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La Universidad de Valladolid, desbordada por los alumnos que ultiman la tesis doctoral

La Universidad de Valladolid, desbordada por los alumnos que ultiman la tesis doctoral

Los nuevos planes, que encarecen y dificultan el proceso, provoca que en estos momentos existan 321 proyectos que tratan de salir adelante

Antonio G. Encinas

Sábado, 17 de octubre 2015, 11:40

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Quizá, en el registro de la Universidad de Valladolid, haya entrado estos días alguna tesis de las que se iniciaron tras el real decreto de 1985. Es seguro que hay varias que nacieron con la normativa de 1998, y hay un gran número de las que se comenzaron con los decretos de 2005, 2007 y 2011.

Todas tienen como plazo máximo para finalizarse y entregarse el 3 de noviembre.

Pasado ese día, quienes tuvieran alguna tesis doctoral pendiente de finalizar tendrán que acogerse al nuevo programa de posgrado que, entre otras cosas, fija unas tasas de matrícula cercanas a los 500 euros, cuando ahora rondan los 140-150 euros.

Todo esto ocurre porque la normativa de 2011 estableció, al fin, un calendario de extinción de los planes que se acumulaban desde hace treinta años. Cada uno, además, con sus peculiaridades. «Los del 85 tenían que matricularse para el Diploma de Estudios Avanzados (DEA), pero no se exigía matricula, por lo que hay una población amplia de la que no sabemos si siguen con el doctorado o no», explica a modo de ejemplo el vicerrector de Investigación de la UVA, José Ramón López.

«En la nueva norma no se ha incluido ninguna excepcionalidad y se extinguen en febrero del año que viene. Para llegar a tiempo, los doctorandos tienen que depositar sus tesis antes de noviembre de 2015», añade.

Esto ha provocado una especie de esprint de doctorandos que amenaza con colapsar la UVA. Las cifras son esclarecedoras. La media de tesis leídas en la Universidad de Valladolid en los últimos años ronda las doscientas. «A fecha de 30 de septiembre llevamos leídas 216, pero en depósito hay ya registradas 105», confirma el vicerrector. Y no acaba ahí.

«Del 21 al 29 se han depositado 45 tesis. El plazo expira el 3 de noviembre y no se sabe hasta dónde podemos llegar. Ha habido un pico porque quienes depositaban antes del 30 se septiembre no tenían que pagar la matrícula, mientras que quienes lo hacen después tienen que abonar la matrícula del curso siguiente. Y habrá otro acelerón cuando llegue la fecha de noviembre», explica José Ramón López. Si se repiten las cifras, casi podría duplicarse el número de tesis defendidas en la UVA respecto a su media habitual.

Esto provoca problemas administrativos y burocráticos, puesto que registrar una tesis cuenta con una cierta complejidad. Lo explica el vicerrector. «Llegas con la tesis y la tienen que evaluar dos revisores externos.La Comisión de Doctorado echa un vistazo y si ve algo extraño, como que los informes no sean suficientemente comprometidos, pueden pedir un tercer informe a un especialista.Si la tesis pasa este filtro de calidad se nombra el tribunal, que tiene que cumplir unos requisitos.Gente con sexenios, con labor de investigación reconocida... Si los cumplen, se nombra el tribunal y la tesis se defiende.Ahora mismo tenemos una sobrecarga enorme en la Comisión de Doctorado, porque no es un mero trámite».

Un cambio a la europea

Pero si el cambio en el volumen de tesis defendidas es importante, más lo será lo que supone, conceptualmente, el nuevo decreto que regulará los doctorados. «La normativa impone un cambio importante. Hay un horizonte claro, con tres años para poder realizar la tesis doctoral, con una prórroga casi automática para un cuarto año y una prórroga excepcional para un quinto año», señala López. La duración media de elaboración de una tesis en Europa ronda los cuatro años.

El objetivo final es revalorizar una figura, la de doctor, que es la máxima que ofrece una universidad. No sirve de nada contar con trescientos doctorandos sumergidos, cuyas tesis nunca verán la luz porque hace años que las abandonaron. «La Universidad debe comprometerse con la calidad, con el proceso de evaluación. El nuevo Real Decreto introduce el concepto de Escuela de Doctorado, que tiene que ir dotándose de contenidos y de un proyecto institucional», señala José Ramón López.

El decreto 99/2011 define este concepto como «la unidad creada por una o varias universidades y en posible colaboración con otros organismos, centros, instituciones y entidades con actividades de I+D+i, nacionales o extranjeras, que tiene por objeto fundamental la organización dentro de su ámbito de gestión del doctorado, en una o varias ramas de conocimiento o con carácter interdisciplinar».

La Universidad de Valladolid ya ha dado los primeros pasos para constituir su Escuela de Doctorado. El director es el catedrático Yannis Dimitriadis, catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación.

El reto, según explica el vicerrector de Investigación, es conseguir que el título de doctor adquiera la relevancia que merece, pero no solo en el ámbito académico. «En europa se exige mucho la formación transversal. Debemos acabar con la idea de que el doctorado solo es necesario para la vida académica», dice.

Y pone un ejemplo. «En Europa la tasa de empleabilidad de los doctores está por encima del 97%. Y especialmente doctorados en Humanidades, porque las empresas necesitan gente con otras habilidades». La clave está, asegura López, en el perfil investigador, que se identifica como propio de alguien resolutivo ante los problemas.

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