 personas el año pasado, un 16% menos que en 2014

La entidad constata leve recuperación económica, pero también un aumento de la pobreza crónica en un segmento de la población de entre 40 y 45 años

Jorge Moreno

Lunes, 11 de enero 2016, 06:56

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El Banco de Alimentos de Valladolid, a través de las 178 entidades públicas y privadas que colaboran con esta organización, registró el pasado 2015 un descenso del 16% en el número de personas que atendió y que se encontraban necesitadas de productos para comer o subsistir.

Si en los años crudos de la crisis, que arrancó en 2008, esta organización no gubernamental se convirtió en un termómetro del estado de necesidad de muchas de las familias vallisoletanas, víctimas del desempleo y de los recortes, este año 2016 que ha comenzado ha constatado un ligero retroceso de las personas a las que atendió en 2015.

Según datos del colectivo de ayuda social, han sido 3.549 las personas que dejaron de acudir a demandar aceite, leche, azúcar, pasta, arroz, legumbres, conservas, queso, chocolate y otros productos que eran repartidos a las parroquias, ayuntamientos, Cruz Roja, Cáritas o residencias de ancianos.

Durante los doce meses del 2014, el Banco de Alimentos de Valladolid atendió a 21.374 personas, mientras que en el año que ha terminado esta cifra fue de 17.825. De ellas, 9.498 recibieron alimentos entregados a asociaciones cívicas o consistorios de la provincia, como los de Cabezón de Pisuerga, Matapozuelos, Olmedo o Pollos, entre otros.

Las 48 parroquias de la provincia atendieron el pasado año a 3.784 necesitados, mientras que las residencias repartieron alimentos de forma periódica a otras 1.521 personas.

Además de este reparto por medio de entidades que colaboran, la Fundación Banco de Alimentos de Valladolid ha gestionado la distribución de productos para otras 1.822 personas. En este caso, los paquetes de comida entregados procedieron del Fondo Europeo de Atención a Desfavorecidos (FEAD), una contribución que se hace anualmente desde la UE.

Las entregas de alimentos por parte de la Unión Europea se realizan en Valladolid periódicamente de modo que se les facilitan productos no perecederos para dos meses y a lo largo de tres veces al año.

2014, el peor

Los datos de la Fundación constatan que en Valladolid desde que comenzó la crisis el peor año ha sido el 2014, ejercicio en el que más personas demandaron alimentos.

Si en el 2013 fueron alrededor de 20.000 (13.000 de ellas recibieron alimentos por medio de entidades como Cáritas, Cruz Roja o parroquias, y otras 7.000 lo hicieron a través de los excedentes de producción que repartía la UE), en 2014 las personas que acudieron fueron 21.374.

No obstante, desde el Banco se recuerda que hasta el pasado mes de julio, la demanda de personas que no tenían para comer seguía alcanzando puntas interanuales de 23.000.

La llegada del periodo estival, y la incentivación del mercado de trabajo con sueldos mileuristas, recuerdan, hizo que muchos de los necesitados dejasen de ir a las entidades de reparto. En otros casos, la ayuda de alimentos que se distribuía desde la UE en los meses de febrero, junio y noviembre ha sido suficiente como para dejar de ser demandantes del Banco.

Por otra parte, el Ministerio de Agricultura tiene un acuerdo con las organizaciones agrarias mediante el cual el Gobierno se compromete a recoger parte de los excedentes del campo para entregarlos a las entidades que colaboran en el reparto de alimentos.

Para poder recibir los productos depositados en las naves de la Fundación, tanto el Banco como las administraciones públicas (la Gerencia de Servicios Sociales, principalmente, es el organismo que lo coordina) analizan la situación personal de los afectados y sus familias. Son trabajadoras sociales las que entrevistan a los peticionarios de comida y estudian si carecen de los recursos económicos con los que hacer frente a un estado de pobreza.

Tras determinar la necesidad, se deriva al afectado a alguna de las entidades que disponen de los alimentos.

«Hasta aquí vienen personas que nunca pensabas que iban a demanda ayuda para comer. Tenemos desde licenciados que no hallan trabajo, hasta gerentes de empresas que se han quedado sin empleo, y que por su edad ya no encuentran una colocación. Vienen también personas con 40 y 45 años, con hijos a su cargo, que han perdido el puesto de trabajo y para los que todavía no hay futuro», explican desde la Fundación, que constatan la presencia de titulados superiores que «después de vender todo lo vendible se ven abocados a ir al Banco de Alimentos. Eso es lo que queda de la crisis».

A finales del mes de noviembre, todos los Bancos de España realizaron campañas de recogidas de productos no perecederos. Los almacenes estaban casi vacíos y la navidad estaba próxima.

Por ello, decenas de voluntarios salieron a los supermercados y grandes superficies para reclamar la colaboración de los consumidores, que sí podían comprar comida. Y se lograron resultados positivos de tal modo que actualmente el Banco de Valladolid dispone de alimentos para hacer frente a una demanda hasta el próximo mes de febrero.

Mermas en grandes superficies

Todas las semanas, el Banco de Alimentos reparte diez kilos por persona de fruta y verdura. Cada martes, llega un camión de 20.000 kilos enviado por encargo del Ministerio de Agricultura. Las grandes cadenas, como Carrefour, Eroski, Día, o El Corte Inglés entregan las «mermas de productos que por su aspecto no se pueden vender», dicen en la Fundación.

«Otras, como Mercadona, colabora con el Banco cuando hay necesidad en algún momento puntual, pero no para entregar las mermas de frutas o verduras, ya que evitan los excedentes. Sí se ofrecen para los comedores sociales», explican.

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