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Miguel Bosé, durante el concierto celebrado ayer en la plaza de toros de Laguna.
Miguel Bosé encandila al público en la plaza de toros de Laguna

Miguel Bosé encandila al público en la plaza de toros de Laguna

Miles de personas saborearon el guiso de carne de toro con patatas en el área recreativa de Los Valles

jesús nieto

Domingo, 6 de septiembre 2015, 11:11

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Los incondicionales de Miguel Bosé ya habían tomado su asiento en la plaza de toros a las diez de la noche de ayer para no perder detalle de uno de los conciertos más esperados. Una primera aparición con la indumentaria blanca, con la que promociona su último espectáculo Amo Tour, y una sorprendente puesta en escena, donde la tecnología ocupa un lugar protagonista, aventuraba una de esas noches inolvidables.

Ocho músicos y seis pantallas gigantes de led proyectaban imágenes con una sucesión de figuras literarias, futuristas, astronómicas, retazos de aritmética o de biología marina, con las que el cantante pretendía hacer partícipe al público «de todo lo que me ha interesado en la vida, desde mi niñez hasta el día de hoy».

Bosé arrancó el espectáculo con Amo, Encanto y Libre de amores, tres canciones de su nuevo álbum, Amo, el vigésimo disco de estudio de su carrera. Tras la presentación de rigor, el cantante hizo un repaso a través de temas convertidos ya en himnos para varias generaciones: de Sevilla a Morena Mía, pasando por Si tú no vuelves, El hijo del Capitán Trueno o Nena. Ya avanzado el espectáculo, el cantante levantó al público con canciones como Bandido y otras de su repertorio de sus cuarenta años de carrera. Y es que, en palabras del propio Bosé, este disco es una declaración de amor por sus hijos, por su padre y por el conocimiento.

Mucho antes, por la mañana, aunque los miles de comensales que se congregaron en el área recreativa de Los Valles coincidían en señalar que la carne de toro con patatas estaba buenísima, el alcalde de Laguna y concejal de Festejos, Román Rodríguez de Castro, anunció que haría todo lo posible por traer el año que viene la paella en lugar del guiso: «Nos cuesta algo más, pero mucho vecinos me lo han pedido», aclaró.

«Anoche no salimos para estar en perfectas condiciones en la fiesta de hoy», reconocía Aitor Hermoso, un peñista veinteañero que ayer no quiso faltar a la cita del Día de las Peñas. «Nos gusta quedar pronto en la peña para preparar las cosas y tener todo listo para venir a Los Valles sobre las doce o la una del mediodía». Aitor es uno de los quince ¬miembros de la peña El Reskoldo. Su jornada de ayer se prolongó tras la comida en recibir a amigos en la peña y cenar en las casetas de la Feria de Día.

Como Aitor, miles de laguneros acudieron ayer a Los Valles para comer la tradicional carne de toro con patatas con la que se celebra el Día de las Peñas. «Este año han llegado los peñistas un poco más tarde que en ediciones anteriores porque como por la noche hubo conciertos, pero ahora el ambiente es fenomenal y la gente está disfrutando del día. Esperemos que las cinco mil raciones sean suficientes», señalaba el regidor mientras repartía raciones a los presentes.

Y para que todos degustaran el guiso, la cantidad de ingrediente se incrementó ayer en sesenta kilos de carne y otros cincuenta kilos más de patatas en relación a otros años. En total, fueron 518 kilos de carne, 850 kilos de patatas, cuatro kilos de pimentón, 20 kilos de sal, una errada de orégano y unos mil litros de agua los que conformaron un enorme puchero para cinco mil personas.

Organizar todo esto lleva su tiempo y, por eso, hace quince días que el carnicero preparó y picó la carne para que tuviera un tamaño ideal. Luego la guardó en cámaras para que se fuera asentando. El viernes por la tarde, Jesús Martín empezó a preparar todos los cacharros, «que son muchos por la cantidad de comida que hay que cocinar». Ya ayer, la faena comenzó sobre las 9:45 horas, cuando se encendió el fuego: «Empleamos de dos a tres horas para que sea un cocinado lento y el resultado es muy bueno porque queda muy blandita y jugosa», explicó Martín.

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